Los buitres leonados y la tentacion autoritaria
He le¨ªdo con todo detenimiento un extenso y documentado reportaje en el diario La Vanguardia sobre unos buitres navarros que han atacado ovejas de un reba?o que gozaban de perfecto estado de salud. As¨ª he podido saber que en el Handbook of the birds o the world, que es el m¨¢s prestigioso manual cient¨ªfico del mundo sobre aves, no se contempla ninguna posibilidad de que los buitres leonados (Gyps fuivus) lleguen a atacar animales vivos como ha ocurrido en varios valles del Pirineo navarro. Los bi¨®logos y naturalistas consultados no acaban de encontrar ninguna explicaci¨®n desde la ciencia ni desde su propia experiencia, porque adem¨¢s esta conducta novedosa y an¨®mala colisiona con los usos y costumbres de estas aves carro?eras de consumir animales muertos, lo que responde al papel que la naturaleza les ha determinado en el equilibrio de nuestro ecosistema.No es la ¨²nica conducta ins¨®lita que se produce en Espa?a, y algunas de ellas conectan directamente con numerosos antecedentes dram¨¢ticos en nuestra historia y, al igual que lo que ocurre con los carro?eros convertidos en carn¨ªvoros, son costumbres in¨¦ditas en los pa¨ªses democr¨¢ticos de nuestro entorno cultural. En los ¨²ltimos tiempos hemos podido comprobar hechos tan sorprendentes como que el secretario de Estado de Comunicaci¨®n amenace a periodistas y empresarios y, adem¨¢s, en vez de ser destituido en el mismo momento de tan insoportable descubrimiento, la respuesta desde el Gobierno ha sido la filtraci¨®n de toda clase de insidias sobre el empresario amenazado y los periodistas que fueron receptores de la noticia. Ocurre igualmente en el pa¨ªs de los buitres amotinados contra su propia naturaleza que una asociaci¨®n de periodistas, la AEPI (Asociaci¨®n de Escritores y Periodistas Independientes), que naci¨® al calor de proclamas en defensa de la libertad de opini¨®n y de pensamiento, reclama la intervenci¨®n del Gobierno contra todos los editores de las televisiones privadas, pide la censura en los contenidos de las emisiones y niega la veracidad de las denuncias de los periodistas coaccionados mientras cierran filas con el Gobierno amenazador. En este pa¨ªs en donde los buitres han perdido el norte de sus propios instintos y comportamientos, sucede tambi¨¦n que el vicepresidente de un Gobierno que se define liberal y conservador est¨¢ empe?ado en una cruzada a cara de perro, del brazo del Partido Comunista, con la excusa de garantizar que todos los espa?oles puedan ver f¨²tbol por televisi¨®n, alegando que las empresas que leg¨ªtima y legalmente han negociado esos derechos gozaron de situaciones de privilegio con el Gobierno anterior, sin caer en la cuenta de que esa acusaci¨®n injustificada es la denuncia misma de las razones que le han llevado a la agresi¨®n contra dichas empresas. Francisco ?lvarez Cascos, al invocar cotidianamente los supuestos privilegios del Grupo PRISA durante el Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez, est¨¢ confirmando su voluntad pol¨ªtica de agredir los intereses de esta empresa, lo que sin duda, en la intenci¨®n de sus manifestaciones, se revela como la restituci¨®n de una situaci¨®n de normalidad. La historia est¨¢. llena de agresiones razonadas desde el combate de un supuesto privilegio anterior. Todav¨ªa hay antisionistas que pretenden explicar el holocausto de los jud¨ªos por la pr¨¢ctica de la usura y de la acumulaci¨®n de capital que supuestamente llevaron a cabo en los a?os de la gran depresi¨®n de Alemania.
Pero en este universo donde la naturaleza ha consentido la rebeli¨®n de los carro?eros, donde los secretarios de Estado amenazan y todo un vicepresidente del Gobierno garantiza, como si fuera Domingo Per¨®n, f¨²tbol gratis para los m¨¢s desfavorecidos, empiezan a encadenarse muchos acontecimientos que dibujan con toda precisi¨®n la tentaci¨®n autoritaria que late en el coraz¨®n del Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar.
Todav¨ªa desconocemos el nombre del secretario de Estado que encarg¨® a Gerardo Ortega, un economista con fama de levador, un informe sobre la empresa Sogecable, que despu¨¦s fue utilizado para una querella supuestamente privada, origen de tantas irregularidades procesales que no se recuerda nada parecido en nuestra historia judicial. Esta situaci¨®n ni. siquiera ha merecido la curiosidad de Izquierda Unida, que en este pa¨ªs, donde la naturaleza comienza a invertir sus designios, forma una curiosa pinza de protecci¨®n y apoyo al Gobierno del Partido Popular y se enzarza en una pelea a muerte con el PSOE y con los sindicatos de clase.
Mientras los buitres se lanzan sobre el ganado en perfecto esta do de salud, hemos podido saber que Francisco ?lvarez Cascos, padre de la teor¨ªa democr¨¢tica seg¨²n la cual las sentencias judiciales tienen que coincidir con la opini¨®n p¨²blica, se reuni¨® con los representantes de los ex poli c¨ªas Amedo y Dom¨ªnguez en el despacho de Pedro Jos¨¦ Ram¨ªrez para dise?ar la operaci¨®n de acoso al anterior presidente del Gobierno. El mismo vicepresidente del Gobierno que no tiene pudor en acusar a Felipe Gonz¨¢lez de ser el cerebro de 27 asesinatos. No podemos olvidar, en esta in versi¨®n de comportamientos, el papel desarrollado por: el juez .Baltasar Garz¨®n, que mantuvo en prisi¨®n durante casi un a?o a la persona con la que hab¨ªa pugnado en agria disputa y confrontaci¨®n por el mismo puesto pol¨ªtico. Dice un buen amigo m¨ªo, pesimista de convicci¨®n, que est¨¢ a punto de suceder que Juan Costa, el jefe de la Agencia Tributaria, le someta a una inspecci¨®n fiscal efectuada por su ex mujer, con la que anda a batacazos por todos los juzgados de Madrid, a bofetadas por las pe rras gordas, en una manifestaci¨®n de imparcialidad, mesura y equilibrio.
En esta Espa?a nuestra, en donde lo mismo que desconocemos los m¨®viles de estos buitres carniceros no podemos averiguar qui¨¦n est¨¢ detr¨¢s de la propiedad del peri¨®dico El Mundo. Sucede, adem¨¢s, que el director de este diario, con una connivencia que raya en los obsceno con el presidente del Gobierno, adelanta lo que se va a publicar en el Bolet¨ªn Oficial del Estado; marca el camino de las agresiones procesales de los jueces m¨¢s sospechosos; induce las guerras medi¨¢ticas; conoce lo que va a ocurrir en los sumarios m¨¢s secretos, y tiene acceso de antemano, hasta la sospechosa sincron¨ªa en el tiempo, a todas las causas que rodean las cloacas del Estado.
La claridad con la que Pedro Jos¨¦ Ram¨ªrez manifiesta sus motivaciones, sus m¨®viles y sus servidumbres, en este pa¨ªs que ha perdido el norte, nos permite alertar al jefe del Estado de los siguientes chantajes y amenazas, porque en las p¨¢ginas de El Mundo, con una claridad meridiana, se anuncia cada ofensiva. Gracias a la forma con la que Pedro Jos¨¦ Ram¨ªrez confecciona la primera p¨¢gina de su peri¨®dico, podemos conocer el estado de ¨¢nimo de Mario Conde, los avatares de su defensa y los pr¨®ximos movimientos de sus peones. Una transparencia que, a fuerza de bastardear nuestra existencia, nos ha llevado a la utilidad de averiguar cu¨¢ndo hace falta sacar el paraguas con antelaci¨®n suficiente. En las p¨¢ginas de ese peri¨®dico escriben con regularidad periodistas cuyo prestigio es el mismo que el de cualquier perista dispuesto a recoger la m¨¢s siniestra mercanc¨ªa de encargo y que mezcla sus propias miserias, las huellas de su historia personal y sus odios m¨¢s ancestrales con el an¨¢lisis de la realidad reflejada en tan curiosos espejos.
En esta Espa?a donde los animales se rebelan contra el papel que la naturaleza les ha adjudicado, la Iglesia cat¨®lica es propietaria de una cadena de radio, la COPE, en donde el insulto, la descalificaci¨®n y la calumnia son la manifestaci¨®n acompa?ada y cotidiana del mensaje evang¨¦lico, en donde supuestos periodistas se dedican a la especulaci¨®n inmobiliaria cuando terminan sus actividades publicitarias.
Conozco las leyes del azar y las probabilidades. No soy un experto en c¨¢lculo matem¨¢tico, pero me he molestado en consultar a quien tiene esos conocimientos hasta llegar a la conclusi¨®n de que son imposibles tantas coincidencias contra la fuerza de la naturaleza y de las normas de convivencia. Nada de lo que ocurre en Espa?a ser¨ªa especialmente grave s¨ª no estuviera sustentado por un partido pol¨ªtico que ocupa el poder y que est¨¢ demostrando su disposici¨®n a utilizar la fuerza del Estado contra quien no se somete a sus dictados. Cuando alguien invoca el Estado de derecho como salvaci¨®n de cualquier tentaci¨®n autoritaria, no nos tranquiliza plenamente. Sabemos, y la historia lo demuestra, que la utilizaci¨®n ileg¨ªtima del poder acaba derrotada por la fuerza de los derechos democr¨¢ticos. Pero nadie repara algunos da?os causados a la libertad desde una concepci¨®n autoritaria del poder. Ocurre muchas veces que, cuando el Estado de derecho corrige los abusos del poder, algunos perjuicios son dif¨ªcilmente restituibles. Cada d¨ªa es m¨¢s evidente la tentaci¨®n autoritaria que arropa e impulsa desde el Gobierno a quienes desde la sociedad civil y desde algunas instituciones del Estado pretenden la revancha como instrumento de acci¨®n pol¨ªtica.
Empiezo a temer que nuestra posici¨®n en la tierra determina la presencia de algunas sustancias suspendidas en el aire que tratan de acostumbrarnos a convivir con hechos tan ins¨®litos como los descritos. Por eso pretendo avisar a quien tenga instrumentos de investigaci¨®n, para encontrar cuanto antes una vacuna que devuelva a los buitres a su condici¨®n de carro?eros, que nos libere de jueces justicieros, que nos preserve de talantes autoritarios envueltos en liberalismo econ¨®mico y que sit¨²e a los contrabandistas de la informaci¨®n al otro lado de la barrera que tiene que separar el periodismo respetable.
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