Josefina Bello analiza el car¨¢cter modernizador de la Desamortizaci¨®n
'Frailes, intendentes y pol¨ªticos' se presenta hoy en Madrid
La Desamortizaci¨®n es una de esas p¨¢ginas de la historia de Espa?a de las que a¨²n se suele escribir con apasionamiento. ?Moderniz¨® la estructura econ¨®mica y social del pa¨ªs o propici¨® la desaparici¨®n de una buena parte del patrimonio cultural? La historiadora Josefina Bello aborda el proceso en Frailes, intendentes y pol¨ªticos (Taurus), una aproximaci¨®n amena y rigurosa a la empresa m¨¢s audaz del programa liberal. El historiador Manuel Artola, el ex ministro Juan Alberto Belloch y el escritor y periodista Juan Luis Cebri¨¢n presentan esta tarde, a las 19.30 horas, la obra en la Biblioteca Nacional.
Josefina Bello centra su estudio en la primera parte del proceso conocido como Desamortizaci¨®n: la historia de la nacionalizaci¨®n y ocupaci¨®n de los bienes de la Iglesia. En julio de 1835, cuando se dictaron las primeras medidas, hab¨ªa en Espa?a cerca de 2.000 conventos que concentraban un enorme poder econ¨®mico y su pon¨ªan una amenaza para el Gobierno liberal, adem¨¢s de una r¨¦mora para el desarrollo. "Los intentos anteriores de reducir y recortar el poder de la Iglesia hab¨ªan tenido unos logros ef¨ªmeros", explica Bello, "lo que cambia ahora es que e pa¨ªs est¨¢ en plena guerra carlista y necesita recursos econ¨®micos para ganarla, y a la vez suprimir una fuente importante de financiaci¨®n del enemigo". -"Las circunstancias en que se produjeron el cierre de los conventos", explica, "provocaron una situaci¨®n de desorden y precipitaci¨®n de los hechos que repercuti¨® enormemente tanto en la desaparici¨®n de bienes de todo tipo como en la situaci¨®n en la que quedaron los exclaustrados, problemas ambos ante los que el Gobierno se vio incapaz de hacer frente". Las comunidades religiosas trataron de obstruir el camino y la b¨²squeda de documentos que identificasen un patrimonio que no estaba inventariado se convirti¨® en todo un reto para los intendentes provinciales. La situaci¨®n creada provoc¨® un importante tr¨¢fico de obras de arte, sobre todo hacia pa¨ªses extranjeros. Josefina Bello documenta tambi¨¦n algunos de estos casos.
"La Desamortizaci¨®n tiene sus zonas de sombra, su parte buena y su parte m¨¢s oscura", afirma la historiadora: "A pesar de la dificultad de la localizaci¨®n de muchos bienes, se crearon los museos y las bibliotecas provinciales y nacionales. Otro aspecto positivo fueron las reformas urban¨ªsticas de las ciudades ante la liberalizaci¨®n del suelo por la demolici¨®n de los edificios religiosos". Por ejemplo, el convento de Agustinos Recoletos (donde hoy se levanta la Biblioteca Nacional, en Madrid) fue vendido a particulares y despu¨¦s de su demolici¨®n se trazaron las calles de Jorge Juan y parte de la de Villanueva. En Palma de Mallorca, la demolici¨®n de edificios conventuales contribuy¨® decisivamente a la modernizaci¨®n de la ciudad. El convento de San Marcos, de Le¨®n, se conserv¨® como monumento art¨ªstico. El antiguo monasterio de las Salesas Reales de Madrid se transform¨® con el paso del tiempo en sede del Tribunal Supremo. La rehabilitaci¨®n de antiguos conventos para usos civiles se extiende a nuestros d¨ªas.
"El balance final arrojar¨ªa un saldo negativo para el patrimonio cultural", concluye Bello, "pero hay que considerar que el fin primordial de la Desamortizaci¨®n, la desvinculaci¨®n de bienes ra¨ªces, s¨ª se llev¨® a cabo. La operaci¨®n tropez¨® con m¨²ltiples problemas y dificultades por carecer de un entramado social que apoyara y diera operatividad y eficacia al proyecto". A la luz de la historia, Josefina Bello afirma que, en nuestros d¨ªas, tendr¨ªamos que hacemos la siguiente pregunta: ?qui¨¦n se va a enriquecer con las actuales nacionalizaciones?
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