Los agricultores y trabajadores del campo espa?ol no llegan al mill¨®n

Espa?a ha sido considerada hist¨®ricamente un pa¨ªs agrario. Esta calificaci¨®n, tradicionalmente v¨¢lida, sigue siendo cierta, pero menos que antes. Y es que, por primera vez, el n¨²mero de ocupados en este sector ya no alcanza el mill¨®n e personas. Exactamente, seg¨²n las cifras manejadas por la Administraci¨®n, 979.000, de las que 288.000 son asalariadas y solamente 1.000 son agricultores.

Al inicio de los a?os ochenta, la poblaci¨®n ocupada en el sector agrario superaba ligeramente los dos millones de personas, que supon¨ªan cerca del 20% de la poblaci¨®n ocupada nacional, aunque en algunas regiones, como Galicia, se acercaba casi al 40%. Quince a?os m¨¢s tarde, la poblaci¨®n ocupada en ¨¦l sector ha bajado por primera vez del mill¨®n de personas, para suponer solamente el 7,8% del total de ocupados, con una participaci¨®n del 3,5% en el PIB.Rejuvenecer el sector agrario y ajustar a la baja su poblaci¨®n para lograr unas estructura s m¨¢s competitivas ha sido uno de los objetivos de las administraciones que han pasado por el Ministerio de Agricultura durante los ¨²ltimos, 20 a?os. De acuerdo con estos objetivos, especialmente desde el ingreso en la Uni¨®n Europea, Espa?a puso en marcha diferentes programas, tanto para incorporar j¨®venes a la actividad agraria, como para animar al abandono de las personas con m¨¢s de 65 a?os. Los resultados han sido muy escasos.

Entre 1980 y 1996, la poblaci¨®n ocupada agraria se ha reducido casi en 1,1 millones de personas, pero casi nunca por la aplicaci¨®n de alg¨²n programa oficial. El campo ha sido escenario de un duro proceso, de reconversi¨®n y ajuste silencioso ante la indiferencia. de la Administraci¨®n. En esos 20 ¨²ltimos a?os, ha seguido, pero con menor fuerza, el proceso de abandono del campo.

Faltan vocaciones

Seg¨²n la cifras manejadas por el Ministerio de Agricultura, basadas en las ayudas p¨²blicas, en los ¨²ltimos cinco a?os se han incorporado oficialmente a la actividad agraria unos 20.000 j¨®venes, con unas subvenciones cercanas a los 50.000 millones de pesetas. Pero esas llegadas no son mayoritariamente por vocaci¨®n, sino debidas a la inexistencia de salidas en otros sectores. Como se?ala el coordinador general de la COAG, Miguel L¨®pez, para que un joven se instale como agricultor necesita unos 20 millones de pesetas. "No se tiene esa cantidad y, si alguien la tiene, no la mete en la agricultura", afirma.

Consecuencia de este proceso, aunque parezca un espejismo, oficialmente el campo se ha rejuvenecido en los ¨²ltimos a?os, si hablamos de cifras medias. Actualmente, el 3,3% de los ocupados agrarios tiene m¨¢s de 65 a?os, frente al 4,6% que significaban en 1984.

En la parte contraria, gana peso el colectivo entre 20 y 39 a?os que pasa del 29,6% al 37,6%. Seg¨²n estas cifras, en el sector agrario hay menos viejos ocupados que hace 10 a?os. Pero, en la parte baja hay un dato m¨¢s preocupante con la mirada puesta en el futuro: las personas entre 16 y 19 a?os han pasado de significar el 7,1%, en 1984, a solamente el 3,9%, en 1994.