Adolfo Estrada expone sus 'geometr¨ªas m¨ªsticas' en Madrid
El artista considera que el arte debe ser "religioso siempre
Adolfo Estrada vive desde hace a?os en el silencio de la campi?a gerundense. Ese recluimiento esencial a la naturaleza de su obra, construcciones que combinan la aparente frialdad de la l¨ªnea con la intensa sensibilidad de lo manual, lo editado. "Me interesa mucho la arquitectura", afirma Estrada, y, en relaci¨®n a sus cuadros, esculturas y estructuras geom¨¦tricas, dice: "Creo que el arte deber ser minimal, debe ser pobre y religioso siempre". Ahora expone una serie de obras recientes en la galer¨ªa Jorge Mara (Jorge Juan. 15) de Madrid.
Hace casi veinticinco a?os que Adolfo Estrada (Buenos Aires, 1942) no hac¨ªa una. exposici¨®n individual en Madrid, donde, por primera vez, lleg¨® en 1962 para estudiar en San Fernando y donde estuvo hasta mediados de la d¨¦cada de los setenta, que fue cuando se traslad¨® a la casa de campo gerundense, donde todav¨ªa sigue. Este haberse apartado de Madrid, donde expuso en Vandr¨¦s y Aele, nos sirve, en todo caso, para incrementar nuestro inter¨¦s sobre su obra, que, como apreciar¨¢ quien visite la muestra ahora abierta en la galer¨ªa de Jorge Mara (Jorge Juan, 15), primer punto de un amplio periplo internacional, ha seguido un ritmo personal, basado en la concentraci¨®n y el despojamiento, con resultados extraordinariamente refinados.A quien no conozca la obra de Estrada y, por tanto, no sepa si lo que ahora afirmo es m¨¢s o menos ret¨®rico, le quiero indicar, en primer lugar, que es un artista que se mueve dentro de los estrictos l¨ªmites de esa abstracci¨®n normativa, entre la geometr¨ªa, lo constructivo y los planos crom¨¢ticos ¨®pticos, donde fondo y superficie se confunden. Lo ha hecho siempre con una sutileza que evoca, por poner alguna referencia indicativa, ese p¨¢lpito po¨¦tico que caracteriza la tradici¨®n brit¨¢nica de Nicholson y Robyn Denny y hasta del neoyorquino, hoy m¨¢s de moda, Peter Halley, si bien este ¨²ltimo de una forma m¨¢s ¨¢spera y abrupta.
'Ars combinatoria'
Este recordatorio acerca del horizonte formal y estil¨ªstico de Estrada viene aconsejado aqu¨ª no s¨®lo como una mera cuesti¨®n de informaci¨®n contextual, sino, sobre todo, para que se aprecie lo que tiene su lenguaje de ars combinatoria, de suite, de fuga, de arm¨®nico despliegue de variaciones, un poco a la manera de Bach. Hay algo as¨ª como de orden sacro, que es el arte del orden iluminado, pautado y radiante a la vez. En este sentido, puede ocurrir lo excepcional, como cuando el ritmo secuencial se nos presenta de la forma m¨¢s sencilla, espont¨¢nea, casi alada, de puro ligera, cual un soplo o un vislumbre de belleza. Los delicados tonos, como de acuarela, que, en ocasiones, se escapan de los bordes milim¨¦tricamente trazados, los relieves de maderas encontradas llenos de delicadeza, los hermos¨ªsimos collages, los reflejos de estrechas bandas doradas, la intercalaci¨®n de planos blancos que dialogan luminosamente, no s¨¦, tantas cosas, emocionantes con que Estrada nos envuelve y encanta, sin esforzarse ni forzarnos, son la destilaci¨®n de una sensibilidad, sin duda, exquisita, pero, por encima de todo, de un latido ¨ªntimo, de una experiencia interior, de una sabidur¨ªa honda. Este reencuentro con Estrada es memorable.
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