Una carrera imprevisible
Abraham Olano est¨¢ dispuesto a convertirse en el campe¨®n de la Vuelta a Espa?a
No estar¨¢n ni Ullrich ni Virenque, tampoco Pantani. As¨ª que si creemos que el Tour establece la verdadera jerarqu¨ªa del ciclismo, ser¨¢ el cuarto de la carrera francesa, en la raz¨®n Abraham Olano, quien debe ganar la Vuelta. Segundo deber¨¢ terminar Escart¨ªn (quinto en el Tour) y tercero Jim¨¦nez (octavo). O, sea, podio completamente espa?ol. El ciclismo patrio en los altares y a otra cosa. Entonces, si est¨¢ todo decidido, ?para qu¨¦ irse todos a Lisboa el s¨¢bado? ?Para qu¨¦ disputar las 22 etapas, llegar a los cinco finales en alto y correr 86 kil¨®metros contrarreloj? ?Qu¨¦ pintan 198 corredores d¨¢ndose una paliza? Por varias razones.Todas las especulaciones basadas en resultados pasados suelen conducir, hablando de ciclismo, al fracaso. Hay que llegar al nivel de inevitable, ser un Merckx, un Anquetil, un Hinault, un Indur¨¢in o, incluso, hablando de la Vuelta, un Rominger, para poder colgarse el cartel de favorito y satisfacer las expectativas. Y Olano a¨²n no es inevitable, aunque lleve camino de serlo. Todo lo contrario. Hasta ahora son inevitables los detalles -pinchazos, ca¨ªdas, sorprendentes bajones de forma, falta de equipo- que le han asaltado en casi todas sus citas importantes.
Tampoco es tan cierto que el Tour establezca una jerarqu¨ªa intocable si exceptuamos lo tocante al ganador. Hay una intangible diferencia entre quien sale a ganar y quien sale a quedar lo mejor posible. Quien sale a ganar y gana es un campe¨®n; quien sale a quedar segundo y queda segundo, un aspirante. As¨ª que quedar segundo en el Tour no significa autom¨¢ticamente ganarlo si o participa el primero.
M¨¢s argumentos.Hay corredores que se asfixian en el Tour por la dureza del recorrido, inabordable para sus condiciones, y que encuentran en la Vuelta su caldo de cultivo ideal para burbujear incansablemente, mientras los acostumbrados a Alpes, Pirineos y dem¨¢s recorridos sobrehumanos su quedan sin terreno al que agarrarse. Por eso no hay que despreciar las posibilidades de que Jalabert pueda ganar esta Vuelta. O Z¨¹lle. Los dos son los ¨²nicos favoritos que saben, adem¨¢s, lo que es ganarla.
En la ronda espa?ola intervendr¨¢n, adem¨¢s, algunos actores principales ausentes en el Tour. Estar¨¢ P¨¢vel Tonkov, el ruso que priv¨® a Abraham Olano, precisamente, de la maglia rosa del Giro 96. Tambi¨¦n aparecer¨¢n otros protagonistas de la carrera italiana, ausentes en Francia, como Zaina, el viejoChiappucci, Gontchar y No¨¦.
Todo ello puede sonar a ch¨¢chara sin fundamento, pero hay un argumento irrebatible: la Vuelta es, y siempre ha sido, una carrera imprevisible. En el Tour la ¨²nica ley la marca la dureza. El m¨¢s fuerte siempre gana. El pelot¨®n en conjunto anula la estrategia de los equipos. No hay noticias de emboscadas triunfantes los ¨²ltimos a?os. En la Vuelta, en cambio, son habituales los golpes de efecto que dejan a los favoritos sin agarradero. Los abanicos los d¨ªas de viento previsiblemente irrelevantes; las escapadas locas en zonas de media monta?a. Casi nadie respira tranquilo ning¨²n d¨ªa.
Pero volvamos al principio. Olano es el m¨¢ximo favorito -por Fin un favorito espa?ol- no s¨®lo porque haya sido el mejor en el Tour de los participantes en la Vuelta. Tiene sus armas y la ronda espa?ola se pliega a ellas. Dado el trazado -subida a Sierra Nevada, contrarreloj en C¨®rdoba, cuatro finales en alto seguidos y m¨¢s contrarreloj, en Alcobendas- el ciclista guipuzcoano, el mejor contrarrelojista del pelot¨®n, podr¨ªa salir perfectamente de amarillo de C¨®rdoba y disputar el resto de la Vuelta a la defensiva, ejercicio que tanto le gusta a ¨¦l y en el que su equipo, el Banesto, es consumado maestro. La Vuelta deber¨¢ ser su confirmaci¨®n. Por primera vez en su carrera no tiene excusas para no ganar. Y ¨¦l, el amante de los desaf¨ªos imposibles, no puede dejar pasar de lado este reto.
L¨®gico tambi¨¦n podr¨ªa ser que Escart¨ªn terminara segundo. La monta?a de la Vuelta no es la del Tour y el aragon¨¦s siempre se ha mostrado inferior al vasco en este terreno en Espa?a. Y m¨¢s a¨²n en las contrarreloj.
?Y d¨®nde dejamos a Jalabert y Z¨¹lle? ?Y a Tonkov? El franc¨¦s no podr¨¢ hacer jugar el factor sorpresa que tan bien le fue en 1995. Tampoco la debilidad de su rival, el Olano aislado, sin equipo, de aquel a?o. Su margen de maniobra quedar¨¢ reducido al m¨ªnimo. No se le ve capacidad de enjugar en la monta?a el d¨¦ficit que acumular¨¢ en las contrarreloj frente a Olano. Z¨¹lle, el ganador del 96, ser¨ªa una baza m¨¢s segura si no jugaran en su contra los sucesos del verano: la ca¨ªda, la precipitada participaci¨®n en el Tour, la reca¨ªda, el abandono en Francia, el fichaje por el Festina para el pr¨®ximo a?o, la recuperaci¨®n en agosto. Todo le ha dejado convertido en inc¨®gnita con resultado probablememte negativo. Su director, Manolo S¨¢iz, admite, por lo menos, que llega a Lisboa "con cierto retraso en su preparaci¨®n". Y el ruso... Tonkov gan¨® un Giro a la medida de sus condiciones, con una contrarreloj m¨ªnima y una monta?a desmesurada. Y en la Vuelta habr¨¢ una Sierra Nevada, un Bra?ill¨ªn, un Morredero, un Naranco y unos Lagos, pero no un Mortirolo.
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