Noche de sabrosura
Sali¨® al escenario con el paso fr¨¢gil de sus 77 a?os. Cualquier sensaci¨®n de debilidad despareci¨® en cuanto coloc¨® sus dedos sobre las teclas. Ni la artrosis, ni llevar a?os retirado, ni siquiera el hecho de no disponer de un piano en casa -el suyo se lo puli¨® la carcoma hace tiempo-, le han arrebatado a Rub¨¦n Gonz¨¢lez su deliciosa forma de tocar. Que este hombre no tenga piano es un crimen. ?Que alguien -por ejemplo alguno de esos espa?oles, empresarios y gestores de lo p¨²blico que viajan a Cuba un d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n- le ponga un piano en su domicilio!Mandinga, con fragmentos de La negra Tomasa o de la canci¨®n rusa Ojos negros, marc¨® la t¨®nica de una charla pian¨ªstica -discurso que ser¨ªa demasiado solemne para esta m¨²sica vital y sincera-, trufada de citas y buscando siempre la complicidad del p¨²blico. Al olvidado m¨²sico de Santa Clara le han devuelto a la vida los patrocinadores brit¨¢nicos de esta aventura. Otro rescatado es Ibrah¨ªm Ferrer, que cant¨® Dos gardenias, el bolero que Mach¨ªn populariz¨®, y m¨¢s tarde, versos picantes del a?orado Guayabero.
Rub¨¦n Gonz¨¢lez y su conjunto
Afrocuban All Stars.Colegio Mayor San Juan Evangelista. Madrid, 24 de mayo.
Para la actuaci¨®n de los Afrocuban All Stars, hasta un total de 12 m¨²sicos, con Juan de Marcos Gonz¨¢lez ejerciendo como director, Rub¨¦n Gonz¨¢lez cedi¨® el piano a otro ilustre veterano, Guillermo Rubalcaba. Fue noche de chachach¨¢s, danzones, sones montunos, guaguanc¨®s. Al m¨¢s puro estilo tradicional, pero con la energ¨ªa del presente. Y pudo disfrutarse del arte de Orlando L¨®pez, Cacha¨ªto, hijo de Orestes y sobrino de Israel, representantes de una familia de contrabajistas que contribuyeron al nacimiento del mambo y las descargas o improvisaciones.
Una de esas descargas cubanas se instal¨® en el San Juan. Sobre la tarima estaban algunos miembros de las orquestas de Cuba de los fecundos a?os cuarenta. Pasaron de la guaracha (P¨ªo mentiroso) al son (Alto songo) con la exuberancia y elegancia de los grandes de la isla, y bordaron el bullicioso Amor verdadero ("guajira, el son te llama, p¨¢ bailar, p¨¢ gozar..."). Como bien dijo alguien: sobrados de sabrosura.
Babelia
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