De c¨®mo aquietar la mente
Los centros que imparten clases de yoga son cada vez m¨¢s numerosos en la capital
, Prisas, muchas cosas en la cabeza... vivir en Madrid es muchas veces estresante. Por ello, cada vez son m¨¢s las personas que recurren al yoga como m¨¦todo para aquietar la mente. Censurado por el franquismo, que ve¨ªa en ¨¦l una amenaza para la juventud al relacionarlo con el hyppysmo m¨¢s contestario o con peligrosas sectas for¨¢neas, el auge del yoga en Espa?a se dio en los a?os ochenta. Desde entonces no s¨®lo no ha perdido- inter¨¦s, sino que cada vez son m¨¢s sus seguidores, algunos tan conocidos como el vicepresidente del Gobierno Rodrigo Rato y su mujer, el futbolista Emilio Butrague?o, la financiera Alicia Koplowitz, los actores Javier Bardem y Gemma Guill¨¦n Cuervo, la cantante Alaska o la periodista Carmen Sarmiento.En muchos de los 38 centros culturales p¨²blicos que existe en el municipio de Madrid, y en m¨¢s de una parroquia, se ense?a yoga. A esto hay que anadirle las muchas academias, m¨¢s o menos serias, que hay en la ciudad y cuyo n¨²mero es imposible calcular. Basta con acercarse a un restaurante vegetariano o a un centro naturista para encontrar numerosos anuncios. Existe incluso una llamada Asociaci¨®n de Profesores de Yoga y, tambi¨¦n, una escuela de profesores que ofrece cursos de tres a?os en fines de semana.
Uno de los pioneros del yoga en Madrid es Ramiro Calle, quien a sus 53 a?os de edad lleva 25 ense?¨¢ndolo. Por su centro, Shadak, adonde acuden entre 600 y 700 alumnos, han pasado cerca de 150.000 madrile?os. Eso sin contar cursos especiales como el que ha impartido a funcionarios del Ministerio de Asuntos Exteriores y del Banco de Espa?a.
"Cuando comenc¨¦, el yoga era completamente desconocido en Espa?a. Estaba censurado, y hasta se metieron conmigo y con mis libros", recuerda el maestro. "Me iniciaron amigos latinoamericanos, y aunque me form¨¦ en Espa?a", aclara, "pronto empec¨¦ a viajar a Oriente para aprender de los grandes maestros". Calle ha estado 43 veces en la India y publicado 110 libros.
En uno de sus viajes conoci¨® a unos misioneros jesuitas catalanes que practican el yoga y la meditaci¨®n en Bombay. "No se cortan el pelo, visten de naranja y se hacen llamar swamis (monjes). Se han convertido en aut¨¦nticos sadus (santones asc¨¦ticos hind¨²es). As¨ª que forman una curiosa simbiosis entre jesuitas y sadus", dice Calle con respeto. Y a?ade: "Tambi¨¦n en Madrid, las monjas de Los Molinos y los monjes benedictinos lo han practicado".
Los beneficios del yoga son muchos. Su pr¨¢ctica aumenta el riego sangu¨ªneo, act¨²a como una acupuntura natural masajeando nervios, ¨®rganos y gl¨¢ndulas, previene las enfermedades propias de la edad, como la artritis o la artrosis, y es eficaz contra el asma y las dolencias cardiacas. Ps¨ªquicamente ayuda a modificar la actitud personal haci¨¦ndola m¨¢s positiva, cura conflictos neur¨®ticos, proporciona paz interior y mejora la relaci¨®n con uno mismo y con los dem¨¢s. Cada vez son m¨¢s los m¨¦dicos y psic¨®logos que lo recomiendan para superar el s¨ªndrome de abstinencia. Tambi¨¦n para superar enfermedades como el alcoholismo o la esquizofrenia. "En esta sociedad que produce tanta insatisfacci¨®n, el yoga es ¨²nico para relajarse y resolver problemas de angustia o ansiedad", dice Calle.
Por su parte, el centro Sivananda Vedanta de Madrid fue fundado en 1973 por swamiVishnuevananda, disc¨ªpulo directo de swami Sivananda, un maestro espiritual nacido en la India a finales del siglo pasado. Existen 40 centros Sivananda de ense?anza del yoga repartidos en todo el mundo y cinco ashram, lugares de formaci¨®n donde se ense?an a nuevos profesores. Cada centro es en realidad un monasterio. En el de Madrid viven tres monjes, un alem¨¢n, un madrile?o y una mexicana. Hind¨²es de adopci¨®n , siguen una estricta dieta vegetariana y visten t¨²nicas de color naranja. "Simboliza la pureza del fuego y recuerda los votos de renuncia a que estamos sometidos: castidad, celibato, desprendimiento de bienes materiales y dedicaci¨®n a la pr¨¢ctica y ense?anza del yoga", dice su director, swami Sivadasananda, nacido hace 36 a?os en M¨²nich.
En sus clases no existe ning¨²n adoctrinamiento ni otra ense?anza que no sea la y¨®guica. "El yoga es una tradici¨®n universal y milenaria originaria de la India, por lo que su ense?anza est¨¢ repleta de tradiciones hind¨²es. Su pr¨¢ctica es muy cient¨ªfica, pero para comprender su esp¨ªritu hay que conocer la cultura de la India. Una cultura no materialista que vive valores m¨¢s espirituales que la occidental", explica el monje. El centro cuenta con librer¨ªa y tienda de alimentos naturales y de productos orientales. Peri¨®dicamente organiza retiros en casas repartidas en Espa?a y convoca cursos para profesores en el extranjero. Una media de 15 profesores espa?oles colaboran desinteresadamente dando clases.
Muchos de estos iniciados acaban estableci¨¦ndose por su cuenta y crean su propia escuela. Es el caso de Isabel Molillo, antigua disc¨ªpula de Ramiro Calle. Desde hace 12 a?os ense?a en su propia academia, a la que acuden unos 45 alumnos.
Tambi¨¦n la francesa Silvie Bignon, de 47 a?os ha montado su propio centro. "Hace 15 a?os decid¨ª dar un giro a mi vida, dejar mi trabajo y dedicarme a dar clases de yoga en Madrid", recuerda. Su maestro fue su abuelo, Lucien Ferrer: "Abri¨® en Par¨ªs el primer centro de yoga de Francia", dice Silvie. Tiene alrededor de 50 alumnos, pero las clases las da en peque?os grupos.
"Me interesa ante todo la psicolog¨ªa del yoga porque quiero que se conozca la naturaleza de la mente y c¨®mo vivir con ella", dice B¨ªgnon. "La mente es como un jet que te dan, pero sin libro de instrucciones", a?ade. "La mayor¨ªa de mis alumnos", concluye, "vienen para buscar remedio a algo. Cuando llegan dicen: me duele, me encuentro... Pero se acaban sorprendiendo de todo lo que se descubre con el yoga y de su utilidad pr¨¢ctica para vivir mejor en una ciudad estresante como es Madrid".
Shadak. Ayala, 10. Tel¨¦fono 4352328. Ocho clases, 5.000 pesetas. Sivananda Vedanta. Eraso, 4. Tel¨¦fono 361 51 50. Ocho clases de 90 minutos, 6.500 pesetas.
Silvie Bignon. Luis Larra¨ªnza, 43. Tel¨¦fono 416 61 8 1. Dos clases semanales, 9.000 pesetas al mes.
Estudio de Yoga de Isabel Molillo. Cava Baja, 32. Tel¨¦fono 366 24 72. Tres clases semanales, 6.000 pesetas.
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