Jospin siembra dudas sobre la futura uni¨®n monetaria
El nuevo primer ministro se opone a la interpretaci¨®n estricta de los criterios de convergencia
La victoria de la izquierda en Francia puede dar la puntilla al euro fuerte. El l¨ªder socialista, Lionel Jospin, primer ministro desde ayer, se opone a la interpretaci¨®n estricta de los criterios de Maastricht , sobre todo, a la pol¨ªtica de austeridad a ultranza impuesta por Alemania. Jospin quiere flexibilidad para que todos los pa¨ªs de la Uni¨®n Europea (UE), salvo la ya descolgada Grecia, adopten el euro desde 1999. Y desea que la uni¨®n monetaria cuente con el complemento de una pol¨ªtica econ¨®mica dirigida al crecimiento y la creaci¨®n de empleo a escala continental. El nuevo primer ministro y el debilitado residente conservador, Jacques Chirac, entrevistaron ayer durante casi una hora. Las inminentes reuniones europeas centraron la conversaci¨®n.
Francia y Alemania deber¨¢n revisar todos los acuerdos, formales o impl¨ªcitos, alcanzados en los ¨²ltimos dos a?os por Jacques Chirac, y Helmut Kohl. Chirac, en estado de postraci¨®n tras el hundimiento de su base parlamentaria, tendr¨¢ que aceptar las "condiciones" impuestas por Jospin, quien anunci¨® solemnemente una "reorientaci¨®n de la pol¨ªtica europea" si ganaba las elecciones.La supuesta preeminencia del jefe del Estado en el terreno diplom¨¢tico no cuenta para el l¨ªder socialista. "No existe ning¨²n dominio reservado del presidente", afirma Jospin. Tras llegar a un cierto entendimiento, el d¨²o ejecutivo franc¨¦s necesitar¨¢, a su vez, buscar una nueva base de di¨¢logo con el canciller alem¨¢n, cuyo antiguo maximalismo en materia de rigor monetario se ve forzosamente rebajado por su necesidad de maquillar el presupuesto con una revalorizaci¨®n del oro del Bundesbank.
El euro fuerte deseado por el Bundesbank, en la pr¨¢ctica una clonaci¨®n del marco, se ve progresivamente envuelto de condicionantes pol¨ªticos. Chirac y Kohl mantuvieron ayer una larga conversaci¨®n telef¨®nica, de la que no trascendi¨® el contenido. El primer gran encuentro franco-alem¨¢n tras el vuelco en Par¨ªs ocurrir¨¢ el pr¨®ximo 13 de junio, en Poitiers. La rutinaria reuni¨®n franco-alemana, previa a todas las cumbres europeas, tendr¨¢ esta vez una enorme trascendencia. Si Kohl y el d¨²o Chirac-Jospin no llegan a un cierto entendimiento, la cumbre europea de Amsterdam (16 y 17 de junio) puede marcar el inicio de una crisis en la UE. El Partido Socialista franc¨¦s emite continuas se?ales de buena voluntad respecto a la construcci¨®n europea.
Jacques Delors, que ha asumido la funci¨®n de garante del europe¨ªsmo de Jospin, pareci¨® descartar ayer la posibilidad de ser ministro de Asuntos Exteriores e indic¨® que preferir¨ªa trabajar como "asesor del primer ministro en cuestiones europeas". Delors incluy¨® dentro de esa posible funci¨®n la de "facilitar las relaciones de Francia con sus socios europeos", lo que fue interpretado como un deseo de actuar como intermediario privilegiado entre Par¨ªs y Bonn. El antiguo presidente de la Comisi¨®n Europea cuenta con la total confianza de Kohl, de quien es amigo personal. Los buenos oficios de Delors ser¨¢n necesarios, porque ni siquiera una interpretaci¨®n "de tendencias" de los criterios de Maastricht puede bastar para que Francia encaje en el actual marco del curo.
Jospin ha basado su oferta program¨¢tica en una pol¨ªtica econ¨®mica expansiva. Francia, por tanto, no s¨®lo no cumplir¨ªa en 1998 los criterios de d¨¦ficit presupuestario (3/,) del PIB) y deuda del Estado (60% del PIB), sino que se alejar¨ªa de ellos. Si no se halla una f¨®rmula de encaje, no habr¨¢ m¨¢s que dos opciones: o Jospin cede, y cava su propia fosa en el terreno de. la pol¨ªtica dom¨¦stica, o la uni¨®n monetaria se retrasa.
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