"No nos interesa el culpable,queremos las soluciones"
El ingeniero qu¨ªmico Carles Sol¨¤ Ferrando, de 51 a?os, lleva tres a?os como rector de la Aut¨®noma de Barcelona y a?o y medio como presidente de la Conferencia de Rectores de las Universidades Espa?olas (CRUE). Consciente de que el nuevo curso es crucial si se quiere imprimir un cambio de rumbo y desbloquear la situaci¨®n de la universidad, combina ilusiones y temores, orgullo y autocr¨ªtica, firmeza de ideas y suavidad de tono. Est¨¢ convencido de que confiar en la universidad es indispensable para que un pa¨ªs progrese y remueva sus clases sociales.Pregunta. ?Qu¨¦ recomienda a los nuevos universitarios?
Respuesta. Que vengan con ilusi¨®n y no se limiten a estudiar. Aqu¨ª no s¨®lo se viene a aprender, sino a formarse como ciudadano de una sociedad democr¨¢tica. Que participen en el gobierno de la universidad, en las actividades culturales y en la explosi¨®n del voluntariado, que ha sustituido a la antigua lucha por la democracia. Les daremos lo mejor que tenemos, y ojal¨¢ aprecien lo que van a recibir, porque ninguna sociedad aprecia a su universidad si no lo hacen los estudiantes.
P. ?Percibe este aprecio?
P. La sociedad tiene que confiar en nosotros, porque nos estamos dejando la piel. Competimos con buenas universidades extranjeras, a veces con la mitad de recursos. ?C¨®mo compensamos la diferencia? Con un esfuerzo extraordinario. Claro que hay mantas, como en cualquier sitio. Pero me parece escandaloso que algunos pol¨ªticos desconsideren a la universidad p¨²blica.
P. ?Complica eso el futuro?
R. En un mundo en el que la informaci¨®n circula a gran velocidad y millones de d¨®lares cambian de cuenta cada noche, s¨®lo hay algo que circula con dificultad: las personas. El capital humano es esencial para la competitividad y la capacidad de una sociedad. En Espa?a hemos hecho mucho, pero podemos morir de ¨¦xito. La sociedad nos pide m¨¢s y m¨¢s, y eso crea tensiones. Somos un motor econ¨®mico, pero hemos crecido sin planificaci¨®n. El ¨¦xito ha causado un. problema de dise?o del sistema: no sabemos ad¨®nde vamos. Hay que apretarse los machos y pensar con rigor, sin demagogia.
P. Los rectores, con toda su fama de prudentes, empiezan el curso con una cr¨ªtica colectiva al ministerio. ?Han desesperado de convencer a Esperanza Aguirre sobre las reformas?
R. El problema no es con la ministra, sino con la Administraci¨®n del Estado. Los asuntos m¨¢s perentorios no arrancan con este Gobierno. Yo he conocido a tres ministros. Los dos ¨²ltimos, del PSOE, apenas hicieron nada, aparentemente no ten¨ªan un proyecto universitario. De la actual, no se conoce hasta ahora. Los problemas no se pueden atribuir a este Gobierno, pero s¨ª la responsabilidad de buscar soluciones. No nos interesa el culpable, queremos las soluciones.
P. Dicen ustedes que no conocen la pol¨ªtica universitaria.
R. Si hay, no la conocemos. Existi¨® con el anterior secretario de Estado, Fernando Tejerina, pero acab¨® con su destituci¨®n Desconozco por qu¨¦ el Gobierno no apoy¨® a su secretario de Estado. Es parad¨®jico que se destituya a alguien por conseguir el consenso. La universidad da ejemplo superando las actitudes personales y el color pol¨ªtico.
P. ?Ha dejado cicatrices la .destituci¨®n de Tejerina?
R. A m¨ª s¨ª. Es un gran profesor, tiene un trato extraordinario, conoce la universidad, sab¨ªa qu¨¦ hacer y contaba con nuestro respaldo.
P. ?Apretar¨¢n las tuercas a los nuevos altos cargos o les dejar¨¢n aterrizar?
R. Hay que dejarles aterrizar, pero la pista no es muy larga ni hay mucho tiempo.
P. ?Cu¨¢nto?
R. No soy pitoniso, pero la inquietud de los profesores es enorme. El a?o pasado hubo movilizaciones y, si no se ven las cosas claras, pueden reproducirse. Hablamos de meses.
P. ?Y si todo sigue igual?
R. El tiempo es irreversible. Tendr¨ªamos otra generaci¨®n con planes inadecuados, aumentar¨ªan los d¨¦ficit y el problema del profesorado se agravar¨ªa.
P. Tambi¨¦n han alertado sobre la precariedad financiera.
R. Nos alejamos de los pa¨ªses europeos por partida doble: en 1994, Espa?a estaba en un 1% del producto interior bruto (PIB) y la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico (OCDE), en el 1'5%. Ahora estamos en el 0,9% y la OCDE, en el 1,7%. Y lo mismo en investigaci¨®n. Hemos llegado al 0,9%, pero ahora, estamos en el 0,76%, mientras que la UE est¨¢ en el 2%.
P. ?Qu¨¦ pierde Espa?a por no financiar bien la universidad?
R. La convergencia con Europa. La convergencia de verdad.
P. ?Eso pasar¨¢ factura?
R. Tarde o temprano. ?Cu¨¢l ser¨ªa la ¨²ltima f¨¢brica que cerrar¨ªa Volkswagen? La de Wolfsburg, en Alemania, no la de Martorell, en Barcelona. Con la globalizaci¨®n y la movilidad de capital, el futuro exige un capital humano competente que genere conocimiento ¨²til.
P. ?Por qu¨¦ no sali¨® adelante la descarga de horas de clase de los cr¨¦ditos acad¨¦micos?
R. La ministra no ve claro que tres de cada 10 horas puedan ser de actividades complementarias o de clase. Es dif¨ªcil explicar que no prospere algo precedido de un estudio muy minucioso y apoyado por la Conferencia de Rectores y el Consejo de Universidades. Yo pido que, de una vez por todas, se reconozca que las universidades son mayores de edad y sabr¨¢n hacer buen uso de sus herramientas.
P.Otro problema es el profesorado, con 20.000 docentes en situaci¨®n precaria.
R. Como consecuencia de la aplicaci¨®n de los planes de estudio con presupuestos insuficientes hemos tenido que contratar a muchos profesores en condiciones precarias para poder dar las clases. Es una situaci¨®n que urge resolver. Adem¨¢s, est¨¢ el problema del envejecirmiento en bloque de la universidad. Una jubilaciones ahora un acontecimiento. Con el bloqueo de las plantillas hay que esperar a que dentro de muchos a?os se vaya un profesor con experiencia docente, investigaciones, publicaciones, contactos internacionales para tener en su lugar a un joven reci¨¦n graduado. Eso afecta a la calidad, porque un profesor tarda 10 a?os en formarse.
P. ?Cu¨¢l es su f¨®rmula?
R. Situar entre la finalizaci¨®n de la tesis doctoral y el acceso al funcionariado docente (titular o catedr¨¢tico) una categor¨ªa de profesores doctores contratados por tiempo limitado. As¨ª se formar¨ªan los futuros profesores de los cuerpos docentes.
P. Muchos pol¨ªticos les acusan de ser corporativos.
R. Hemos recibido chaparrones de cr¨ªticas que demuestran ignorancia. ?Qu¨¦ intereses defiende un rector? Los de los estudiantes, los profesores y el personal de administraci¨®n y servicios. Tenemos que compensar esas tensiones y lo hacemos con un presupuesto P. ?Admite que el corporativismo de los profesores sobrecarg¨® los planes de estudio?
R. Esa s¨ª es una cr¨ªtica correcta. Los planes son hijos de los profesores. Nos ense?aron que para aumentar las dotaciones de un departamento hab¨ªa que dar m¨¢s clases. Eso provoc¨® que los departamentos influyeran tanto.
P. Hay quien piensa que la universidad es demasiado seria para dejarla en manos de los universitarios.
R. Es que somos los que m¨¢s sabemos de ella.
P. ?En qu¨¦ radica la desconfianza de la ministra hacia ustedes?
R. No lo s¨¦... No quiero hacer psicolog¨ªa, no soy experto. Nosotros estamos a su disposici¨®n. Para resolver problemas.
P. Aguirre piensa que muchos de ustedes son socialistas.
R. Ni conozco los votos de Mis compa?eros ni viene al caso el m¨ªo. Pero la cr¨ªtica se viene abajo, porque la Conferencia de Rectores adopta acuerdos un¨¢nimes. Si hay votos socialistas, comunistas o del Partido Popular, se reservan para otra cosa.
P. Se les acusa de pedir autonom¨ªa y no rendir cuentas.
R. Es chocante que se acuse de eso a una instituci¨®n con presupuestos asignados por el Parlamento y sistem¨¢ticas auditor¨ªas, sometida a examen del Tribunal de Cuentas y a evaluaci¨®n de las comunidades, del Consejo de Universidades, de la Conferencia de Rectores Europeos. Y con una man¨ªa: la autocr¨ªtica. Es un masoquismo que se opone al autobombo de otros ¨¢mbitos. El problema de la autonom¨ªa y la desconfianza es viejo, del siglo XI. Pero los pa¨ªses que han triunfado son los que conf¨ªan en su universidad, los que consideran la libertad acad¨¦mica como motor de innovaci¨®n. Con reticencias, no llegamos a ninguna parte. Con controles, adonde sea necesario.
P. El Consejo de Universidades lleva tres secretarios desde febrero y m¨²ltiples conflictos desde antes. ?Est¨¢ muerto?
R. Hay que saber para qu¨¦ lo queremos. No me excita nada un Consejo que en pleno incendio se dedica a debatir si un cr¨¦dito m¨¢s o un cr¨¦dito menos. No me interesa * un Consejo en el que un proyecto sale adelante aunque lo rechace la mayor¨ªa.P. La universidad ha mejorado en conocimiento, actualizaci¨®n, investigaci¨®n y publicaciones. Pero persiste el desinter¨¦s pedag¨®gico, la incompetencia did¨¢ctica, la desatenci¨®n al estudiante.
R. Es cierto. Hay que hacer un gran esfuerzo. En algunas universidades ya impartimos cursos voluntarios para profesores. Ense?ar requiere una t¨¦cnica. Atender de forma personalizada al estudiante requiere programas caros.
P. ?Qu¨¦ hacen las empresas por la universidad?
R. No lo suficiente. Y se les debe reprochar, porque son beneficiarias directas.P. ?C¨®mo evitar el sarpullido de universidades de pueblo?
R. La situaci¨®n es grave. El sistema actual no es viable. Hay que estudiar globalmente la situaci¨®n universitaria y no universitaria. Llegar¨¢n m¨¢s estudiantes a la puerta de la universidad, pero ?se compensar¨¢ con el descenso demogr¨¢fico? No est¨¢ claro. Si disminuye el alumnado, se pondr¨¢ en cuesti¨®n la viabilidad de algunas universidades.
P. ?Qu¨¦ tiene una buena universidad alemana, brit¨¢nica o estadounidense que no tenga la Aut¨®noma de Barcelona?
R. M¨¢s recursos; una estructura m¨¢s s¨®lida, con m¨¢s tradici¨®n; m¨¢s imbricaci¨®n con la sociedad y las empresas; menos obsesi¨®n por los ex¨¢menes, y una consideraci¨®n social ajena al color pol¨ªtico.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.