Jos¨¦ Luis Sampedro afirma que escribe "por el cari?o de la gente"
El novelista recibe un homenaje en Madrid por su 80? cumplea?os
Su vida han sido dos amores, la literatura y la econom¨ªa, pero uno de ellos se ha impuesto finalmente: "Ahora compro el peri¨®dico y lo primero que hago es prescindir de las p¨¢ginas econ¨®micas". Sampedro, que cumpli¨® ayer 80 a?os, fue homenajeado en Madrid por lo que llam¨® "colegas por partida doble": Lourdes Ortiz, Joaqu¨ªn Estefan¨ªa y Joaqu¨ªn Leguina. Junto a ellos, un auditorio entregado representando a los miles de lectores del escritor. ?La raz¨®n?: "Yo escribo lo que soy, y escribo por el cari?o de la gente".
, Durante el acto, celebrado en la librer¨ªa Crisol de la calle Galileo de Madrid, Sampedro mostr¨® un humor excelente. Bromista y nada solemne, el escritor se atrevi¨® incluso a silbar a pleno pulm¨®n unos acordes de ¨®pera. Pero las palabras de sus autodenominados disc¨ªpulos dejaron entrever su dignidad. Leguina lo llam¨® "maestro de una generaci¨®n" y "economista oscurecido por un gran escritor". "Hombres como ¨¦l son muy necesarios en d¨ªas de temor a la econom¨ªa", afirm¨®. Estefan¨ªa indic¨® que Sampedro es "una de las personas que nos ayudan a escapar del pensamiento ¨²nico liberalista", y Lourdes Ortiz destac¨® su capacidad para "expresar la ternura y un universo de sentimientos que nos llevan a la reflexi¨®n, al sue?o o la sensualidad".El autor de La vieja sirena explic¨®: "Mi biograf¨ªa esencial est¨¢ en mis libros. Pero la literatura me ha dado una cosa m¨¢s importante que la posibilidad de reflejarme en ella: la sensaci¨®n de afecto de la gente. Eso es lo que me hace m¨¢s feliz. Lo m¨¢s bonito de mi vida ha sido poder conocer gente a trav¨¦s de mis libros. Gente que no hubiera conocido de no ser por mis novelas, cartas muy cordiales... Eso es lo m¨¢s valioso".
?M¨¢s que la satisfacci¨®n personal de escribir? "Bueno, antes est¨¢ eso, s¨ª. Siempre he escrito por necesidad. Y durante 40 a?os lo he estado haciendo sin ¨¦xito ni ninguna otra ventaja". Desde Congreso en Estocolmo (1952), exactamente. Y si no siempre con gran ¨¦xito que empezar¨ªa ya con Octubre Octubre, "mi libro m¨¢s importante, quiz¨¢s no en cuanto a la calidad, sino para m¨ª mismo, y tambi¨¦n para mis lectores, seg¨²n he ido sabiendo", s¨ª contando en todo momento con la complicidad de un p¨²blico que ha ido devorando una tras otra novelas como El r¨ªo que nos lleva (19 ediciones), Real sitio, La sonrisa etrusca (42 ediciones), La estatua de Adolfo Espejo o La sombra de los d¨ªas.
"Me siento igual hoy que cuando ten¨ªa 79 a?os", cont¨® Sampedro antes del homenaje. "Dentro de mis limitaciones, estoy bien. Me levanto temprano, escribo un poco, me acuesto un rato despu¨¦s de comer, paseo, y algunos d¨ªas ceno con mi hija y con mi nieto. Yo soy poco jaranero". Pero estos d¨ªas -estos meses-, el acad¨¦mico y ex catedr¨¢tico de Estructura Econ¨®mica se encuentra en lo que llama "la etapa inicial" de una nueva novela, La caja de postales. Un proyecto de ficci¨®n nacido a partir de un objeto real: "Era una caja con 1.600 postales que coleccion¨® una t¨ªa m¨ªa que muri¨® en 1936. Empiezan en 1903 y acaban en el veintitantos. Muchas de ellas est¨¢n escritas, largamente escritas adem¨¢s, porque antes las postales se usaban para contar cosas, no como ahora que se usan para no decir nada. La historia se cuenta a trav¨¦s de dos personajes, que las comentan, las interpretan, las recuerdan".
Sigue manteniendo la cabeza clara, r¨¢pida. Y su leve escepticismo de expatriado, compensado siempre en la superficie de los hechos a base de ese proverbial rigor documental en el trabajo, que le llev¨®, por ejemplo, a empaparse en el dialecto calabr¨¦s para dar credibilidad al entra?able abuelo de La sonrisa etrusca. "No lo hago por erudici¨®n, aunque tal vez haya ah¨ª algo de contagio del cient¨ªfico. Lo hago sobre todo porque conocer los datos reales me ayuda a creerme la historia. Y en literatura, ya se sabe, es mucho m¨¢s importante la verosimilitud que la verdad. Pero prefiero que se me considere un escritor honesto, que pone los cinco sentidos en lo que hace, antes que un autor cient¨ªfico".
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