Capo llama a Capello
Supimos que, en v¨ªsperas de su traslado a Espa?a, Fabio Capello pidi¨® una audiencia final a Silvio Berlusconi, su valedor y padrone. A pesar de la apretada agenda de il cavaliere, la solicitud fue atendida. Ignoramos lo sucedido en aquella entrevista; sin embargo, capellistas y berluscon¨®logos tienen pocas dudas. Est¨¢n convencidos de que a Fabio le movieron tres ¨²nicos prop¨®sitos para pedirla: dar explicaciones al baranda de todos los barandas, dejar un pie en los fogones de Milanello y, por supuesto, pedir licencia para viajar.Tampoco es dif¨ªcil adivinar el contenido de la conversaci¨®n: el compareciente inclinar¨ªa su famoso perfil de centuri¨®n, bajar¨ªa los p¨¢rpados y, para dejar muy claro que quien manda, manda, se postrar¨ªa ante su condotiero para hacerle una completa renovaci¨®n de lealtad. Desconocemos en absoluto la letra de esa declaraci¨®n, pero podemos sospechar su esp¨ªritu: sabe usted, cavaliere, que he sido muy feliz a su la do y que siempre estar¨¦ a su disposici¨®n, pero creo que provisionalmente conviene dar un giro a mi vida profesional. Adem¨¢s, el Real me ofrece un contrato fant¨¢stico: me garantiza una montonera de d¨®lares, me acepta un m¨ªnimo de tres anos, y parece que me dar¨¢ los jugadores que pida, as¨ª que quisiera hacer la maleta y cargar la bater¨ªa, ?capisci, cavaliere?
Podemos adivinar las otras razones de Capello para forzar el cambio. A la vista de la desastrosa campa?a 97 del Milan, estamos autorizados a suponer que, en lugar de seguir los impulsos de su coraz¨®n, prefiri¨® seguir los de su nariz. Y, b¨¢sicamente, su olfato le dir¨ªa esto, desaparecidos Van Basten, Gullit, Rijkaard, Donadoni y Ancelotti; asfixiados bajo su propia presi¨®n Baresi, Costacurta, Boban, Desailly y Maldini; evaporados Baggio y Savicevic, y disueltas las claves t¨¢cticas del equipo, parec¨ªa conveniente pedir la hora. Adem¨¢s, il cavaliere parec¨ªa cada vez m¨¢s ocupado en sus negocios pol¨ªticos, y la presidencia ejecutiva del club estaba en manos de su fact¨®tum Galliani. En esas condiciones, ?tendr¨ªa ¨¢nimos ¨¦l para volver a pedirle un esfuerzo econ¨®mico? Es m¨¢s, ?podr¨ªa hacerlo despu¨¦s del mediocre resultado de su costosa f¨®rmula dos equipos igualmente competitivos bajo una misma camiseta?
Por lo que supimos, Silvio Berlusconi acept¨® la petici¨®n. No sabemos si Capello lleg¨® a besarle la mano, pero es evidente que consigui¨® el permiso del padrone.
Ahora parece que volver¨¢. Ya lo hab¨ªa predicho el tr¨ªo Los Panchos cuando cant¨® "si t¨² me dices ven, lo dejo todo...". T¨®quela otra vez, Sanz.
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