Madrid, universidad abierta
Las transferencias de las universidades a las comunidades aut¨®nomas ofrecen, seg¨²n los autores, una oportunidad para luchar contra el localismo de la ense?anza superior espa?ola.
Son muchos los problemas pendientes que afectan a la Universidad en este inicio del curso acad¨¦mico 1997-1998, desde profesorado y reforma de los planes de estudio hasta autonom¨ªa universitaria, universidades cat¨®licas y financiaci¨®n. La tensi¨®n entre el Consejo de Universidades y el Ministerio de Educaci¨®n y Cultura ha centrado las discusiones habidas sobre tales problemas. Es posible que la contienda entre estos protagonistas propicie alguna soluci¨®n parcial, pero, si realmente queremos confrontar los problemas mencionados y otros con realismo y profundidad, deber¨ªamos trascender este marco y ubicarlos en la cuesti¨®n mayor, que es la de la calidad de la ense?anza superior, ¨ªntimamente unida a la apertura de la Universidad y a la movilidad de los estudiantes y profesores. Por otra parte, la culminaci¨®n del proceso de transferencias describe un escenario nuevo y a?ade mayor complejidad al panorama, al tiempo que genera nuevas din¨¢micas y aporta factores importantes para la consecuci¨®n de los objetivos de calidad, apertura y movilidad mencionados.El desarrollo de un pa¨ªs o de una regi¨®n depende decisivamente de la calidad de sus centros de ense?anza superior. La superioridad tecnol¨®gica de Estados Unidos ha sido posible, en gran parte, por sus excelentes universidades. La caracter¨ªstica com¨²n de las universidades de excelencia es su capacidad para atraer los mejores estudiantes y profesores de todo el mundo. Quiz¨¢ no se resalta suficientemente que en los departamentos m¨¢s din¨¢micos y prestigiosos de las grandes universidades de Estados Unidos son una minor¨ªa los profesores y estudiantes que provienen del Estado donde est¨¢ ubicada la universidad. Por citar ¨²nicamente un ejemplo, una amplia proporci¨®n de los ¨²ltimos premios Nobel en F¨ªsica y Qu¨ªmica corresponde a cient¨ªficos que trabajan en universidades de Estados Unidos y que no han nacido en ese pa¨ªs.
En Espa?a, por el contrario, las universidades han ido encerr¨¢ndose progresivamente en el localismo: los estudiantes encuentran todo tipo de dificultades para desplazarse a estudiar fuera de su distrito de origen, el sistema actual de selecci¨®n del profesorado dificulta la movilidad y las universidades no utilizan en general las posibilidades que les ofrece la legislaci¨®n vigente para ofrecer incentivos a los profesores m¨¢s capaces. La tendencia dominante entre los profesores j¨®venes que se incorporan al sistema es permanecer en la universidad en la que han estudiado, lo que depende frecuentemente m¨¢s de sus relaciones personales que de su trayectoria cient¨ªfica, con lo que existen pocos incentivos para la investigaci¨®n. Este proceso puede tener consecuencias muy negativas a medio plazo respecto a la calidad de las universidades y constituir un freno para el desarrollo econ¨®mico de nuestro pa¨ªs.
En este contexto, las transferencias de las universidades a las comunidades aut¨®nomas ofrece una oportunidad para que los pol¨ªticos con visi¨®n a medio plazo intenten aprovechar en beneficio de su comunidad el sistema universitario. El motor del cambio debe ser su apertura al exterior, de manera que, sin perjuicio de su vinculaci¨®n a su territorio y a sus peculiaridades ling¨¹¨ªsticas y culturales, se conviertan en un polo de atracci¨®n de los mejores profesores y de los estudiantes m¨¢s capaces, cualquiera que sea su origen.
Para que la competencia entre autonom¨ªas florezca, es importante que ¨¦stas puedan competir en la oferta de ense?anza superior, as¨ª como de servicios en general.
Para ello, es crucial la atracci¨®n de estudiantes y profesores por sus universidades respectivas. Seg¨²n Lamo de Espinosa (EL PA?S del 29 de septiempre pasado), "el distrito ¨²nico [que seg¨²n ¨¦l subyacer¨ªa al dise?o de la LRU] ha sido sustituido por un mercado cautivo y cada estudiante se ve obligado a cursar ense?anzas en su distrito". Si desde el distrito cerrado se pasa al actual distrito compartido y ¨¦ste se utiliza creativamente, lo que no ha ocurrido hasta el momento, quiz¨¢ alg¨²n d¨ªa lleguemos al distrito ¨²nico bajo la tutela del Consejo de Universidades. Sin embargo, hay una v¨ªa m¨¢s r¨¢pida para estimular la calidad, la del distrito abierto de cada comunidad aut¨®noma, decidida unilateralmente.
Para discutir la potencialidad de esta iniciativa, pensemos en el caso de Madrid. Su obvia conexi¨®n con Latinoam¨¦rica le convierte en un buen candidato a ser uno de los principales centros intelectuales europeos. Hay otros candidatos en Espa?a, pero el estatuto de capitalidad, el entorno cultural, su tradicional car¨¢cter abierto y especialmente su amplio conjunto de universidades con destacados centros de excelencia son factores que innegablemente favorecen a Madrid.
Las universidades p¨²blicas de Madrid podr¨ªan constituir un sistema madrile?o de universidades, verdadero ente aut¨®nomo auspiciado por la Comunidad (al que las privadas podr¨ªan ir incorpor¨¢ndose paulatinamente) y que coordinar¨ªa aquellas actividades que podr¨ªan hacer de Madrid un distrito universitario atractivo, sin reducir la competencia entre las distintas universidades que lo conforman. Las actividades culturales, hoy dispersas, podr¨ªan racionalizarse, abaratarse y extenderse a un mayor n¨²mero de gente, miembros de la comunidad universitaria en sentido amplio. En materia de profesorado, este ente aut¨®nomo podr¨ªa poner en pr¨¢ctica un sistema parecido al Institut de France (descendiente del vetusto College de France), que permitiera apoyar de distintas formas a aquellos profesores que por su destacada labor (docente y/o investigadora) lo merezcan, utilizando as¨ª las posibilidades del art¨ªculo 46 de la Ley de Reforma Universitaria (LRU), que tan dif¨ªcil es de aplicar universidad por universidad. En cuanto a investigaci¨®n, el ya creado Consejo de Ciencia y Tecnolog¨ªa podr¨ªa integrar muy bien su labor en este sistema madrile?o de universidades. Este ¨²ltimo podr¨ªa racionalizar adem¨¢s la financiaci¨®n, discriminando las tasas entre estudiantes madrile?os, de otras comunidades espa?olas, latinoamericanas, europeas y otras, as¨ª como estableciendo un sistema de becas que facilite y haga efectiva la movilidad.
Si este sistema madrile?o de universidades se organizara, la idea de Madrid, distrito abierto se podr¨ªa poner en pr¨¢ctica inmediatamente. La admisi¨®n de estudiantes, cualquiera que fuera su origen y su lugar de residencia, se har¨ªa por estrictos m¨¦ritos acad¨¦micos. Las universidades deber¨ªan desarrollar adem¨¢s una pol¨ªtica de conceder preferencia en sus residencias a los estudiantes de fuera de Madrid. El consiguiente aumento de la calidad media del estudiantado y la posibilidad de disfrutar del art¨ªculo 46 atraer¨ªa a los mejores profesores, tanto espa?oles como europeos, no s¨®lo permanentemente mediante dotaci¨®n, por concurso p¨²blico abierto, de plazas docentes con remuneraci¨®n extraordinaria adicional que sea equiparable a la que reciben los profesores de las mejores universidades europeas, sino temporalmente a trav¨¦s de situaciones administrativas flexibles que contemplasen tal posiblidad. Todo ello potenciar¨ªa la investigaci¨®n y, finalmente, los servicios a las empresas, propiciando as¨ª la inversi¨®n de fuera de la Comunidad y la mejora en la econom¨ªa de la regi¨®n. La competencia entre universidades continuar¨ªa centrada ahora en los tres ciclos acad¨¦micos, sin perjuicio de que, en lo que respecta a los cursos de doctorado, se fomentara su posible realizaci¨®n simult¨¢nea -como pr¨¢ctica generalizada y no excepcional- en las distintas universidades del sistema madrile?o. El ejercicio de tal posibilidad de obtenci¨®n de cr¨¦ditos de doctorado en las distintas universidades madrile?as deber¨ªa acompa?arse de criterios de direcci¨®n y selecci¨®n rigurosos. Pero los estudiantes deber¨ªan poder elegir las ense?anzas que m¨¢s se acomodaran a su perfil de conocimientos y especializaci¨®n de entre todas las ofrecidas en los cursos de doctorado de las universidades madrile?as.
Ni los beneficios de estas ideas ser¨¢n inmediatos ni los costes inexistentes.
Estas reflexiones, beneficiosas para la Universidad, son, de otra parte, coherentes con la idea de Madrid como ciudad abierta, que, adem¨¢s de ser verdadera, es la que acaba fijando aqu¨ª a los que procedemos de otros lugares.
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