Crimen contra la paz
LOS ATENTADOS terroristas presentan a veces peculiares y siniestras ideolog¨ªas. El asesinato de un l¨ªder protestante en una c¨¢rcel de Irlanda del Norte, perpetrado por extremistas cat¨®licos, se parece como un horror a otro horror a las acciones del movimiento integrista isl¨¢mico Ham¨¢s en Palestina.El Ulster se halla en paz desde la ¨²ltima tregua del IRA, el 19 de julio de este a?o. Durante este periodo de paz se est¨¢n celebrando conversaciones en Belfast entre los partidarios de la uni¨®n con Gran Breta?a -protestantes- y los republicanos que desean la reunificaci¨®n de Irlanda -cat¨®licos-, entre los que se halla el Sinn Fein, brazo pol¨ªtico del IRA, para dar soluci¨®n al terrible conflicto de una isla dividida entre dos lealtades.
Pero, ante esa evoluci¨®n de los acontecimientos, fuerzas en ambos bandos aspiran a dinamitar el proceso de paz. El INLA, grupo escindido del IRA, se niega a toda negociaci¨®n que no se resuma en la reunificaci¨®n inmediata, y varios grup¨²sculos del pistolerismo protestante se oponen a las conversaciones porque, en su terminolog¨ªa patriotera, hablar con el enemigo equivale a traici¨®n. Los radicalismos se tocan como en el caso de Ham¨¢s y la extrema derecha sionista en Oriente Pr¨®ximo.
Presos cat¨®licos del INLA asesinaron el s¨¢bado a Billy Wright, uno de los m¨¢s enconados y patibularios jefes del terrorismo protestante, con la evidente intenci¨®n de provocar al unionista medio, aquel que quiere creer en la paz, pero casi no se atreve a hacerlo, a una reacci¨®n que haga saltar todo por los aires.
La violencia y el crimen son el peor acompa?amiento de cualquier negociaci¨®n; en esencia, se excluyen. Por tanto, el asesinato de Wright es un ataque en toda regla al proceso de paz, una barrera colocada conscientemente entre los interlocutores. Uno de los problemas m¨¢s graves que presenta la liquidaci¨®n de movimientos terroristas es que, al margen de la, negociaci¨®n, cualquier exaltado o extremista puede afectar gravemente al proceso por el procedimiento f¨¢cil de hacer correr la sangre.
Ante ello, los negociadores de Stormont han de demostrar su capacidad de no caer en la trampa de los asesinos de la concordia. Protestantes-unionistas y cat¨®licos-republicanos deben proseguir una negociaci¨®n que todos saben que no dar¨¢ frutos espectaculares en lo inmediato, sino que, en el breve plazo, lo m¨¢s, que puede generar es rec¨ªprocas medidas de confianza y atisbos de reconciliaci¨®n nacional.
?ste es el momento para que Gerry Adams, jefe del Sinn Fein, y David Trimble, l¨ªder del grupo unionista m¨¢s importante, muestren una visi¨®n que mantenga unidas a sus huestes en la senda de la pacificaci¨®n del Ulster. Si esta oportunidad, pese a las dificultades que ya encuentran las negociaciones, se pierde, su responsabilidad ser¨¢ doble. Nadie ignoraba que la paz en Irlanda del Norte, hoy de hecho, pero todav¨ªa muy lejos de constituirse en derecho adquirido, nunca ha estado a la vuelta de la esquina.
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