?Te lo hiciste, Filistrup!
Habr¨¢ que acostumbrarse a la ausencia de Josep Toutain en el precario pero estimulante mundo de la historieta espa?ola. Un c¨¢ncer se ha llevado por delante a este editor de c¨®mics cuya presencia en el sector durante el ¨²ltimo medio siglo ha sido de una importancia indudable. Ten¨ªa 66 a?os y se consideraba cualquier cosa menos un jubilado, como demuestran esos recientes viajes por Estados Unidos en los que promocionaba a una serie de artistas amigos y aprovechaba para no perder contacto con la industria norteamericana del c¨®mic.Josep Toutain hizo sus pinitos como dibujante a principios de los a?os cincuenta, pero enseguida deriv¨® hacia la parte organizativa del asunto. Fue as¨ª como se convirti¨® en agente y como cre¨® Selecciones Ilustradas, agencia que conoci¨® sus d¨ªas de gloria en los a?os sesenta y setenta, cuando Toutain vend¨ªa la obra de dibujantes espa?oles al extranjero. La plana mayor de los profesionales de la ¨¦poca pas¨® por Selecciones Ilustradas y no ser¨ªa exagerado afirmar que Estados Unidos se enter¨® de la existencia del c¨®mic espa?ol gracias a Toutain.
El madrile?o Carlos Gim¨¦nez, que form¨® parte de la escuder¨ªa Toutain, plasmar¨ªa m¨¢s tarde esa ¨¦poca en una de sus mejores obras, Los profesionales. En ella, Selecciones Ilustradas aparec¨ªa como el escenario ideal para una novela picaresca, como una mezcla de escuela y cuartel en la que los dibujantes viv¨ªan una vida paralela a la real entre risas y llantos, tapujos y sablazos. En esa excelente serie (lo mejor que ha hecho Gim¨¦nez a lo largo de su irregular carrera), Toutain aparec¨ªa rebautizado como Filistrup y vestido como siempre le hab¨ªamos visto todos: con chaleco, botas de cowboy y su legendario foulard floreado.
Como editor, a Josep Toutain le debemos algunas revistas de m¨¦rito de los a?os ochenta (1984 o Comix Internacional), el entrenamiento de algunos empresarios actualmente punteros (es el caso del patr¨®n de Norma Editorial, Rafael Mart¨ªnez, que empez¨® de aprendiz con Toutain y acab¨® siendo su mano derecha) y, especialmente, el nacimiento de la revista El V¨ªbora. A pesar de pertenecer a otra generaci¨®n, Toutain supo entender lo que le propon¨ªa a finales de los setenta su vecino de La Floresta Jos¨¦ Mar¨ªa Berenguer, un arquitecto devoto del tebeo underground. La aportaci¨®n econ¨®mica de Toutain fue fundamental a la hora de tirar hacia adelante El V¨ªbora, superviviente en solitario hoy d¨ªa de un tipo de publicaciones que ha vivido tiempos mejores.
Cuando la crisis llam¨® a su puerta, oblig¨¢ndole a cerrar la agencia y a despedirse de Catalan Communications (la empresa que hab¨ªa creado para venderles material nacional a los gringos), Toutain tuvo una crisis moral que no debi¨® de durar m¨¢s de 10 minutos. Otro hubiera optado por la jubilaci¨®n, pero nuestro hombre, tras calzarse las botas y anudarse el foulard, se fue a hacer las Am¨¦ricas de nuevo. Esta vez, como representante de una serie de artistas cuyos lienzos, estatuas o piezas de, cer¨¢mica se apa?aba para vender muy bien en Estados Unidos.
Josep Toutain fue un hombre que nunca supo estarse quieto y siempre anduvo buscando maneras de pas¨¢rselo bien y hac¨¦rselo pasar bien a sus protegidos. Todos somos conscientes de que durante el pr¨®ximo sal¨®n del c¨®mic vamos a echar de menos su longil¨ªnea silueta y de que ya nunca podremos hacer chistes cari?osos sobre su, al parecer, infinita colecci¨®n de foulards.
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