La historia de la salsa, en 35 mil¨ªmetros
'Yo soy del son a la salsa' re¨²ne en un documental a los salseros de Cuba y EE UU
"Nunca antes se hab¨ªan reunido tantos artistas para contar la historia de nuestra m¨²sica" asegura Issac Delgado. El cantante cubano, representante de las nuevas generaciones de m¨²sicos latinos, es el narrador de una historia que empez¨® hace cien a?os en las monta?as de Oriente, cuando se unieron una guitarra, unas maracas, un g¨¹iro y unas claves para que naciera el son cubano. Es el legado de espa?oles y africanos al que se refiere el pianista Chucho Vald¨¦s en el documental Yo soy del son a la salsa, que re¨²ne por primera vez a los salseros de Cuba y EE UU.
, Yo soy del son a la salsa, de Rigoberto L¨®pez, que gan¨® el premio al mejor documental en el pasado Festival de La Habana y en San Juan de Puerto Rico, recorre la m¨²sica afrocubana desde los or¨ªgenes. "Para nosotros es una cuesti¨®n de identidad cultural", dice L¨®pez. "Pero adem¨¢s se trata de una m¨²sica que ha invadido el mundo, que se est¨¢ bailando ahora mismo en Barcelona, Nueva York o Tokio y, por supuesto, en el Caribe".Con el apoyo financiero de Ralph Mercado, que controla los resortes de la salsa en Estados Unidos, se rod¨® con una ¨²nica c¨¢mara durante diez d¨ªas en Nueva York, cuatro en Puerto Rico, diez en La Habana y tres entre Santiago de Cuba y Guant¨¢namo.
Durante 107 minutos se suceden las im¨¢genes del Tr¨ªo Matamoros o del Septeto Nacional, se ve a Benny Mor¨¦ -"no naci¨® otro igual", afirma el cantante venezolano ?scar D'Le¨®n- dirigiendo su orquesta, se asiste en el Palladium neoyorquino al encuentro de Machito con el jazz o se rememoran los pasos de baile de P¨¦rez Prado, el aut¨¦ntico rey del mambo.
Figuras legendarias
Tambi¨¦n tocan en Yo soy del son a la salsa, Fania All Stars, la Sonora Ponce?a o El Gran Combo de Puerto Rico. Y hablan figuras legendarias como Arca?o, Cachao y L¨¢zaro Herrera, gigantes de la m¨²sica latina como Eddie Palmieri y Tito Puente o ilustres compositores como Curet Alonso. Pacheco cuenta que ¨¦l y Masucci vend¨ªan discos por las calles de Nueva York e invert¨ªan lo ganado en grabar a artistas nuevos: as¨ª naci¨® el sello Fania.
Rigoberto L¨®pez ha utilizado, para su largometraje documental, materiales de archivo obtenidos de coleccionistas particulares en Estados Unidos y de los fondos del Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematogr¨¢ficos (ICAIC).
El cineasta cubano logra llevar de nuevo a su pa¨ªs, al menos en la pantalla, a Celia Cruz. "Un nombre y una voz, sin los cuales esta historia hubiera sido distinta", asevera Issac Delgado. No hace demasiado que la guarachera era completamente ignorada por las autoridades de la isla. Hasta el punto de no haberla incluido en una enciclopedia de m¨²sica cubana. "Ya era hora de rendirles homenaje a la se?ora Celia Cruz o al maestro Cachao", dice L¨®pez. "Yo esperaba que la gente disfrutara con la pel¨ªcula y se reconociera en ella, aunque nunca pens¨¦ ver gente que saliera llorando. El d¨ªa del estreno en La Habana, en el cine Chaplin, se me acerc¨® Helio Orovio (experto en la m¨²sica cubana) y me dijo: '?M¨ªrame! Me has hecho llorar ocho veces. Y ahora me voy a buscar una botella de ron para seguir llorando'. Hubo que habilitar m¨¢s proyecciones, porque muchos se quedaron fuera. Algunos polic¨ªas que ordenaban la cola, en cuanto empezaba la pel¨ªcula, dejaban todo aquello y entraban en la sala. Y se form¨® la deb?cle", comenta riendo.
En Santiago arrancaron las puertas del cine principal. "Nunca hab¨ªa visto gente bailando dentro de un cine", dice. "Estas reacciones confirman que la cultura cubana es una sola y que las intolerancias hacen mucho da?o", afirma Rigoberto L¨®pez. "La m¨²sica une a los cubanos y les hace sentirse orgullosos. Nada define mejor a Cuba ni al Caribe hispano".
Salsa es la palabra comercial que se adjudic¨® a muchos ritmos del Caribe hispanohablante, especialmente a los de Cuba, y termin¨® por imponerse. Una de las lecciones de Yo soy... es que fueron los puertorrique?os los que alentaron los ritmos afrocubanos fuera de la isla. "Sin ellos se hubieran perdido", reconoce el cubano Juan Formell, de los Van Van. A partir de los a?os sesenta, la influencia de Cuba sobre la m¨²sica bailable internacional qued¨® interrumpida de forma abrupta. Razones: el conflicto con Estados Unidos, la irrupci¨®n de Los Beatles y el apoyo del r¨¦gimen castrista a la Nueva Trova. -
Para Rigoberto L¨®pez, puertorrique?os, paname?os, dominicanos, venezolanos o colombianos no s¨®lo mantuvieron con vida la m¨²sica afrocubana, sino que la enriquecieron, y a su vez influyeron en los cubanos. Una noche de 1996, en Tropicana, act¨²a la orquesta de Adalberto ?lvarez: "Somos de una raza que no para de cantar, que no puede vivir sin bailar. Somos latinos, somos rumberos".
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