Polvo de estrellas
Anoche, la Liga recuper¨® todos sus recursos esc¨¦nicos: su pulso irregular, sus misteriosos mecanismos de resoluci¨®n, su corte de figuras y figurones: jugadores explosivos y fr¨¢giles, patanes disfrazados de comendador, histriones que se hacen pasar por ¨¢rbitros y n¨¢ufragos que se hacen pasar por entrenadores.En la cabecera de, la tabla, confuso como un amn¨¦sico el Barcelona de Van Gaal continuar¨¢ buscando desesperadamente una nueva identidad. Ha pasado por la dura experiencia de repetir en dos a?os un mismo error de principiante: primero despidi¨® a Johan CruyfF, con lo que renunci¨® a su propia escuela; despu¨¦s dej¨® escapar al conejo Ronaldo, con lo que cedi¨® su antigua patente de due?o del crack. La secuencia fue ¨¦sta: destituy¨® al alquimista, renunci¨® a su f¨®rmula, contrat¨® a un mago y le permiti¨® que desapareciera en una confusa maniobra de prestidigitaci¨®n. ?C¨®mo se explica esa tozuda propensi¨®n auto destructiva? ?Ser¨¢, como pretenden algunos cr¨ªticos del barcelonismo, que, por alg¨²n resabio victimista, el club se siente m¨¢s c¨®modo lamentando que celebrando? Quienes conocen los entresijos de la negociaci¨®n con Ronaldo dicen. que a N¨²?ez le perdi¨® su tendencia casi patol¨®gica de enredar a ¨²ltima hora. Esta vez, cambiar una coma o tachar alg¨²n cero le cost¨® perder al hombre del a?o, En el caso de Cruyff se limit¨® a elegir mal: en lugar de retener al Gran Capit¨¢n, prefiri¨® ahorrarse sus cuentas. Empieza el a?o tal como empez¨® la temporada: sacudi¨¦ndose sus fantasmas y tratando de hacer de nuevo un autorretrato.
Tambi¨¦n el Madrid est¨¢ urgentemente obligado a salir de dudas. Al final del trimestre dio una sospechosa sensaci¨®n de agotamiento. Llevaba un mes jugando con el piloto de la reserva encendido y, quiz¨¢ angustiado por el descubrimiento de su flaqueza, dej¨® en los espectadores una opresiva sugesti¨®n de esfuerzo mal retribuido. Su balance fue contradictorio: a ratos gan¨® bien, y a ratos hizo un f¨²tbol sudoroso y previsible. Los cronistas han dicho que necesita recalificar su sistema defensivo: con Capello era un cuerpo romo, pero impermeable; como Heynckes le ha dado la vuelta a la paradoja: mayor pegada, pero mand¨ªbula de algod¨®n. Para remediar el problema ha contratado a Karembeu, el ment¨®n m¨¢s cuadrado del f¨²tbol mundial y al brasile?o Savio, un zurdo de cristal que tiene una ganz¨²a en la bota. Debe darse prisa: el cielo no puede esperar.
Por detr¨¢s, reforzada en su f¨²tbol disciplinario, la Real neogerm¨¢nica de Krauss quiere a?adir nuevos remaches de acero a su chupa claveteada. El Celta de Jabo Irureta, uno de los equipos mejor armados de la primera vuelta, tendr¨¢ que renovar a diario el peque?o milagro de su juego redondo, organizado en conexiones y engranajes, por el que la pelota pasa como por una cinta sin fin.
Al norte, el Athletic de Bilbao prepara su centenario con el temblor de un principiante. Cumplir¨¢ un siglo bajo la mirada doblemente amiga de quienes compartieron su f¨²tbol desde San Mam¨¦s y de quienes en la distancia lo consideraron su segundo equipo. Hoy tiene todo lo que hace falta para convertir a un aspirante en un campe¨®n: un entrenador inconformista y atrevido capaz de hacer un trasplante de coraz¨®n a sus jugadores, y el sentimiento de que no s¨®lo representa a una ciudad; sobre todo representa un estilo.
El Atl¨¦tico, en fin, tendr¨¢ que repasarse el traje. Puesto que Antic nunca da puntadas sin hilo, deber¨¢ revisar el mando de las operaciones en el centro del campo, porque el equipo necesita consolidar su sistema y estabilizar su juego.
A corta distancia, Jos¨¦ Antonio Camacho volver¨¢ a hacer un m¨¢ster en afon¨ªa y megafon¨ªa.
Hasta aqu¨ª, lo poco que sabemos. Todo lo dem¨¢s es polvo de estrellas.
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