Pensar a largo
Es de sobra conocido el dicho seg¨²n el cual lo que diferencia al pol¨ªtico del estadista es que ¨¦ste y no aqu¨¦l piensa en la pr¨®xima generaci¨®n m¨¢s que en la siguiente elecci¨®n. Pero, incluso el pol¨ªtico prudente, a secas, debiera encargar a otros que piensen a m¨¢s largo plazo que su propia peripecia electoral.La pol¨ªtica espa?ola avanza hoy por un paraje especialmente risue?o. El Gobierno acierta en extremos claves y, adem¨¢s, tiene buena suerte, algo que resulta muy meritorio cuando de pol¨ªtica se trata, siempre que se tenga conciencia de lo pasajera que toda buena estrella es. Precisamente por eso, todos deber¨ªamos aprovechar tan ¨®ptima coyuntura para pensar en los diferentes escenarios que los pr¨®ximos a?os pueden plantear.
Avanzamos a velocidad de crucero hacia la Uni¨®n Monetaria y resultar¨ªa pol¨ªticamene incorrecto no considerarlo un ¨¦xito. Pero seria bueno que, mientras los responsables pol¨ªticos de la Hacienda, la Econom¨ªa y la Diplomacia, se afanan en tan laudable tarea, hubiera una masa cr¨ªtica de materia gris dedicada a lucubrar sobre las diferentes posibilidades del d¨ªa siguiente a tan embriagadora noche anterior. Ya sabemos que estamos en tiempo de vacas gordas y no faltar¨¢ quien crea ha suprimido las incomodidades del ciclo econ¨®mico -una nueva y permanente ¨¦poca dorada-. Pero en la hip¨®tesis de que no fuera a s¨ª, habr¨ªa que pensar mucho, desde y para Espa?a, c¨®mo comportarse ante una recesi¨®n sin poder devaluar, sin contar con fondos ni pol¨ªticas de cohesi¨®n comunitarias, y sin que sea realista confiar en la movilidad del factor trabajo. ?C¨®mo mantener en tal situaci¨®n un m¨ªnimo de competitividad y paz social.
Ya sabemos que la ciudadan¨ªa democr¨¢tica est¨¢ a punto de ganar la batalla al terrorismo. Pero no estar¨ªa de m¨¢s pensar con tiempo cu¨¢les van a ser las bazas a jugar en el Pa¨ªs Vasco para obtener, tras la pacificaci¨®n deseada, la normalizaci¨®n imprescindible a fin de que no haya un importante sector de aquella sociedad al margen de las instituciones. Y, seguidamente, cu¨¢les pueden ser los efectos reflejos de esta normalizaci¨®n en la Espa?a plurinacional y, en consecuencia, en el entramado entero de nuestro sistema auton¨®mico.
?Cu¨¢l debe ser, en las pr¨®ximas d¨¦cadas, la posici¨®n de Espa?a en el mundo para consensuar una pol¨ªtica exterior y de seguridad? Y lo que con ello est¨¢ ¨ªntimamente relacionado, ?cu¨¢les son los sectores econ¨®micos en que podemos de verdad ser competitivos y en los que convendr¨ªa centrar nuestros esfuerzos colectivos? ?Qu¨¦ demograf¨ªa esperamos tener, atendiendo a las tasas de natalidad y a los flujos migratorios previsibles e inducibles? Gestionar cuestiones tales corresponde a los pol¨ªticos. Pero preparar y ponderar las opciones requiere una abundante elaboraci¨®n intelectual que todos, fuerzas pol¨ªticas y sociales, deber¨ªan esforzarse en movilizar. Los anglosajones y, a imitaci¨®n suya, los alemanes y a¨²n los franceses, utilizan para ello foros -institutos, fundaciones y grupos de trabajo- tan independientes como comprometidos en los que empresarios y sindicalistas, acad¨¦micos, funcionarios y pol¨ªticos intercambian permanentemente informaci¨®n, proyectan escenarios, formulan tesis y las ofrecen objetivamente a los dirigentes del Estado y la sociedad, m¨¢s all¨¢ de afinidades y fidelidades de escuela, partido o empresa. En Espa?a, las realizaciones de este tipo, que sin duda las hay, no corresponden ni por su cantidad ni por su calidad al m¨¢s que abundante tejido econ¨®mico y capital humano. La tarea se encuentra lastrada, de un lado, y por el escaso aprecio que en muchos casos se sigue teniendo hacia el pensamiento. Pero, de otro, por los propios defectos del pensar hisp¨¢nico. Hacerlo a corto, siempre seg¨²n la moda -frencuentemente, dec¨ªa Clar¨ªn, la pen¨²ltima- y s¨®lo para los amigos. Si lo primero impide pensar a largo, lo segundo dificulta pensar para todos. Pero s¨®lo un pensamiento de largo y general aliento sirve de base nutricia a una pol¨ªtica de Estado, por definici¨®n, general y duradera.
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