Chirac dice haber "escuchado el mensaje" tras la derrota de la derecha en la primera vuelta
Jacques Chirac efectu¨® anoche una crucial intervenci¨®n en la campa?a electoral francesa. Fue, probablemente, la ¨²ltima baza presidencial antes de la votaci¨®n M domingo. Y Chirac eligi¨® la suavidad, como si asumiera la probabilidad de una victoria de la izquierda y no quisiera significarse, ante una hipot¨¦tica cohabitaci¨®n, en el papel de jefe del banco conservador que forzosamente le correspond¨ªa tras la ca¨ªda de Alain Jupp¨¦. El presidente, sin mencionar el mal resultado del domingo, reconoci¨® que las cosas no iban bien: "He escuchado vuestro mensaje" dijo a los franceses
Pero les prometi¨® un "cambio" y les ofreci¨®, en nombre de la derecha, "una v¨ªa moderna y humana".Lionel Jospin, que compareci¨® ante las c¨¢maras inmediatamente despu¨¦s del mensaje televisado de Chirac, destac¨® una frase del discurso presidencial: "Quise, convocando las elecciones, retomar la energ¨ªa nacional, para atraer y convencer, para dar a la naci¨®n una fuerza que se escapaba". Esa frase sobre la "fuerza que se escapaba" confirm¨® seg¨²n Jospin, en boca del propio presidente, el fracaso de la gesti¨®n conservadora durante los dos ¨²ltimos a?os. Con un presidente reci¨¦n elegido y con el 80% de los esca?os de la Asamblea Nacional, la derecha sinti¨® que la fuerza "se escapaba".
El mensaje de Chirac fue mucho menos belicoso que el anterior. Dese¨® que la nueva mayor¨ªa parlamentaria no implicara "el riesgo de fragilizar la construcci¨®n europea", refiri¨¦ndose a las dudas socialistas sobre algunos aspectos del tratado de Maastricht, e invoc¨® el voto del miedo: "Dese¨¢is recuperar las ideas socialistas de ayer?". Pero lo hizo de forma apacible, como si empezara a practicar el estilo indirecto imprescindible en una cohabitaci¨®n. Ejerci¨® su inesperada funci¨®n de jefe de partido y esboz¨® lo que ser¨ªa un programa conservador para la pr¨®xima legislatura, pero no ofreci¨® ninguna pista sobre qui¨¦n podr¨ªa ser su primer ministro en caso de obtener la victoria.
El objetivo de Chirac fue, en apariencia, el de completar el efecto de electrochoque de la dimisi¨®n de Jupp¨¦ como primer ministro. Convertido Jupp¨¦ en v¨ªctima propiciatoria del hundimiento electoral de la primera vuelta y, por su propia desaparici¨®n de escena, en garant¨ªa de un cambio al frente del Gobierno, Chirac intent¨® reparar el destrozo del pasado domingo y atraer de vuelta al redil a los descontentos. Se trataba de recomponer el voto tradicionalmente conservador y de movilizar a los abstencionistas. Prometi¨® "m¨¢s di¨¢logo", "un modelo social renovado como garant¨ªa contra los efectos de la mundializaci¨®n", "conciliar libertad y solidaridad", "mayor moral p¨²blica" y "un Estado descentralizado", present¨¢ndose, tal como intenta hacer la derecha en esta ¨²ltima semana, como "fuerza de cambio", pese a gobernar desde 1993.
La primera vuelta del domingo, en la que la Coalici¨®n Presidencial de gaullistas, centristas y liberales cosech¨® el peor resultado de su historia (30% de los votos) y la izquierda emergi¨® con fuerza, y su consecuencia inmediata, la dimisi¨®n de Jupp¨¦, han acelerado dram¨¢ticamente una campa?a electoral que hab¨ªa discurrido perezosamente hasta entonces.
Primera sangre
El primer choque y la primera sangre, la de. Jupp¨¦, han definido al fin todo el sentido de las elecciones legislativas. De un lado, las reformas y la modernizaci¨®n de un pa¨ªs "que se ha quedado atr¨¢s", seg¨²n Chirac, son representadas por la derecha. Del otro, los socialistas y los comunistas encarnan la solidaridad y la protecci¨®n social. Y, al margen, el ultraderechista Frente Nacional (15% de los votos) recoge el miedo, el odio; las peores pasiones despertadas por una larga crisis econ¨®mica y social.Los franceses son conscientes de la necesidad de reformas profundas. Pero no han quedado convencidos por la gesti¨®n conservadora, que, hasta hoy, ha implicado m¨¢s impuestos y m¨¢s desempleo. Chirac, que rindi¨® homenaje a la "abnegaci¨®n y el coraje" de Jupp¨¦, sugiri¨® que ¨¦ste hab¨ªa realizado el trabajo sucio del saneamiento. La gran cuesti¨®n es si Francia ha decidido definitivamente apostar por un giro hacia la izquierda, como podr¨ªa pensarse por los resultados del domingo, o si, tras la petici¨®n de anoche, dar¨¢ una nueva oportunidad a Jacques Chirac.
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