El teatro ecuestre de Zingaro busca en "Eclipse" el encuentro con la est¨¦tica oriental
El festival de Avi?¨®n, que inici¨® su fest¨ªn de teatro el pasado mi¨¦rcoles con la representaci¨®n de Nathan el sabio, recibi¨® ayer la extrema calidad; casi virtuosismo, de Eclipse, del Th¨¦¨¢tre Zingaro, y Les 81 minutes de Mademoiselle A., un texto inteligente que la direcci¨®n de Michel Raskine transforma en vodevil. Mientras el Th¨¦?tre Zingaro -con la doma de sus caballos de bell¨ªsima estampa y la presencia de las bailarinas de ballet cl¨¢sico- busc¨® en la m¨²sica tradicional coreana y la dualidad del yin y el yan el envoltorio para su gozoso espect¨¢culo, Les 81 minutes de Mademoiselle A. propon¨ªa una est¨¦tica opuesta: el realista ajetreo de un supermercado como escenario.
El director del Th¨¦?tre Zingaro, Bartabas, que insiste honestamente en no tener definido un discurso profundo, navega en la belleza guiado por la puraintuici¨®n y le da al p¨²blico lo que ¨¦ste le pide, aunque sea guiado por una especie de furor creativo, casi dionisiaco, inspiraci¨®n divina capaz de convertir en poes¨ªa todo lo que toca. Una intuici¨®n que le ha llevado desde la brutalidad de sus. primeros montajes paracircenses de los ochenta a la est¨¦tica suIlime, aunque etnoc¨¦ntrica, de ?clipse. El virtuosismo apabullante en la doma de caballos de bell¨ªsima estampa que adquieren la et¨¦rea presencia de las bailarinas de ballet cl¨¢sico, apenas oculta la falta de contenidos, pese al rico envoltorio de est¨¦tica contempor¨¢nea, de. m¨²sica tradicional coreana y a la, apelaci¨®n filos¨®fica de la dualidad del yin y el yan.De hecho, ?clipse busca el encuentro con el universo de la est¨¦tica oriental. Fuera de la carpa, un paisaje de troncos secos en un jard¨ªn de piedra da acceso a la pista en blanco y negro, dos c¨ªrculos conc¨¦ntricos. Dentro, la excelente m¨²sica shinawi, aut¨¦ntico concierto de tambores e instrumentos de cuerda coreanos al frente de los cuales se sit¨²a la cantante de pansori Yoojin. Y est¨¢ tambi¨¦n la pl¨¢stica y la gestualidad lenta, los abanicos y las armaduras, que remiten al mismo tiempo al noh y al kabuki japoneses y tambi¨¦n al bunraku (con la presencia / ausencia de los personajes cubiertos de negro). Con todo, el resultado de la mezcla no deja de ser un pastiche que remite irremediablemente a la pintura y la decoraci¨®n kitsch de la Europa decimon¨®nica fascinada por el misterio del lejano Oriente.
Lo mejor de ?clipse, lo que justifica sin lugar a dudas el enorme ¨¦xito del Th¨¦?tre Zingaro, es lo que queda oculto bajo el aparato est¨¦tico: los 25 magn¨ªficos caballos y sus estupendos jinetes. Caballos de bell¨ªsima estampa, verdaderas obras de arte en las tonalidades y las manchas de sus pieles, que evolucionan con magistral elegancia por la pista o se prestan a ejercicios acrob¨¢ticos y c¨®micos o a la danza de unos jinetes que aparentan no hacer ning¨²n esfuerzo. S¨®lo por eso, ya vale la pena verlos.
En cuanto a Les 81 minutes de Mademoiselle A., resulta bastante chocante ver c¨®mo el excelente texto del alem¨¢n Lothar Trolle (Br¨¹cken, Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana, 1944) cae rodando por la pendiente del vodevil hasta diluirse en la nada. La obra propone como escenario (realista) el vestuario de un supermercado y la acci¨®n que sucede, entrecortada, ir¨®nica, a veces con una fuerte carga po¨¦tica y filos¨®fica -cuando se remonta, en sus divagaciones, a referencias mitol¨®gicas o b¨ªblicas-, son diferentes momentos de la jornada de siete empleadas.
El texto, escrito con presupuestos vanguardistas, mezcla parlamentos y didascalias (recurso frecuente en el teatro contempor¨¢neo alem¨¢n) y consiente una amplia gama de puestas en escena. De todas ellas, Michel Raskine ha elegido una adscrita al gracejo m¨¢s irrelevante, que lo ¨²nico que, hace es matar el texto, restarle toda su carga cr¨ªtica e, incluso, dinamitar la excelente par¨¢bola final, donde una bandada de ¨¢ngeles se dedica a exterminar, uno a uno, los peces durante el diluvio universal. La buena interpretaci¨®n de las actrices -Sophie Barboyon, Ana Benito, Christine Brotons, Marief Guittier, Isabelle Randrianatoavina, Fr¨¦d¨¦rique Ruchaud y Sylviane Simonet- est¨¢, en este caso al servicio de una mala concepci¨®n esc¨¦nica, con una visi¨®n del mundo tan blanda como una chocolatina al sol. En cualquier caso, lo evidente es que el futuro del Festival ole Avi?¨®n no pasa (no deber¨ªa pasar) por aqu¨ª.
Pasteles teatrales
Si Nathan el sabio, que inaugur¨® el festival, ?clipse y Les 81 minutes de Mademoiselle A. son una muestra representativa de la l¨ªnea de programaci¨®n de la edici¨®n actual, no queda sino temer que en Avi?¨®n se sucedan los grandes pasteles teatrales que s¨®lo pueden arruinar la dentadura cultural. Hay que esperar que el grueso del Programme russe, con obras de las j¨®venes generaciones de un pa¨ªs tan conflictivo que no puede permitirse bajar la guardia intelectual, ofrezca un teatro m¨¢s jugoso, nutritivo.
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