Retrocede la igualdad
A lo largo de las dos ¨²ltimas d¨¦cadas, la sociedad espa?ola ha experimentado un proceso ininterrumpido de ampliaci¨®n de sus metas pol¨ªticas. La democracia se tom¨® en forma de convivencia y de tolerancia. Las libertades se ejercieron desde la m¨¢s absoluta diversidad y desde el pluralismo. La pol¨ªtica dej¨® de ser una actividad secundaria, adquiriendo la dignidad que nunca deb¨ªa haber perdido; el Gobierno actu¨® en defensa de los intereses globales y generales, alej¨¢ndose de la cobertura prestada hist¨®ricamente a los intereses particulares. La econom¨ªa se capitaliz¨® construyendo un tejido productivo s¨®lido; el progreso hizo que el atraso secular que padeci¨® la sociedad quedara definitivamente roto. Todo ello, participando de forma activa en el proceso de construcci¨®n europea.Cristalizada una nueva sociedad, en ella el papel de las instituciones experiment¨® destacadas modificaciones. Por voluntad pol¨ªtica se dirigi¨® su acci¨®n liberadora hacia la construcci¨®n de una sociedad en la que hubiera un mayor equilibrio entre lo privado y lo p¨²blico; en la que, partiendo del hecho de que la distribuci¨®n de la renta y la riqueza no es sino una manifestaci¨®n del poder, se actuaba con el fin de que la protecci¨®n p¨²blica llegara a los que nunca hab¨ªan tenido poder. La responsabilidad de que esto se consiguiera corri¨® a cargo del Estado, para el que la cobertura de las necesidades sociales b¨¢sicas pas¨® a ser su tarea primordial, a la vez que reduc¨ªa la intervenci¨®n en la actividad econ¨®mica.
El resultado de este doble proceso, de autonom¨ªa de la pol¨ªtica y de explicitaci¨®n de una voluntad reformadora, es de sobra Conocido. Espa?a experiment¨® un elevado desarrollo, a la vez que avanzaba en la igualdad social, al poner en marcha fuertes pol¨ªticas redistribuidoras del progreso material.
Ante la hip¨®tesis -posteriormente confirmada- de que hubiera un Gobierno de derechas, resultaba pertinente especular sobre la durabilidad de las anteriores orientaciones pol¨ªticas. M¨¢s a¨²n porque el PP, desde la oposici¨®n, hab¨ªa se?alado n¨ªtidamente que su preferencia se situaba en el apoyo a las actuaciones, que supon¨ªan un "paso adelante" de la magistratura utilizando la judicializaci¨®n de la pol¨ªtica para destruir al adversario. A la vez que ocultaba su compromiso en el ¨¢mbito de la pol¨ªtica, entendido ¨¦ste como el prop¨®sito de mantener las de integraci¨®n de intereses que ven¨ªa aplicando el Gobierno anterior.
Este interrogante -al ayer y al hoy de la pol¨ªtica espa?ola- conduce inexorablemente a determinar si las relaciones entre el poder y la sociedad tal como las hab¨ªan fijado los socialistas permanecer¨ªan inalteradas o si, por el contrario, habr¨ªan de ser modificadas por el Gobierno del PP. Servir¨ªa para definir la nueva situaci¨®n el signo que pudiera adquirir la pol¨ªtica, ya sea apostando por el equilibrio, ya por la exclusi¨®n, en areas tan sensibles como- la pol¨ªtica fiscal, la pol¨ªtica educativa o aquella que define la articulaci¨®n del Estado y la que delimita la tutela del trabajo.
Ha transcurrido un espacio de tiempo lo suficientemente dilatado como para poder pronunciarse sobre le rumbo adquirido por la pol¨ªtica en Espa?a; para constatar si las modificaciones que han ocurrido han servido para visualizar una singladura diferente, producto a su vez de una gobernaci¨®n distinta cuyo perfil fuera preciso y firme. No quiero ocultar que mi punto de vista est¨¢ te?ido de consideraciones pesimistas, puesto que el panorama pol¨ªtico de Espa?a es hoy m¨¢s incierto' y m¨¢s preocupante que el existente en tiempos- inmediatos. Esta incertidumbre se manifiesta en la gobernabilidad global, donde el Estado asume cada vez menos responsabilidades, si bien donde adquiere intensa gravedad es en el abandono progresivo de la promoci¨®n de la igualdad.
En ninguna pol¨ªtica se han exteriorizado tanto las preferencias ideol¨®gicas del PP como en la pol¨ªtica fiscal. El ataque a todo cuanto signifique capacidad de pago junto con la decisi¨®n de reducir la progresividad del IRPF han sido claras se?as de identidad de este Gobierno. Lo mismo ocurre con el discurso escogido, donde se sostiene que, actuando a favor de la desigual distribuci¨®n de la renta y la riqueza, se crean incentivos -a trav¨¦s del esfuerzo y la innovaci¨®n- que redundan en beneficio de todos. Tanto es as¨ª, que no ha dudado en acomodar la fiscalidad a las conveniencias personales, posibilitando un mensaje tan antiguo como rancio -y sobre todo falso- por el que los ricos y los acaudalados hablan como si fueran altruistas, benefactores y sobre todo defensores del bien com¨²n. Y lo hacen sosteniendo sin rubor que las medidas de desfiscalizaci¨®n de las rentas del capital tienen por exclusiva finalidad crear empleo. Por lo que son r¨¢pida, y entusi¨¢sticamente aceptadas y aplicadas por sus due?os y por quienes desde siempre han venido adoptando las decisiones econ¨®micas al margen de su buena fortuna personal. La realidad es m¨¢s tozuda que la propaganda, lo que hace que la incidencia de tan generosa pol¨ªtica de incentivos en la- ocupaci¨®n est¨¦ pon ver. Antes de que pueda conocerse su efectividad, s¨ª se sabr¨¢ que los da?os en la distribuci¨®n de la carga seran de dif¨ªcil reparaci¨®n.
Ahora bien, el inter¨¦s con el que Aznar y Rato dirigen su pol¨ªtica en pro de los acaudalados s¨®lo es comparable con el silencio que adoptan hacia esos numeros¨ªmos contribuyentes que, por vivir de su trabajo y por dedicar la renta que en ¨¦l obtienen a sostener su nivel de vida, no pueden, no tienen derecho, a ser beneficiarios de esa pl¨¦yade de beneficios fiscales. Ciudadanos que adem¨¢s observan con esc¨¢ndalo que esos mismos dirigentes pol¨ªticos, una y otra vez, buscan c¨®mo hacerles sujetos pasivos de las m¨¢s estrafalarias de las tasas.
"Se progresa con la educaci¨®n y s¨®lo con la educaci¨®n" (Galbraith), por ello la educaci¨®n es un elemento central en el dise?o de las pol¨ªticas econ¨®micas, que se concreta cada a?o en la cantidad que se destina a la inversi¨®n en seres humanos. Ahora bien, su tarea es tan esencial que supera lo estrictamente econ¨®mico, ya que proporciona a los ciudadanos la esperanza de escapar de los niveles inferiores y menos favorecidos para acceder -a trav¨¦s de ella- a los superiores. El decoro social y la estabilidad pol¨ªtica han hecho que para conseguir este objetivo se propicie el adecuado apoyo presupuestario a las escuelas p¨²blicas, ya que es a ellas a donde acude la gran mayor¨ªa de los alumnos. A este apoyo presupuestario no es ajena una fiscalidad progresiva sobre la renta y el patrimonio.
Pues bien, en 1997, por primera vez en 25 a?os, el gasto p¨²blico en educaci¨®n se reduce respecto al ejercicio anterior, las inversiones en centros de secundaria y formaci¨®n profesional caen dr¨¢sticamente, paraliz¨¢ndose con ello la puesta en funcionamiento de la ESO, a lo que se a?ade una destacada reducci¨®n de los gastos de funcionamiento de las escuelas p¨²blicas. Por todo ello la degraci¨®n del sistema p¨²blico de ense?anza comienza. a producirse, y con ella el deslizamiento hacia la escuela privada.
Un buen Gobierno contribuye al progreso y a la igualdad proporcionando certidumbre a la pol¨ªtica y estabilidad a la organizaci¨®n institucional. Acerc¨¢ndose a la realidad espa?ola se ve que el camino seguido por el PP se dirige en sentido contrario, ya que ha mostrado la intranquilidad como carta de la baraja. Para lograr el apoyo necesario en la investidura ha acordado con sus socios parlamentarios la reforma de los sistemas de financiaci¨®n auton¨®mica sin plantearse acercar los resultados que cada uno de ellos proporciona a las comunidades donde se aplica. Tampoco ha abordado la igualaci¨®n de los servicios fundamentales. Su modelo incorpora como gran novedad el reconocimiento de distintas haciendas dentro de Espa?a, puesto que favorece el que cada comunidad adquiera la titularidad de un alto porcentaje de la recaudaci¨®n del IRPF. Un nuevo riesgo para la igualdad se propicia al abrir la posibilidad de que cada identidad territorial se arregle como prefiera para prestar los servicios transferidos. En algunos casos ser¨¢ como pueda, dado que el desarrollo econ¨®mico de cada una de ellas es muy desigual.
Las pol¨ªticas a las que he hecho referencia evidencian que el panorama, es inquietante para quienes defienden el avance de la igualdad. De la gravedad del mismo quiz¨¢ no se adquiera plena conciencia debido a que estamos distra¨ªdos, divertidos y hasta enredados observando los m¨²ltiples errores que "los del PP" cometen en el aprendizaje y manejo del poder. Dado que esta disfuncionalidad ser¨¢ tan s¨®lo moment¨¢nea y pasajera, cabr¨ªa prestar m¨¢s atenci¨®n a lo que viene sucediendo, puesto que ser¨¢n trascendentales las consecuencias que se deriven de las pol¨ªticas conservadoras.
Estamos ante un freno, una parada, a la trayectoria de igualdad iniciada en 1983, con la que se comienza a dar marcha atr¨¢s a la tendencia que desde esa fecha ven¨ªa produci¨¦ndose. La Voluntad pol¨ªtica, de la derecha ya est¨¢ explicitada. Temerosa de su repercusi¨®n electoral, ha renunciado, de momento, a actuar sobre los sistemas de igualdad que act¨²an sobre pensionistas y desempleados. Por el contrario, aquellos otros sistemas que inciden en los activos, proporcionando otras versiones del futuro, han sido utilizados para hacer retroceder en ellos a la igualdad. Lo hecho indica -y lo confirma lo que pretenden llevar a cabo en las relaciones laborales- que la derecha, est¨¢ aprovechando la depresi¨®n pol¨ªtica de la izquierda para iniciar una verdadera regresi¨®n social.
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