El palacio real, arrasado
Un grupo de ni?os intenta con ayuda de una cuerda tirar a un suelo enmaderado con mimo una pesada l¨¢mpara, una de las dos que quedan en el gran sal¨®n. Los miles de cristales tallados que formaron las otras est¨¢n hechos a?icos en el piso. En habitaciones adyacentes y en las plantas superiores, entre gritos y silbidos, otros ni?os y algunas mujeres se afanan en el saqueo del hist¨®rico edificio, ahora en su apogeo."Alguna vez vinimos aqu¨ª antes y era una maravilla", dice al periodista un ama de casa mientras arrastra con gran esfuerzo una de las macizas hojas de una puerta blanca. Si el pretendiente Leka, hijo del rey Zog de Albania, vuelve alguna vez a Durres se alojar¨¢ en un hotel.
El palacio rosa y crema -construido en estilo italiano a?os treinta- que desde un promontorio domina la ciudad y el Adri¨¢tico en una visi¨®n de ensue?o, es desde ayer solamente una fachada. En su interior, los m¨¢rmoles rotos se desperdigan por el suelo; puertas, persianas, l¨¢mparas, barandillas, enchufes, cables, grifer¨ªa, sanitarios, han desaparecido en una rabia sin freno.
Ira contra Hoxa
Para consuelo de los realistas, el ansia depredadora de los albaneses no conoce afiliaciones pol¨ªticas. En el otro lado del espectro, el saqueo se ha cebado tambi¨¦n en la antigua residencia de vacaciones del dictador Enver Hoxa. El viernes, los habitantes de Durres convirtieron en un solar las tres plantas de la casa entre palmeras que junto a la playa serv¨ªa a Hoxa y sus invitados de solaz veraniego. Ni rastro aqu¨ª tampoco de muebles, puertas, sanitarios o incluso conexiones el¨¦ctricas.Ahora, las casas de este complejo gubernamental est¨¢n vigiladas por los nuevos polic¨ªas voluntarios, enmascarados y pesadamente armados. Los estragos en el palacete del rey Zog, que abandon¨® en 1939 el pa¨ªs con sus hijos cuando los italianos asumieron el control de Albania, son irreparables. En ninguno, de los tres pisos de la residencia quedan ahora vestigios de mobiliario o cortinajes. De aquellos cuartos de ba?o verdes con relieves de faunos han sido robadas hasta las tazas de los retretes.
La banda infantil, entre 8 y 14 a?os, que armada con barras de hierro y palanquetas recorre el palacio a mediod¨ªa se dedica ahora a romper con pasi¨®n los azulejos de la primera planta, decorados con racimos violeta. De los salones arrasados, pintados de verde o crema, quedan un artesonado y los panes de oro de los capiteles de las columnas, porque los v¨¢ndalos no han encontrado todav¨ªa la manera de llegar a los cuatro metros de altura de los techos.
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