El Banco Mundial y el FMI deber¨¢n promover una mundilizaci¨®n ordenada de la econ¨®mica

El Banco Mundial y el FMI clausuraron ayer en Honk Kong su asamblea anual, con un protagonismo recobrado a ra¨ªz de la crisis monetaria en el sureste asi¨¢tico. Las dos organizaciones han recibido el apoyo de los pa¨ªses miembros para que el Fondo ampl¨ªe sus responsabilidades y fomente y supervise la liberalizaci¨®n de la circulaci¨®n de capitales. Han conseguido tambi¨¦n respaldo a suplan de lucha contra la corrupci¨®n en pa¨ªses receptores de ayudas. En otras palabras, deben promover una mundializaci¨®n econ¨®mica ordenada. La asamblea del pr¨®ximo a?o se celebrar¨¢ en Washington (EE UU).

Uno de los asuntos pol¨¦micos fue la propuesta de Jap¨®n de crear un fondo regional para luchar contra crisis monetarias como la que a¨²n sufre el sureste asi¨¢tico. La idea fue ayer criticada por los responsables de las dos instituciones multilaterales. Temen que la disponibilidad de ayuda incondicional relaje los esfuerzos de estabilizaci¨®n de los gobiernos.El Fondo ha proyectado un crecimiento del 4,5% para la econom¨ªa mundial en la pr¨®xima d¨¦cada, pero algunos de los motores de esta expansi¨®n, como la mundializaci¨®n de la econom¨ªa, con viene que sea guiado para evitar nuevos colapsos financieros como el que est¨¢ sufriendo desde el verano la regi¨®n hasta ahora econ¨®micamente m¨¢s din¨¢mica del planeta.

Las nuevas responsabilidades otorgadas por la comunidad internacional al FMI y el Banco Mundial ponen de relieve la necesidad de dar respuesta a los nuevos retos que plantea el proceso de integraci¨®n econ¨®mica.

El sureste asi¨¢tico ha sufrido las consecuencias que un cambio en la direcci¨®n de los flujos de capital pueden tener en el crecimiento de toda un ¨¢rea del planeta. A pesar de ello, la mayor¨ªa de los representantes de los 181 pa¨ªses miembros de las dos instituciones multilaterales ha reconocido en Hong Kong la importancia del libre flujo de capitales para el desarrollo de las econom¨ªas.

Circulaci¨®n de capitales

La excepci¨®n m¨¢s ruidosa ha sido Malaisia, uno de los paises perjudicados por la crisis desatada en Tailandia, que ha preferido culpar a los especuladores "sin escr¨²pulos" de la devaluaci¨®n de su moneda y la ca¨ªda en picado de su mercado de valores y ha propuesto la "prohibici¨®n" de las transacciones en los mercados de divisas.

Pese a los recelos de algunos, el FMI ha recibido el mandato de reformar sus estatutos e incluir la cuenta de capitales entre sus responsabilidades. Una funci¨®n, que debe a¨²n ser aprobada formalmente por todos los Estados miembros del Fondo. Esta nueva misi¨®n significa conseguir que tanto los inversores extranjeros como los nacionales tengan libertad de vender y comprar activos financieros en cualquier parte, del mundo.

La versi¨®n m¨¢s moderada de este nuevo papel, defendida por los pa¨ªses en desarrollo, supone que el Fondo ayudar¨¢ a aquellos con sistemas financieros a¨²n fr¨¢giles a hacer una transici¨®n hacia la plena liberalizaci¨®n, pero con medidas de control temporales.

En la conferencia de prensa de ayer, Camdessus intent¨® contentar a ambos sectores. "El mensaje que hemos recibido es que tenemos que ser muy tenaces en el objetivo y muy cuatelosos en su aplicaci¨®n". Intentaba calmar as¨ª los recelos expresados por algunos pa¨ªses en desarrollo, que temen que el FMI y las econom¨ªas avanzadas les impongan un ritmo acelerado de reformas y apertura. "Lo que est¨¢ claro para todos es que la libertad del movimiento de capitales es necesaria para alcanzar la prosperidad", se?al¨® Camdessus.

Hasta ahora, el objetivo del FMI ha sido procurar la convertibilidad de las monedas de sus pa¨ªses socios y, con ello, liberalizar sus balanzas por cuenta corriente. Hace 15 a?os la mayor¨ªa de los pa¨ªses en desarrollo no cumpl¨ªan estos dos requisitos, pero hoy la mayor¨ªa ha eliminado los controles sobre sus transacciones comerciales.

En la actualidad, es la circulaci¨®n de capitales, m¨¢s que la balanza por cuenta corriente, lo que determina el tipo de cambio de una moneda. La crisis desatada en Tailandia demuestra la alta sensibilidad de la inversi¨®n exterior a la adopci¨®n de pol¨ªticas equivocadas como el r¨¦gimen cambiario de la moneda tailandesa que, al estar ligado al d¨®lar, result¨® en una preocupante p¨¦rdida de competitividad de sus exportaciones y un deterioro de la balanza exterior.

A pesar de que la huida masiva del capital de los pa¨ªses del sureste asi¨¢tico ha provocado devaluaciones del orden del 30% en algunas de las monedas de la regi¨®n y fuertes subidas de los tipos de inter¨¦s, para contrarrestar las presiones inflacionistas, tanto Camdessus como el presidente del Banco Mundial creen que los efectos en el crecimiento de la regi¨®n ser¨¢n moderados y limitados.

Exigencias rec¨ªprocas

El inesperado liderazgo asumido por Jap¨®n en esta asamblea y las reuniones precedentes y su intento de crear un fondo regional que permita a los pa¨ªses asi¨¢ticos responder a crisis como la que vive la zona, no han sido bien recibidos por las instituciones multilaterales. El presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, cuyo discurso a favor de estrechar la brecha entre ricos y pobres ha sido favorablemente recibido, se?al¨® que el FMI cumple ya la funci¨®n de coordinar la puesta en marcha de ayudas, como se ha visto en el caso de Tailandia y, hace dos a?os, en M¨¦xico, pero siempre a cambio de medidas de saneamiento.

Camdessus, por su parte, destac¨® el peligro de que la disponibilidad de recursos no condicionados a la aplicaci¨®n de un programa de ajuste pueden relajar la disciplina de los gobiernos.

El director gerente del FMI defendi¨® tambi¨¦n la necesidad de que la alianza regional que se est¨¢ fraguando con esta crisis sirva para que los pa¨ªses del sureste asi¨¢tico se presionen entre s¨ª y apliquen las pol¨ªticas econ¨®micas adecuadas, en un esquema de exigencias rec¨ªprocas similar al que ha funcionado en la Uni¨®n Europea para la formaci¨®n del euro o entre las econom¨ªas m¨¢s desarrolladas, del Grupo de los Siete. "La respuesta de los pa¨ªses a la crisis actual demuestra que no hace falta crear un mecanismo especial de financiaci¨®n para la zona", declar¨®. Los pa¨ªses de la regi¨®n han contribuido con m¨¢s de la mitad al paquete de ayudas de 17.000 millones de d¨®lares (2,55 billones de pesetas) coordinado por el FMI.