La italiana Pia Pera revisa el mito de Lolita en su primera novela
"Lolita no era perversa, ni morbosa. Era fresca, verdadera, natural". Eso dice la escritora italiana Pia Pera (1956), que en su primera novela, El diario de Lo (Plaza y Jan¨¦s), gran ¨¦xito de ventas en su pa¨ªs, ha retomado el personaje creado por Vladimir Nabokov en 1958. Diario ficticio y juego metaliterario, la novela es adem¨¢s "una reflexi¨®n sobre los mitos er¨®ticos", una reacci¨®n contra la "extra?a ausencia de la mitolog¨ªa en la edad moderna".La idea surgi¨® de la pasi¨®n de Pera por Lolita. La n¨ªnfula mitad inocente mitad provocadora que nada m¨¢s ser inventada por el escritor ruso-americano -y filmada por el cineasta Stanley Kubrik- se convirti¨® en parte fundamental de la moderna imaginer¨ªa sexual absorbi¨® la vida de la escritora: "La literatura es de alguna forma la mitolog¨ªa contempor¨¢nea. Hay personajes literarios que se convierten en mitos, y es inevitable que entren en las vidas y los textos de otros: la mitolog¨ªa es una necesidad del ser humano".
Pero son malos tiempos para los mitos, reducidos tantas veces a las portadas de la prensa amarilla. "La familia real brit¨¢nica, los actores... son un olimpo muy bajo", dice Pera. "Por eso, es casi un deber de los escritores revisar los mitos desde la posmodernidad".
?Es la suya una Lolita vista en clave feminista? "No. Aunque puede leerse as¨ª, ¨¦sa ser¨ªa una lectura anticuada, al menos en Italia. Yo la veo desde el punto de vista de la lucha de los ni?os contra los adultos: Humbert era un artesano de la explotaci¨®n infantil; tras ¨¦l, lleg¨® la explotaci¨®n de ni?os en Asia, el turismo sexual, el tr¨¢fico de ¨®rganos. Con Lolita nace el sabor de nuestro tiempo. Los experimentos at¨®micos, cient¨ªficos, psicol¨®gicos, los congelados, la televisi¨®n... Todo lo que marca nuestra vida actual nace al mismo tiempo que Lolita".
Cheque sin fondos
La nueva versi¨®n arranca en la editorial Olympia Press: all¨ª, Do lores Maze cuenta que el cheque que le dio Humbert poco antes de morir no ten¨ªa fondos. Necesita vender el diario que escribi¨® durante su viaje conjunto - "interminable, una verdadera tortura"_ para mantener a su marido sordo, Richard Schlegel, y a su hijo de cinco a?os, que tampoco oye. Lolita no muri¨® de parto, como quiso Nabokov. Humbert tambi¨¦n vive todav¨ªa: tiene 85 anos, una mujer joven, juega al te nis y al ajedrez...Pera explica que intent¨® que su libro fuese un duelo con el de Nabokov: "Hay un punto suyo y otro m¨ªo, pero trato de crear la sensaci¨®n de que es un diario verdadero". Para ello, viaj¨® a Estados Unidos, visit¨® los escenarios de la novela, se sent¨® en las mismas aulas que pis¨® Lol¨ªta... "A Nabokov le hubiera gustado todo esto", concluye Pera. "Quiso representarla bajo la luz desnuda y nunca pudo. Ella era su verdadera obsesi¨®n, pero el libro trataba sobre Humbert. Aunque no es gratuito que su primera visi¨®n de Lolita la tuviera viendo una mona en de una jaula: la sent¨ªa como una prisionera".
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