El Celta se salva a causa del campe¨®n
El Madrid sufri¨® la peor derrota de la temporada y jug¨® sin concentraci¨®n
Siete d¨ªas de tormento y s¨®lo 10 minutos de tensi¨®n. En ese escaso tiempo esquiv¨® el Celta la amenaza del fracaso; Bala¨ªdos apag¨® el transistor y pudo disfrutar de una de las pocas alegr¨ªas del curso, con el campe¨®n bajo su bota y la grada reconciliada. Fueron dos zarpazos de Vlado Gudelj, su jugador m¨¢s carism¨¢tico, los que aliviaron la tensi¨®n en apenas un par de minutos. La amenaza del descenso es m¨¢s angustiosa cuanto mayor es la calidad de la plantilla, y ese grupo de jugadores que durante tantos meses han tenido que aguantar el menosprecio de su t¨¦cnico evitaron el linchamiento moral de Fernando Santos.Cumplido el objetivo cabe preguntarse los motivos del descalabro, y por ah¨ª cualquier an¨¢lisis desemboca en el entrenador, cuya invalidez t¨¢ctica le descarta para la ¨¦lite del f¨²tbol. Por Bala¨ªdos pas¨® un equipo campe¨®n con metas elogiables pero menos pr¨¢cticas. Por salvar apenas salv¨® el honor. Su forma de caer en Vigo es poco compatible con el prestigio de la Liga espa?ola, pero no es f¨¢cil jugar contra un equipo al que le va la vida en el envite.
El t¨¦cnico del Celta aline¨® uno de los mejores equipos posibles y se not¨®. Cuando el abanderado del "santismo", Miguel Merino, juega lejos de la l¨ªnea media, aquella donde se cocina las ocasiones de gol, el equipo tiene otro aspecto. Merino, voluntarioso pero escasamente t¨¦cnico, jug¨® de lateral; o sea, lejos. Y Del Solar y Mazinho se repartieron el trabajo en la sala de m¨¢quinas. Por ah¨ª se le fue el partido al Madrid.
Privado de Seedorf, Redondo y Alkorta, la relaci¨®n de fuerzas favoreci¨® a la columna vertebral del Celta. Milla y Sanch¨ªs se vieron desbordados por los dos pivotes c¨¦lticos, y de ah¨ª hacia arriba aparecieron Mostovoi y Gudelj para desequilibrar el partido, frente a la nula resistencia de Fernando Sanz. El primero se plante¨® como una batalla de Hierro contra todos, una lucha desigual.
Si el Real abandon¨® a su central internacional en defensa, en ataque se encomend¨® a Ra¨²l, a duras penas tapado por Merino, pero el campe¨®n s¨®lo apret¨® a r¨¢fagas. Perdi¨® toque en el centro del campo y no se reconoci¨® a s¨ª mismo en su juego sin hombres capacitados para surtir de balones largos a Suker y Mijatovic. Desaparecida la presi¨®n que tanto ha pesado durante la persecuci¨®n del Bar?a, tampoco hubo ganas de jugar al f¨²tbol. Un equipo as¨ª queda al amparo de sus individualidades, pero los dos primeros goles de Gudelj hicieron perder fe a las figuras del Madrid.
Para el ¨¦xito de Gudelj fue fundamental que brillar¨¢ la clase de Mostovoi, un jugador cuyo talento har¨ªa olvidar su dif¨ªcil car¨¢cter si encontrara m¨¢s comprensi¨®n desde el banquillo. A los ocho minutos de partido invent¨® un hueco enorme todo para Gudelj, que no perdon¨® en el uno contra uno. S¨®lo dos despu¨¦s apareci¨® para dejar el bal¨®n en la bota del goleador c¨¦ltico en el ¨¢rea peque?a. La blanda actitud defensiva del Madrid hizo el resto, el partido qued¨® prematuramente sentenciado y un tremendo suspiro de alivio se dej¨® o¨ªr en Bala¨ªdos.
Tambi¨¦n en la segunda parte el gol lleg¨® pronto. De nuevo con Mostovoi por enmedio. Para el resto del encuentro tir¨® el Celta de fondo de cat¨¢logo, apoyado en la habilidad del ruso y en el trabajo de Mazinho en el centro del campo. S¨®lo Fernando Hierro pareci¨® inc¨®modo con la derrota, la m¨¢s clara de las escasas que ha recibido. el campe¨®n en su Liga, y le cost¨® la tarjeta roja.
El equipo de Capello era ya m¨¢s vulnerable porque desde el descanso no estaban Suker ni Mijatovic, y Ra¨²l dej¨® el fil¨®n de la banda izquierda para intentar entrar por el centro. No lo consigui¨® y la temporada se esfum¨® para el Madrid con la tercera derrota del curso y la primera goleada de una era, la de Capello, a la que Gudelj puso punto y final.
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