La vena hisp¨¢nica de un escritor angloindio
Cuando era un estudiante viaj¨® como turista y sin demasiada ilusi¨®n a Andaluc¨ªa. Su contacto con el sur de Espa?a le dej¨® impresionado, y desde entonces ha visitado varias veces nuestro pa¨ªs. No olvida la experiencia de contemplar las pinturas negras de Goya en el Prado en 1993 en compa?¨ªa de la entonces ministra de Cultura, Carmen Alborch. Pero no s¨®lo el pintor aragon¨¦s forma parte del bagaje de Salman Rushdie, sino tambi¨¦n escritores como Cervantes o Borges o cineastas como Bu?uel.Aunque reniega de los sentimentalismos del pasado, reconoce que la Espa?a musulmana que inspir¨® su novela El suspiro del moro (1995) fue un modelo de convivencia entre culturas. "Estos mestizajes en el arte son muy sugerentes para m¨ª, y en aquella ¨¦poca cristianos, musulmanes y jud¨ªos se influyeron los unos a los otros. En cierta manera, la Reconquista fue una victoria del fundamentalismo cristiano". Dentro del toque iconoclasta que marca todo su libro Oriente-Occidente, el relato titulado Crist¨®bal Col¨®n y la reina Isabel de Espa?a consuman su relaci¨®n es uno de los m¨¢s logrados.
Nicaragua
Pero la vena hisp¨¢nica de este autor angloindio no se limita a Espa?a, sino que abarca un pa¨ªs como Nicaragua, que retrat¨® magistralmente en La sonrisa del jaguar (1987), donde Rushdie pasa de su escepticismo inicial ante la revoluci¨®n sandinista a una abierta simpat¨ªa a partir de una conversi¨®n l¨²cida y honesta.
"Acud¨ª invitado por los sandinistas y con el compromiso de que no iba a escribir nada, pero me di cuenta de que, sin comulgar con los sandinistas, deb¨ªa pronunciarme contra una actitud de EE UU que manten¨ªa una pol¨ªtica claramente colonialista", dice Rushdie. "Eso me decidi¨® a escribir el libro. S¨®lo cobr¨¦ un d¨®lar por los derechos de edici¨®n en Nicaragua. Un d¨®lar que todav¨ªa conservo. Es la ¨²nica vez que he hecho algo as¨ª".
Colaborador habitual de algunos diarios, entre ellos EL PA?S, Salman Rushdie no quiere renunciar al periodismo como un complemento de la literatura. "Algunos escritores prefieren no tener ninguna proyecci¨®n p¨²blica, y es una actitud que respeto totalmente", afirma. "Pero mi car¨¢cter es m¨¢s intervencionista y me gusta explicar lo que pienso. Cuando me piden alg¨²n art¨ªculo, mi primera reacci¨®n siempre es decir que no. Pero, a veces, luego pienso que me gustar¨ªa manifestar algo que nadie ha comentado, y entonces me animo y escribo para los peri¨®dicos".
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