La biograf¨ªa de Pla detalla el apoyo del escritor al r¨¦gimen franquista
Cristina Badosa desvela el profundo conservadurismo del escritor catal¨¢n
Cuando era una estudiante lo mitific¨®. Tras dos d¨¦cadas de estudio sobre su figura, Cristina Badosa ha desmitificado por completo la trayectoria vital y pol¨ªtica de Josep Pla (Palafrugell, 1897Llofriu, 1981), uno de los mejores escritores catalanes del siglo y uno de los escasos memorialistas espa?oles de talla. La abierta colaboraci¨®n del intelectual con el franquismo, su actitud mis¨®gina y un "conservadurismo casi f¨ªsico" atraviesan las p¨¢ginas de Josep Pla, biograf¨ªa del solitario, que ahora publica Alfaguara en castellano despu¨¦s de la pol¨¦mica que suscit¨® en Catalu?a tras su aparici¨®n en Edicions 62. Badosa declara tajante: "Mucha gente en Catalu?a no le perdona a Pla que apoyara a Franco".
Procedente de una familia del Ampurd¨¢n, la comarca natal del escritor, Cristina Badosa (Barcelona, 1950) lleg¨® a tratar a Pla en sus ¨²ltimos a?os y le dedic¨® su tesis doctoral. Esta profesora de literatura ha levantado en los ¨²ltimos meses una notable polvareda al revelar muchos aspectos poco conocidos o sencillamente silenciados de la vida de un catal¨¢n idolatrado. "Claro que entraron catalanes en Catalu?a con las. tropas del franquismo y Pla fue uno de ellos. Tras la etapa republicana, en la que ejerci¨® como periodista manipulador y desestabilizador contra el Gobierno, el escritor colabor¨® con el espionaje franquista en el sur de Francia, donde se exili¨®. Pero lo m¨¢s censurable de su trayectoria no es eso, sino que mantuviera una actitud de apoyo a la represi¨®n del r¨¦gimen de Franco durante toda la posguerra", comenta Badosa.En opini¨®n de la autora, Josep Pla nunca recibi¨® el Premi d' Honor de les Lletres Catalanes porque: amplios sectores nunca le perdonaron esta actitud "ni que diera a Catalu?a por muerta". Coherente con su militancia franquista, Pla abandon¨® el uso del catal¨¢n en su literatura hasta 1947. "La izquierda catalana", precisa Badosa, "admira la literatura de Pla, pero no le perdona estas actitudes". Seg¨²n la bi¨®graf¨ªa, el conservadurismo de Pla ten¨ªa una ra¨ªz, nunca mejor dicho, casi f¨ªsica de apego a la tierra.
Un amante del orden
"Lo que m¨¢s detestaba Pla era el desorden y en eso ten¨ªa la mentalidad del pay¨¦s. Llegaba a comparar la escritura con el dibujo de las vi?as, es decir, con ese campo cultivado y sensual que domina el Ampurd¨¢n", se?ala Badosa. Por esa raz¨®n el escritor vuelve, una y otra vez, a su comarca natal pese a su pasi¨®n por los viajes y a su oficio de corresponsal period¨ªstico durante mucho,,, a?os en varias capitales europeas. Como un profundo esquizofr¨¦nico vivi¨® Josep Pla esa disyuntiva entre el cosmopolitismo y el localismo.Periodista brillante, magn¨ªfico paisajista literario y excepcional cronista de viajes, el autor de El quadern gris nunca se atrevi¨® a abordar la novela. Hizo algunas incursiones en la narrativa, pero siempre se escud¨® en su falta de imaginaci¨®n para rehuir ese g¨¦nero. S¨®lo P¨ªo Baroja escap¨® al desd¨¦n de Josep Pla por los narradores. "Es falso que no tuviera imaginaci¨®n", se?ala Badosa, "lo que ocurr¨ªa es que le gustaba m¨¢s escribir memorias o biograf¨ªas. Pla fue un gran memorialista, que convirti¨® su vida en su obra y que cre¨® un yo narrativo en el que se confund¨ªan la persona y el personaje".
Las mujeres ocupan buena parte de la biograf¨ªa de Josep Pla, que fue "un mis¨®gino convicto y confeso" en perfecta sinton¨ªa con su visi¨®n conservadora de la vida. Tras una larga relaci¨®n (1926-1939) con Ani Enberg, la elegante y culta hija de un diplom¨¢tico noruego, Pla no soport¨® una mujer tan independiente que quer¨ªa compartir las tertulias literarias con ¨¦l y que se negaba a permanecer recluida todo el tiempo en la cocina. Dos prostitutas, Aurora y Consuelo, que el escritor convirti¨® en sus "queridas", fueron las mujeres que sustituyeron a Enberg en la alcoba del escritor.
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