Ep¨ªgono
Casi todos los an¨¢lisis realizados con motivo del primer aniversario del 3-M han observado la diferencia entre dos etapas en este primer a?o del mandato, de Aznar. Hasta la Navidad predomin¨® una moderada sensatez, que permiti¨® templar los ¨¢nimos pol¨ªticos y estabilizar las constantes de la econom¨ªa. Pero desde la aciaga Nochebuena se entr¨® en una nueva fase, caracterizada por el intervencionismo y la agresividad, como si el Gobierno necesitara enemigos a los que provocar. ?C¨®mo interpretar esta ins¨®lita belicosidad sobrevenida, quiz¨¢ potencialmente autodestructiva?Doy por suficientemente aireados los aspectos m¨¢s sucios de la cuesti¨®n (plataforma digital, guerra del f¨²tbol ... ), con todo lo que tienen de arbitraria intromisi¨®n en la sociedad civil y el libre mercado. Pero s¨ª quiero subrayar un hecho pol¨ªtico: desde entonces, el Ejecutivo ha perdido su neutralidad formal y se ha lanzado a la arena medi¨¢tica, tomando partido y aline¨¢ndose en las filas de la prensa m¨¢s ultra. Vale que se ataque a la oposici¨®n para recuperar el ardor guerrero de los electores m¨¢s decepcionados, pero ?qu¨¦ necesidad hab¨ªa de enemistarse con la prensa m¨¢s seria y profesional? ?Qu¨¦ razones pueden excusar tama?o error de c¨¢lculo?
Una explicaci¨®n posible es la de tener que pagar un precio para poder agradecer los servicios prestados. Al director del peri¨®dico que sirvi¨® de soporte al chantaje de Perote le gusta alardear de que sin su ayuda el PP nunca habr¨ªa logrado echar a Gonz¨¢lez: y lo malo de tal jactancia es que se la toma en serio no s¨®lo su autor, sino tambi¨¦n Aznar. Pero sup¨®ngamos que fuera verdad como hip¨®tesis y que la derrota del PSOE s¨®lo hubiera sido posible gracias a las campa?as de prensa. ?Quiere decir esto que Aznar les debe algo a Ram¨ªrez y Anson por sus servicios pol¨ªticos, favores que ahora debiera devolver con creces? No no necesariamente, si recordamos que Roma no paga traidores. Luego tiene que haber algo m¨¢s que la mera devoluci¨®n de deudas. Y es que no se trata de recompensar la ayuda recibida en el pasado, sino de asegurar la que se espera para el futuro. Aznar no conf¨ªa en mantenerse y afianzarse en el poder sin la ayuda de una prensa adicta y eso exige un precio pol¨ªtico a pagar.
Pero a¨²n existe otra posible explicaci¨®n adicional. Es tan agudo el complejo de inferioridad que demuestra tener Aznar frente a su antecesor, Gonz¨¢lez, que parece dispuesto a emularle hasta en sus peores equivocaciones. Como es un suspicaz, piensa que el mantenimiento de aqu¨¦l en el poder se debi¨® tan s¨®lo al cinismo y la manipulaci¨®n inconfesable. De ah¨ª, que se muestre lleno de rencor y resentimiento, deseando utilizar esos mismos instrumentos como los m¨¢s eficaces para poder pagarle con la misma moneda. Y, como se siente realmente inferior, se cree obligado a duplicar sus esfuerzos mim¨¦ticos a fin de que los resultados obtenidos puedan aproximarse a los de su aborrecido modelo. Esa condici¨®n de ep¨ªgono resabiado que ha asumido como propia es la que explica su actitud ante la prensa.
El concepto que Aznar demuestra tener de la opini¨®n p¨²blica est¨¢ forjado en el antiguo r¨¦gimen, entendido como relaci¨®n de sumisi¨®n o pleites¨ªa. Por tanto, al creer que Gonz¨¢lez se sosten¨ªa en el poder s¨®lo gracias al apoyo de El PA?S, Aznar piensa que ¨¦l tambi¨¦n necesita un apoyo semejante, pero doble, y por eso sustenta su cojera en las dos muletas de El Mundo y Abc. Y, para no ser menos que Gonz¨¢lez tambi¨¦n lo imitar¨¢ en uno de los mayores errores pol¨ªticos cometidos por ¨¦ste, que fue el de provocar el odio de la prensa a la que se permiti¨® despreciar, pero que habr¨ªa de precipitar a la larga su ca¨ªda. Pues bien, en menos de un a?o, Aznar ya ha logrado tener en su contra a los dos primeros grupos de prensa: Prisa y Zeta. Cabe esperar, por ello, que tambi¨¦n aprenda pronto a distinguir entre opini¨®n p¨²blica y opini¨®n publicada. Pero ?sabr¨¢ emular a Gonz¨¢lez en el dif¨ªcil arte de gobernar contra ¨¦sta?
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