Turismo rural (2)
(A punto he estado de perder el hilo aldeaniego. Por quedarme embobado la otra noche ante el televisor de un bar y hasta las tantas, con la larga secuencia de sobredosis intravenenosa de sal gorda, tan bienintencionada para la patria en vena, que fue ese festival preeurovisivo en homenaje p¨®stumo a Miguel ?ngel Blanco. Para no mancillar el esp¨ªritu de Ermua, nada epilogar¨¦ sobre lo obvio, dado que s¨¦ que un bar no es el mejor lugar para captar la esencia del rosario en familia ni la de los autos sacramentales. Ahora bien, sinrazones tan s¨®lo medio est¨¦ticas me empujan a no dejar en el tintero del rencor ciertas visiones francamente duras: las infantas, que Dios guarde, moviendo los brazos con la gracia de chinitas mao¨ªstas, desplazadas, por milagro ventoso de F¨¢tima, desde la plaza Roja a la de las Ventas; los pol¨ªticos, abroch¨¢ndose un bot¨®n de la chaqueta cada vez que tocaban y retocaban a levantarse; el ansi¨®n, warholizable y tierno, que, de uno en uno y sobreponi¨¦ndose al duelo, "?mira!", se pirraba por salir -en pantalla; los espasmos de Julio Iglesias, casi declaraciones de apoyo -en morse comprensible- a Diego Armando Maradona, otra v¨ªctima; el chantilly glacial que Paloma San Basilio obtiene, otra santa, sin menester de batidora; Raphael, el ni?o de Linares, anunciando "yo soy aqu¨¦l", que ya se cumplen 35 a?os, de paz y de presencia suya sobre el escenario, "?to-re-ro!", y ¨¦l, de sal¨®n, se arranca, al tiempo que all¨ª ilustra su pensamiento eterno de que meter la mano en el bolsillo conduce a alguna parte; Nacho Cano, alma moderna por sensible, dando sonoras cocecitas en una especie de parodia infusa de esa rumba rapeada, aunque fuere de la burra, que Marujita D¨ªaz ha llamado, y se oye, Parque de Mar¨ªa Luisa chin-pun; el "poema in¨¦dito", no sabe Nuria Espert hasta qu¨¦ honduras, del venerable Alberti; el detallazo, ante lo all¨ª bastante visto y o¨ªdo, de que Roc¨ªo Jurado, tabaco y oro, se santiguase; la ausencia, en fin, de Mar¨ªa Ostiz. Y ya est¨¢. La piedad, aunque all¨ª lo ignoraran muchos, tambi¨¦n sirve para frenarse).Nada m¨¢s escribir "sal gorda" se acuerda de que, en este peri¨®dico, hace s¨®lo unos d¨ªas, una errata gustativa transformaba un c¨¦lebre t¨ªtulo de Octavio Paz, Piedra de sol, en Piedra de sal. Ech¨® entonces de menos, como si en ello a ¨¦l le fuera algo, aquellas grandes piedras de sal, redondas, en los establos de las cuadras, donde las lenguas de las caballer¨ªas, casi exentas, lam¨ªan y relam¨ªan lo que no estaba en los escritos, tal vez echando solamente en falta la letan¨ªa preferida en las pel¨ªculas pornogr¨¢ficas de hoy d¨ªa: "?Oh, s¨ª!"
Se lo dice una anciana con indisimulada guasa, a mitad de la calle de La Cumbre: "No habr¨¢ venido usted a dormir a este pueblo... " Al turista escandinavo, por m¨¢s que sea hispanista de renombre, se le escapa la gama, por desdicha: "S¨ª, ahora mismito voy a subir a echarme la siesta". (De Assimil, bordado). La carcajada de la abuela, m¨¢s que subrayadora, va a resultar prof¨¦tica al instante.
En la plaza polivalente -mayor, ruedo taurino y pista de baile- hay corrida a las seis de la tarde. Desde las cuatro y media, y cada cuarto de hora, repica la campana del ayuntamiento para anunciarla. Adem¨¢s, alg¨²n que otro cohete. Y ahora ¨¦l echa de menos, para distraerse sin tener que quitar telara?as, las carreras de los muchachos, anta?o, en pos de aquel trofeo minimalista: las varillas.
En Castilla, lo del gazpacho es cosa modernona. De ah¨ª que el tomate ajado resulte el predilecto para tal uso, pues aqu¨ª se tiende a pensar que la materia l¨ªquida permite enmascarar lo putrefacto. De saberlo, el turista escandinavo tambi¨¦n sabr¨ªa que no s¨®lo no duerme a causa de ese ruido exterior constante, tan disculpable: "Estamos en fiestas".
Vuelven a estar de moda los apagones de luz. (Con resultados, ¨¦stos s¨ª in¨¦ditos, en los productos congelados de las tiendas locales). Un amigo muy rojo, de Trabanca, tiene su personal teor¨ªa al respecto: "Yo estuve trabajando en Francia y me estoy acordando que una vez, creo que unos terroristas, dejaron varios d¨ªas sin luz a una regi¨®n entera. Pues bien, a los nueve meses all¨ª todas las t¨ªas empezaron a parir como por ensalmo. Y a m¨ª me da que el PP, de acuerdo con Iberduero, est¨¢ empleando el mismo m¨¦todo para que el ¨ªndice de natalidad crezca en Espa?a".
Mientras tanto, Morenito de Maracay hace faena en la plaza.
Babelia
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