Los albaneses votan hoy sin esperanza en un clima de intimidaci¨®n y fatalismo generalizados
ENVIADO ESPECIALLo de menos es que algunas de los dos millones de papeletas que la OSCE ha enviado desde Italia hayan tenido que reimprimirse en el ¨²ltimo minuto por errores en los nombres. O que el material electoral, seg¨²n la comisi¨®n central, no hubiera llegado ayer a numerosos colegios. Los comicios anticipados de hoy en Albania, en los que nadie cree pero que muchos juzgan como una catarsis necesaria, se ver¨¢n m¨¢s afectados por el ambiente general de intimidaci¨®n y fatalismo o por la incertidumbre sobre la fiabilidad del censo.
En realidad se desconoce si las listas electorales reflejan a los potenciales votantes. No s¨®lo porque, como ha explicado el ministro de Justicia Spartak Nagela, en numerosas localidades fueron quemadas en la insurrecci¨®n de marzo junto con las oficinas municipales que las custodiaban, sino porque decenas de miles de albaneses han hu¨ªdo desde entonces de un pa¨ªs armado en el que sigue vigente el toque de queda y una de sus dos mitades vive al margen del control gubernamental."La elecci¨®n no es tal, sino m¨¢s bien un sondeo que servir¨¢ a las instituciones internacionales que han de convalidarla para saber cu¨¢les son los sentimientos de la gente", asegura un observador que trabajar¨¢ hoy para el Comit¨¦ Helsinki de Derechos Humanos. Estados Unidos, que se distanci¨® ayer de cualquiera de las opciones, mostr¨® su preocupaci¨®n por la situaci¨®n albanesa e invit¨® a los votantes a aprovechar la ocasi¨®n para dar un paso en la democratizaci¨®n.
Aparte de un escepticismo generalizado, los albaneses acuden a las urnas tras escuchar de los jefes de los dos bandos enfrentados las promesas m¨¢s inveros¨ªmiles. El presidente Sali Berisha, un hombre al¨¦rgico al debate democr¨¢tico y que seg¨²n allegados juzga las elecciones como un refer¨¦ndum sobre su persona, se ha despedido electoralmente de los suyos garantizando que en 75 d¨ªas restablecer¨¢ el orden p¨²blico y la legalidad -acabar¨¢ con "la rebeli¨®n comunista", dice- en Albania.
Por su parte, Fatos Nano, el l¨ªder socialista al que Berisha mantuvo encarcelado hasta marzo, asegura que el pr¨®ximo Gobierno centroizquierdista restituir¨¢ a los cientos de miles de arruinados los ahorros que perdieron, m¨¢s de 150.000 millones de pesetas, en la quiebra fraudulenta de los bancos piramidales patrocinados por el partido gobernante. La "loca promesa socialista", en palabras de un amigo pol¨ªtico de Nano, es s¨®lo un aspecto m¨¢s de unos comicios, los cuartos tras el colapso del paranoico comunismo de Enver Hoxa, "en los que no hay ganador, porque ya los liemos perdido todos". "Esta clase pol¨ªtica no puede democratizar ni reconstruir el pa¨ªs, est¨¢ prisionera de la guerra fr¨ªa", asegura el analista Remzi Lani, a quien parece darle la raz¨®n el lenguaje utilizado tanto por el autoritario Berisha como por el ex comunista Nano en una campa?a te?ida de violencia, no s¨®lo verbal.
El presidente alban¨¦s, superviviente contra todo pron¨®stico a los acontecimientos de marzo, sigue repitiendo como una jaculatoria la necesidad de "acabar con los rebeldes comunistas", mientras el antiguo ministro de Econom¨ªa, se ha referido habitualmente al partido que copaba el disuelto Parlamento como el de "los ladrones democr¨¢ticos".
La oposici¨®n a Berisha -socialistas, socialdem¨®cratas y centristas- se comprometi¨® el viernes a formar un Gobierno de coalici¨®n si consigue el triunfo hoy. Los colegios electorales, por decisi¨®n del Tribunal Constitucional, abrir¨¢n s¨®lo hasta las seis de la tarde, para garantizar la seguridad de los votantes y la del medio millar de observadores internacionales que, con escolta armada, fiscalizar¨¢n algunos de los 5.000 centros de votaci¨®n.
En Albania rige el toque de queda a las diez de la noche, y en algunas localidades del norte y sur del pa¨ªs, feudos armados de uno u otro bando y virtualmente cerradas al mundo exterior, no habr¨¢ m¨¢s vigilancia que la de la polic¨ªa local. "En Saranda, los ¨²nicos que van por la calle desarmados son los polic¨ªas", resume un vecino de esta ciudad sure?a que, como Valona y otras muchas, est¨¢ desde hace meses en manos de un comit¨¦ popular anti Berisha.
Pese a ello, el general italiano Luciano Forlani, jefe de la fuerza multinacional despachada en abril por la ONU en misi¨®n log¨ªstica y humanitaria -"turistas armados", para los locales- ha dicho que los 6.000 soldados a sus ¨®rdenes, que no proteger¨¢n los colegios ni escoltar¨¢n las urnas hasta su destino final, "garantizan que las elecciones ser¨¢n libres".
Al atardecer comienza el miedo en Albania, cuando las bandas de incontrolados o pistoleros, pertrechados como rambos con el producto de los saqueos de cuarteles y comisar¨ªas, hacen suyas ciudades, pueblos y caminos.
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