" Reducir el desempleo es la mejor forma de hacer retroceder a la extrema derecha"
Pregunta. Usted gan¨® las elecciones hace seis meses con un programa de izquierda que muy pocos cre¨ªan que fuera a cumplir. El comienzo de las privatizaciones, el cierre de un presupuesto llamado imposible y la decisi¨®n de reducir el horario laboral a 35 horas semanales han hecho que comience a hablarse de una pol¨ªtica econ¨®mica de izquierdas...Respuesta. Las primeras decisiones que hemos tomado dibujan una orientaci¨®n diferente en el terreno econ¨®mico y social. Queremos asegurar el crecimiento econ¨®mico con un modelo de desarrollo m¨¢s solidario y capaz de crear m¨¢s empleo. Con el fin de aumentar el poder de compra de los asalariados aprobamos un aumento del salario m¨ªnimo y una reducci¨®n parcial de las cotizaciones sociales. El Presupuesto llamado "imposible" hab¨ªa sido preparado por el anterior Gobierno con una hip¨®tesis de crecimiento del 2,8% para 1998. La reactivaci¨®n econ¨®mica que se est¨¢ produciendo en Europa nos permite esperar un crecimiento m¨¢s alto, cercano al 3%. Pero no ha sido esta diferencia la que nos ha permitido cerrar el Presupuesto, ya que este dato tiene poco impacto sobre los ingresos fiscales, sino el control del gasto p¨²blico, que el a?o que viene crecer¨¢ menos que la inflaci¨®n. Todo ello ha generado confianza y el ¨¦xito se apoya en esa confianza.
P. Su Gobierno ha transformado Francia en el laboratorio social de la izquierda europea. ?Aceptar¨ªa una Europa m¨¢s equilibrada en lo social, pero menos rica? ?Permite su proyecto recortar la desventaja con EE UU y Jap¨®n?
R. Una Europa m¨¢s equilibrada puede ser tambi¨¦n una Europa m¨¢s rica, pero no s¨®lo para unos pocos. Hoy se dan las condiciones para que se consolide en Europa un nuevo ciclo de crecimiento: la inflaci¨®n est¨¢ en un nivel hist¨®ricamente bajo, las finanzas p¨²blicas est¨¢n controladas y la perspectiva de una Uni¨®n Monetaria r¨¢pida ha permitido la convergencia de los tipos de inter¨¦s en los niveles m¨¢s bajos. Si queremos que este ciclo sea duradero tenemos que mantener las condiciones favorables para un crecimiento alto y no inflacionista con las oportunas decisiones nacionales, pero tambi¨¦n con una coordinaci¨®n m¨¢s estrecha entre los Quince. En un momento en el que EE UU se encuentra al final de un ciclo de crecimiento y Asia registra un estancamiento, le corresponde a Europa tomar el relevo en el crecimiento mundial.
P. ?Puede tener ¨¦xito una pol¨ªtica econ¨®mica con una patronal hostil? ?Se puede regular la jornada de trabajo por ley, sin el apoyo de los empresarios?
R. En ning¨²n caso se trata de imponer reglas a aquellos que no las desean. Por el contrario, la decisi¨®n de la Conferencia Nacional de Empleo en octubre fue la de establecer un acuerdo marco que facilite las negociaciones entre empresarios y agentes sociales. Queremos introducir un mercado m¨¢s abierto en la puesta en marcha del nuevo horario de trabajo de 35 horas y para ello nos hemos puesto como plazo el a?o 2000, y el 2002 para las empresas con menos de 20 trabajadores. Proponemos tambi¨¦n una serie de ayudas para reducir el coste del trabajo en aquellas empresas que alcancen acuerdos de reducci¨®n del actual horario laboral. El Gobierno se ha comprometido tambi¨¦n a apoyar a las peque?as y medianas empresas con muy diversas medidas. Ni Francia ni Europa est¨¢n condenadas al paro. Si a algo estamos condenados es a actuar con resoluci¨®n. Es indispensable la movilizaci¨®n de todos y cuento para ello con los empresarios, cuyo dinamismo conozco bien.
P. ?No hay cierto des¨¢nimo entre los empresarios franceses?
R. En alg¨²n momento ha podido pensarse eso, pero creo que est¨¢ cambiando. Los franceses saben que somos la cuarta potencia econ¨®mica del mundo y que en algunos campos, como el aeroespacial, la biolog¨ªa, las telecomunicaciones, el urbanismo y los trenes de alta velocidad, estamos preparados para competir a escala mundial. Es cierto que hubo una fase de incertidumbre. Mi trabajo y el de mi Gobierno consisten en crear una atm¨®sfera ,de confianza. Cuando veo c¨®mo marcha la humanidad, me parece que ser franc¨¦s o espa?ol es soportable.
P. ?No contempla la eventualidad de que el horario de 35 horas pueda resultar nocivo para el empleo? ?No existe el riesgo de que reduzca la competitividad de las empresas francesas?
R. Hay grandes empresas en Francia que son muy competitivas y que ya aplican las 35 horas. Incluso algunos responsables de la patronal que se han manifestado reticentes a esta medida lo hacen en las sociedades que dirigen. Est¨¢ claro que se puede ser competitivo con ese horario. Para ello, hay que negociar con los agentes sociales y organizar mejor el aparato productivo.. Las, medidas de acompa?amiento que vamos a adoptar est¨¢n destinadas a mantener la competitividad de las empresas y a favorecer los acuerdos internos para que el efecto sobre el empleo sea el m¨¢s alto posible. La ley s¨®lo Fija unos principios generales y unos plazos amplios que permitir¨¢n a las empresas negociar y adaptarse. S¨®lo por ley pod¨ªa reducirse el horario laboral en Francia y ¨¦se fue el programa que vot¨® el pueblo franc¨¦s.
P. ?Y por qu¨¦ el Gobierno no lo aplica en la Administraci¨®n y en las grandes empresas p¨²blicas?
R. Esta discusi¨®n tiene que hacerse tambi¨¦n en el sector p¨²blico, en los hospitales, etc¨¦tera. Pero la reducci¨®n del paro se tiene que conseguir fundamentalmente en el sector privado, que es el que tiene la mayor capacidad para crear empleo. En el sector p¨²blico la duraci¨®n de la jornada var¨ªa de unos departamentos a otros y una r¨¢pida reducci¨®n de la jornada obligar¨ªa a ampliar el funcionariado con el consiguiente aumento del gasto p¨²blico y una subida de impuestos. Todo eso resulta poco compatible con la cita de la moneda ¨²nica y con el compromiso de mantener el d¨¦ficit por debajo del 3%.
P. Usted ha defendido la primac¨ªa de la pol¨ªtica sobre un supuesto determinismo econ¨®mico. ?Puede realmente actuar casi en solitario? ?Qu¨¦ margen de maniobra tienen?
R. Para nada tengo la sensaci¨®n de hacer una pol¨ªtica en solitario o contra corriente. La preocupaci¨®n por un crecimiento ele vado, sostenible y creador de empleo es compartida por numerosos socios europeos, entre ellos Espa?a, aunque los m¨¦todos emplea dos no sean los mismos. Las conclusiones de la cumbre sobre el empleo celebrada en Luxemburgo a propuesta de Francia han mostrado que es posible alcanzar acuerdos entre los Quince sobre el empleo, en l¨ªnea con el proceso de convergencia aplicado ya para la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria. A los criterios de Maastricht se han sumado los objetivos de Luxemburgo y esta iniciativa innovadora constituye un punto de partida importante en la b¨²squeda de un mejor equilibrio de la construcci¨®n europea, en un sentido que responde mejor a las expectativas de los ciudadanos.
P. ?Cu¨¢l es su balance de la cumbre de Luxemburgo?
R. Lo m¨¢s positivo es que por primera vez se haya celebrado una cumbre dedicada exclusivamente a la creaci¨®n de empleo y que, dentro de una directiva muy general, los Estados se hayan comprometido a elaborar unos planes nacionales para crear puestos de trabajo que se someter¨¢n cada a?o a un examen conjunto. Estamos al inicio de un proceso. A partir de ahora, todos los Consejos europeos tendr¨¢n que abordar esta cuesti¨®n. Seg¨²n mi concepci¨®n de Europa, los Estados miembros se han comprometido a aproximar sus pol¨ªticas sin que nadie tenga capacidad de dar ¨®rdenes o consignas. Cuando Francia propuso esta cumbre, hubo algunas reticencias, pero en ning¨²n caso pas¨® por nuestra mente que pudi¨¦ramos dar lecciones a nadie. Se trataba s¨®lo de abrir una discusi¨®n general, en la que el Gobierno franc¨¦s ha hecho propuestas razonables para responder a un problema, como el del paro, sobre el que los diferentes pueblos europeos esperan respuestas.
P. Este modelo pone el acento en la voluntad pol¨ªtica de crear empleo en lugar de dejar esa responsabilidad al mercado. ?Es v¨¢lido este modelo en un contexto de pol¨ªticas liberales?
R. Cuando se constata la amplitud del paro en Europa -18 millones de desempleados, de los que cinco millones son j¨®venes con menos de 25 a?os-, nadie puede sostener que la creaci¨®n de puestos de trabajo no sea una prioridad, cualesquiera que sean las opciones pol¨ªticas de los gobiernos. Es cierto que las medidas para hacer frente a esta realidad pueden ser diferentes. Pero hablar de un modelo social europeo supone el cumplimiento de determinados valores, en particular los de solidaridad y justicia. Tenemos que promover un desarrollo del di¨¢logo social europeo para armonizar nuestras leyes sociales: el reciente conflicto de los camioneros en Francia, que hemos resuelto tan r¨¢pidamente como ha sido posible, demuestra la urgencia de avanzar en este campo.
P.Es ¨¦l destino de Europa convertirse en una alternativa a la supremac¨ªa econ¨®mica y militar de EE UU?
R. La construcci¨®n europea ha tenido siempre el objetivo de crear un espacio de paz, estabilidad y prosperidad. El balance es m¨¢s que satisfactorio. Hay, sin duda, terrenos en los que deben hacerse a¨²n grandes esfuerzos, por ejemplo en materia de investigaci¨®n y desarrollo de nuevas tecnolog¨ªas, sobre todo en la sociedad de la informaci¨®n o en la creaci¨®n de una verdadera industria aeron¨¢utica europea. Pero la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria es tambi¨¦n por s¨ª misma un poderoso mecanismo de equilibrio de las relaciones econ¨®micas internacionales.
P. La pol¨ªtica exterior com¨²n es uno de los grandes fracasos de Europa, que ha tenido en la antigua Yugoslavia su expresi¨®n m¨¢s descarnada. ?De qu¨¦ forma se puede avanzar en este campo?
R. El drama yugoslavo ha sido una prueba para Europa en un momento en el que apenas est¨¢bamos iniciando el aprendizaje de una pol¨ªtica exterior com¨²n. Ha sido tambi¨¦n una sorpresa. A la vista de lo que hab¨ªamos conseguido durante los ¨²ltimos decenios, nos parec¨ªa imposible el renacimiento de las guerras ¨¦tnicas. Hab¨ªamos erradicado esa violencia entre nosotros y por eso pecamos de ingenuidad hist¨®rica al creer que esa barbarie era s¨®lo cosa del pasado. Nunca pensamos que esos pueblos entrar¨ªan en guerra. Creo que ha sido una experiencia crucial y tr¨¢gica que nos ha afectado, e incluso, culpabilizado. Ahora abordamos los problemas de manera m¨¢s realista y menos ingenua. Tenemos que ir dibujando cada vez m¨¢s una pol¨ªtica exterior com¨²n en la que dejen de predominar los intereses nacionales.
P. ?C¨®mo se plantea la colaboraci¨®n entre los pa¨ªses del sur de Europa al margen de las eventuales diferencias ideol¨®gicas entre sus Gobiernos?
R. La pol¨ªtica mediterr¨¢nea de la UE es muy importante para Espa?a y Francia, y a ella contribuimos decisivamente de com¨²n acuerdo. Es necesario desarrollar una relaci¨®n m¨¢s equilibrada que en el pasado, apoyada sobre la cooperaci¨®n en todos los ¨¢mbitos. Por eso me felicito de que los pa¨ªses del Sur -Espa?a, Portugal, Italia y, por supuesto, Francia- entren en la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria junto con las naciones del Norte.
P. Todos los ministros del Interior se felicitan de la colaboraci¨®n franco-espa?ola en materia de terrorismo, pero algunos expertos consideran que los medios destinados por Par¨ªs siguen siendo insuficientes.
R. Francia responde sin reservas a las peticiones de ayuda que le dirige Espa?a para luchar contra el terrorismo de ETA. Los dos ministros del Interior se ven regularmente. Las polic¨ªas intercambian informaci¨®n. Los dos Gobiernos nos felicitamos de esta cooperaci¨®n, que ha dado resultados muy satisfactorios y que ser¨¢ objeto de un debate en profundidad durante la cumbre de Salamanca. Entiendo que no hay ninguna justificaci¨®n para el terrorismo en un pa¨ªs democr¨¢tico como Espa?a. Es un honor para la izquierda francesa haberlo entendido as¨ª a comienzos de los a?os ochenta, que fue cuando se inici¨® esta cooperaci¨®n con el Gobierno de mi amigo Felipe Gonz¨¢lez, cooperaci¨®n que mantenemos hoy con el de. Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Esta cooperaci¨®n debe mantenerse, sin importar qu¨¦ Gobiernos haya en Espa?a o en Francia.
P. Usted ha dicho que el pueblo argelino es, a la vez, v¨ªctima del integrismo isl¨¢mico y de una cierta violencia de Estado...
R. La violencia que envuelve a Argelia es una tragedia ante la que nadie puede quedar indiferente. Lo que all¨ª ocurre nos provoca un sentimiento de horror y de compasi¨®n, pero Francia ya no es responsable de lo que martiriza a un pa¨ªs, por muchos que sean los v¨ªnculos que nos unieron. S¨®lo a los argelinos corresponde definir las v¨ªas y los medios para reconstruir una sociedad democr¨¢tica. Repito aqu¨ª que es indispensable para Argelia un proceso de democratizaci¨®n. Aquellos que luchan por la libertad y la democracia no deben sentirse aislados. No abandonarlos jam¨¢s es la voluntad y el deber de Francia, por lo tanto, de mi Gobierno.
P. ?Cu¨¢les son las principales diferencias entre la sensibilidad socialista de Lionel Jospin y la de Tony Blair?
R. Veo que usted no me confronta a Joaqu¨ªn Almunia, con quien me re¨²no a menudo con mucho placer. ?Por qu¨¦ tratan siempre de oponerme a Tony Blair? El Reino Unido y Francia tienen cada uno identidades fuertes; la historia de nuestros partidos, el laborista y el socialista, es diferente; los laboristas llegan al poder despu¨¦s de 18 a?os de ultraliberalismo, mientras que en Francia se ha producido durante el mismo periodo una alternancia en cada elecci¨®n y los socialistas han gobernado durante dos legislaturas completas. Yo creo, sin embargo, que la tendencia ha cambiado en Europa despu¨¦s del 1 de mayo y el 1 de junio ¨²ltimos [fechas de las elecciones brit¨¢nicas y de la segunda vuelta de las francesas, respectivamente]. Me congratulo de que el Reino Unido afirme su voluntad de ocupar su plaza en el concierto europeo. Hay un movimiento de convergencia pol¨ªtica, que yo he podido confirmar en mis numerosos encuentros con Tony Blair. Los puntos de acuerdo son m¨¢s importantes que las diferencias. Nos unen sobre todo nuestros esfuerzos por hacer del empleo una prioridad com¨²n.
P. ?Le inquieta la presi¨®n que el Frente Nacional ejerce sobre el conjunto de la derecha democr¨¢tica francesa? ?Puede ser un peligro para la estabilidad de la Rep¨²blica?
R . En general yo creo m¨¢s en los hechos que en los discursos, y m¨¢s en este terreno. Y, sin embargo, no ignoro el peso de los s¨ªmbolos y la fuerza de las palabras, que a veces pueden matar. ?C¨®mo ignorarlo en v¨ªsperas de mi visita a la casa de Miguel de Unamuno en Salamanca! Reducir el desempleo es la mejor forma de hacer retroceder a la extrema derecha, que existe en toda Europa en diversos grados. Pero tambi¨¦n es necesario establecer un clima de confianza de los ciudadanos en la democracia. Hay que cambiar algunos comportamientos pol¨ªticos. Por mi parte, yo he insistido en la importancia de respetar la palabra dada y la moral republicana, con la que est¨¢n comprometidos los franceses. Tiene que cambiar igualmente la forma de gobernar. Yo he querido formar un Gobierno fuerte, con verdaderas personalidades pol¨ªticas y varias mujeres en puestos importantes. Un Gobierno, sobre todo, que trabaja con seriedad, que escucha antes de decidir y que respeta los compromisos adquiridos con el pueblo. Son necesarias, en fin, algunas reformas institucionales que est¨¢n tambi¨¦n en marcha: la independencia de la justicia respecto del poder pol¨ªtico, la inscripci¨®n autom¨¢tica de los j¨®venes en las listas electorales, la limitaci¨®n en la acumulaci¨®n de cargos -una enfermedad t¨ªpicamente francesa-, etc¨¦tera. Tambi¨¦n estamos dispuestos a plantear reformas para ampliar el espacio y el protagonismo de las mujeres en la vida pol¨ªtica. He aqu¨ª c¨®mo devolver a los franceses la fe en s¨ª mismos.
P. Usted ha reivindicado la "utop¨ªa concreta". ?Qu¨¦ quiere decir con ello?
R. Frente a las utop¨ªas que han devastado este siglo, sobre todo cuando se han presentado como alternativas cient¨ªficas, yo reivindico la utop¨ªa de una acci¨®n p¨²blica que quiere resolver las necesidades concretas de los ciudadanos: alimentarse mejor, alojarse confortablemente, educar a los hijos, vivir en paz y seguridad... Responder a todo esto, con los cambios necesarios, es ya un proyecto casi ut¨®pico. No es una utop¨ªa ideol¨®gica, que necesite violencia o subversi¨®n, sino una utop¨ªa que necesita democracia, cambios progresivos y una meta clara: atender las necesidades de los ciudadanos.
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