Menos estelar de lo previsto
La 'Liga de las estrellas' deja un reguero de v¨ªctimas en los banquillos
Termina la Liga de las estrellas y no se ha alcanzado el para¨ªso prometido. Ha sido, desde luego, la temporada de Ronaldo, de Ra¨²l, del triunfo del Madrid y de un juego peor del previsto, quiz¨¢ porque se viven tiempos vol¨¢tiles y eflimeros. La masiva destituci¨®n de entrenadores explica el car¨¢cter alocado de los clubes espa?oles, metidos en la rueda de la inflaci¨®n y de la incompetencia de la mayor¨ªa de los dirigentes. Ha sido una temporada que deja. m¨¢s v¨ªctimas que ganadores.La temporada comenz¨® con una expectaci¨®n excepcional, fruto de los m¨¢s de 35.000 millones invertidos por los clubes en fichajes. La Liga espa?ola hab¨ªa ganado sobradamente la batalla en el mercado, pero era mayor el espect¨¢culo que ofrec¨ªan los dirigentes en las transacciones que los jugadores sobre el c¨¦sped. Todav¨ªa se recuerda el caso del argentino Almeyda, a quien el Sevilla pag¨® cinco veces su precio de salida en competencia con el Madrid. Diez meses despu¨¦s, sigue habl¨¢ndose de dinero, de las supercl¨¢usulas de Roberto Carlos y Mijatovic, del conflicto de Ronaldo con el Barcelona. M¨¢s que la Liga de f¨²tbol, hemos asistido a un interminable monopoly futbol¨ªstico.
Las v¨ªctimas de este juego han sido los entrenadores. Las fuertes inversiones exig¨ªan resultados inmediatos y en esta dial¨¦ctica era dif¨ªcil mantener el equilibrio. Acabada la temporada s¨®lo tres de los que empezaron habr¨¢n logrado concluir su trabajo en un clima de estabilidad: Cantantore (Valladolid), Luis Fern¨¢ndez (Athl¨¦tic) y Ortuondo (Extremadura). Los casos paradigrn¨¢ticos han sido los de Capello (Madrid) y V¨ªctor (Mallorca): en la misma semana coincidieron la destituci¨®n de V¨ªctor, a quien desped¨ªan a¨²n siendo su equipo el l¨ªder de la Segunda Divisi¨®n, y el adi¨®s de Capello, que aunciaba su marcha del Madrid a¨²n llevando en esos momentos diez puntos al Bar?a.
Finalmente, los 35 goles de Ronaldo han servido para alimentar un conflicto sin precedentes todav¨ªa no resuelto. Tampoco le ha servido a Robson que el Barcelona superara el list¨®n de los 100 goles en esta Liga, clasificar al equipo para la Liga de Campeones, ganar la Recopa y disputar la final de la Copa del Rey.
El nivel de exigencia es tremendo: los dirigentes compran estrellas a un precio multimillonario y esperan a cambio goles y resultados. El f¨²tbol ha quedado en un segundo plano. La Liga de las estrellas nos deja una duda: no sabemos si hemos visto el mejor f¨²tbol posible a cambio de 35.000 millones de pesetas.
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