?Por qu¨¦ es tan interminable el esc¨¢ndalo de los GAL?
Acabo de regresar de un viaje de seis semanas, la mayor parte de las cuales las he pasado con mi familia en Oreg¨®n, disfrutando de las nevadas y los paisajes nevados, visitando a amigos en granjas apartadas, sufriendo retrasos por las inundaciones y manteniendo el contacto con Espa?a s¨®lo mediante contadas llamadas telef¨®nicas. En el avi¨®n en que regresaba a casa, las azafatas repartieron peri¨®dicos espa?oles y le¨ª, entre otras cosas, que Amedo hab¨ªa cambiado su historia nuevamente, que se est¨¢n dirigiendo nuevas acusaciones de conducta indebida contra varios jueces, que ETA acaba de cometer otro asesinato en Madrid, que los portavoces de varios colectivos vascos niegan la legitimidad de una entidad artificial pero opresiva a la que a veces se hace referencia como "Espa?a", etc¨¦tera. Y en el contestador autom¨¢tico de mi casa escuch¨¦ un mensaje telef¨®nico de un colega estadounidense que me preguntaba si me importar¨ªa intentar ayudarle a comprender por qu¨¦ el caso GAL "parece no llegar a parte alguna".En los siguientes p¨¢rrafos intentar¨¦ ofrecer lo que yo entiendo de esta serie continua y terrible de muertes y cr¨ªmenes pol¨ªticos asociada a los acr¨®nimos ETA y GAL. El primer problema tiene que ver con el papel de ETA en la historia espa?ola reciente. Durante los ¨²ltimos a?os de la dictadura de Franco, ETA y CC OO fueron los l¨ªderes m¨¢s eficaces de la resistencia clandestina a la dictadura. Pero tras la muerte de Franco CC OO se comprometi¨® a colaborar en la construcci¨®n de una democracia pluralista en toda Espa?a, mientras que ETA se comprometi¨® con la lucha por un Estado vasco independiente de una naturaleza vagamente revolucionaria y anticapitalista. Tanto es as¨ª que ETA ha matado a muchas m¨¢s personas y llevado a cabo muchos m¨¢s atentados indiscriminados tras el establecimiento de la democracia parlamentaria que durante la dictadura.
Aunque en la era pos-Franco ETA no disfrut¨® nunca m¨¢s que de un m¨¢ximo del 15% de apoyo entre la poblaci¨®n vasca, y sufri¨® tambi¨¦n divisiones internas por el liderazgo y las t¨¢cticas, result¨® en cualquier caso imposible para los primeros Gobiernos democr¨¢ticos constitucionales frenar los cada vez m¨¢s frecuentes atentados y secuestros. Creo que hay tres motivos principales que explican este fracaso durante los a?os 1976-1983 aproximadamente. Uno fue que aunque la amplia mayor¨ªa de los electores vascos rechazaba a HB, el brazo pol¨ªtico de ETA, el violento movimiento independentista disfrutaba de un apoyo mayoritario, o casi mayoritario, en una serie de peque?as poblaciones y zonas rurales. Pudo, por tanto, mantener refugios eficaces, zonas de reclutamiento y una pretensi¨®n plausible de apoyo popular en esas zonas.
Una segunda raz¨®n fue la naturaleza de las fuerzas policiales a disposici¨®n de los nuevos Gobiernos constitucionales. El escaso adiestramiento, los salarios bajos, el poco prestigio, la tortura frecuente de sospechosos, el chantaje interno entre las facciones rivales y la extendida corrupci¨®n monetaria caracterizaron a las fuerzas policiales espa?olas no s¨®lo durante la dictadura sino en el pasado en general. Los primeros Gobiernos constitucionales establecieron la libertad pol¨ªtica, concedieron amplia autonom¨ªa regional, reformaron las Fuerzas Armadas y las pusieron bajo control civil. Pero siguieron dependiendo, sin reformas significativas ni cambios de personal, de la polic¨ªa y de gran parte de la Administraci¨®n civil que hab¨ªan heredado de la dictadura. No cabe duda de que esto ¨²ltimo fue parte del precio a pagar por la transici¨®n pac¨ªfica. No obstante, en relaci¨®n a lo que estamos tratando, signific¨® que la tortura se emple¨® con regularidad en la lucha contra ETA y que muchos vascos que no ten¨ªan ninguna simpat¨ªa a ETA sintieron, sin embargo, que segu¨ªan viviendo bajo una dictadura militar.
El tercer factor que impide alcanzar la soluci¨®n al problema terrorista es la actitud ambigua de muchos de los dirigentes pol¨ªticos y religiosos de los nacionalistas vascos. La doctrina nacionalista, tal como se formul¨® en la ¨²ltima d¨¦cada del siglo pasado, inclu¨ªa afirmaciones de diferencia racial (se deduce que era superior) que eran normales (aunque err¨®neas) en esa ¨¦poca, y que han sido completamente superadas en el siglo transcurrido. Pero todav¨ªa forman parte del modo de ser psicol¨®gico vasco y de muchas otras variedades de nacionalismo en el mundo contempor¨¢neo. El elemento racista de su nacionalismo hace imposible que los nacionalistas rechacen completamente el terrorismo cuando quien lo comete son sus sobrinos y sobrinas antropol¨®gicos; y les inclina, como hacen pr¨¢cticamente todos los nacionalistas en todas partes, a echar la culpa de todos sus problemas a aquellos que no comparten, o valoran, o entienden, su "cultura" ¨²nica.
Todav¨ªa no sabemos exactamente c¨®mo se formaron los GAL ni qui¨¦n exactamente fue responsable y hasta qu¨¦ punto de sus cr¨ªmenes. Pero evidentemente formaban parte de un intento desesperado del Gobierno central de reducir el n¨²mero de cr¨ªmenes de ETA en un momento en el que ni el Gobierno aut¨®nomo vasco ni el vecino Gobierno franc¨¦s estaban dispuestos a cooperar totalmente en la lucha contra el terrorismo vasco. A costa de secuestrar a la gente equivocada y de asesinar a varios sospechosos detenidos, los GAL redujeron considerablemente el poder de ETA en los a?os 1983-1985. Pero en la d¨¦cada siguiente el Gobierno del PSOE se vio desacreditado por los cr¨ªmenes no reconocidos ni resueltos cometidos por polic¨ªas oficiales y extraoficiales a su servicio.
La ambigua actitud de Francia y de los nacionalistas vascos facilit¨® el continuado -aunque reducido- ¨¦xito de ETA. El ¨²nico acto pol¨ªtico que pudo haber superado la dial¨¦ctica mortal entre ETA y la polic¨ªa espa?ola fue la formaci¨®n en 1987 de la Mesa de Ajuria Enea, un acuerdo aparentemente firme entre todos los partidos pol¨ªticos vascos excepto HB, para colocar la lucha contra ETA, y en favor de la m¨¢s escrupulosa legalidad, a la cabeza de las muchas cuestiones pol¨ªticas que separan a los partidos nacionalistas de los "espa?olistas" en el Gobierno civil del Pa¨ªs Vasco. Pero la violencia callejera de los j¨®venes seguidores de HB y los continuos secuestros y asesinatos de ETA han obligado a los nacionalistas una vez m¨¢s a "explicar" o "comprender" los cr¨ªmenes de sus paisanos vascos.
Este esc¨¢ndalo que dura ya una d¨¦cada contin¨²a sin soluci¨®n porque ninguna de las primeras autoridades de la vida pol¨ªtica espa?ola y vasca est¨¢ dispuesta a aceptar la responsabilidad por toda esta situaci¨®n ponzonosa. El PSOE se niega a aceptar ni la responsabilidad pol¨ªtica ni la responsabilidad individual espec¨ªfica por hechos que ocurrieron cuando estaba en el poder. Los nacionalistas encuentran circunstancias extenuantes en la incapacidad de "Espa?a" para entender las leg¨ªtimas exigencias del nacionalismo vasco. El PP se beneficia de la desgracia del PSOE, sin la cual casi con toda seguridad no estar¨ªa en el poder. Y as¨ª todos tienen motivo para alegrarse de la lentitud y la complejidad del proceso judicial que promete enterrar la verdad bajo una monta?a de incomprensibles detalles de procedimiento y, de paso, desacreditar a la judicatura.
Tengo un par de preguntas finales personales. ?D¨®nde est¨¢n las figuras pol¨ªticas educadas sin partidismos que sirvieron en los primeros Gobiernos de transici¨®n? ?D¨®nde est¨¢n los nacionalistas vascos y catalanes capaces que podr¨ªan hacer de Espa?a (no "el Estado espa?ol") una naci¨®n de nacionalidades democr¨¢tica y pr¨®spera? Entre ETA y la herencia de los GAL, la democracia espa?ola est¨¢ seriamente en peligro por primera vez desde el final de la dictadura de Franco.
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