?Y despu¨¦s del euro?
Italia, aceptada bajo "vigilancia especial" en la moneda ¨²nica, empieza a interrogarse ahora sobre sus riesgos
"Italia despu¨¦s del euro: ?Naci¨®n o colonia?". Con este sorprendente titular, saludaba la revista Liberal la preadmisi¨®n del pa¨ªs, anunciada por Bruselas el 25 de marzo, en el grupo de cabeza de la moneda ¨²nica. Una frase que refleja el reciente brote de desconfianza y temor que ha atacado a un sector de la sociedad, apenas superado el "rubic¨®n" que ha representado el juicio de la Comisi¨®n Europea, el IME y el Bundesbank.Esta inquietud, completamente nueva en un pa¨ªs que ha apostado a ojos cerrados por la Uni¨®n Monetaria, se debe seguramente a dos factores: ning¨²n italiano ignora que el pa¨ªs ha aprobado el test de Maastricht por "los pelos"; y, adem¨¢s, el ingreso en el selecto club europeo no puede enmascarar las carencias de Italia que, pese a ser la quinta potencia mundial, se siente desarmada frente a la competencia de socios tan poderosos como Francia y Alemania.
"Bienvenido el euro. A ver si Europa pone orden de una vez en este pa¨ªs". As¨ª respond¨ªa, haci¨¦ndose portavoz de la mayor¨ªa silenciosa, un ciudadano de a pie a la encuesta r¨¢pida elaborada por la RAI para sondear la opini¨®n sobre la gran noticia del d¨ªa, el s¨ª de Bruselas a Italia en el examen del euro, pronunciado el 25 de marzo. Ese mi¨¦rcoles se brind¨® con vino espumoso en la sede de la presidencia del Gobierno, Palazzo Chigi. Romano Prodi, el primer ministro, rebosaba satisfacci¨®n por los cuatro costados cuando, flanqueado por su ministro de Hacienda, Carlo Azeglio Ciampi, compareci¨® ante los periodistas.
Ese mismo d¨ªa, uno de los programas de televisi¨®n de moda, "Striscia la notizia" (Estira la noticia) celebraba el acontecimiento parodiando el ingreso en la zona del euro con un Prodi y un Ciampi en la proa del Titanic y sobre ellos, en grandes caracteres, la pregunta: "?Hacia donde va Europa con Italia en el euro?" Cierto que el programa se emite en Canal 5, uno de los tres canales de televisi¨®n privada de Mediaset, es decir, propiedad del magnate Silvio Berlusconi, l¨ªder de la oposici¨®n.
"Bajo vigilancia"
Las cuentas italianas no convencen ni a Bruselas ni a muchos nativos. El editorial de la revista conservadora Panorama lo explicaba con un juego de palabras en el titular. "Con el euro, adios libertad... de picaresca. Las muchas anomal¨ªas italianas (pensiones, trabajo, competencia, delincuencia) deber¨¢n terminar".El juicio del semanario es duro. "No existe la menor duda. La Italia que ha sido admitida en el euro es un pa¨ªs bajo vigilancia especial y con soberan¨ªa limitada, muy limitada. Se nos ha aceptado entre los virtuosos m¨¢s por razones hist¨®rico-pol¨ªticas que econ¨®micas; porque somos uno de los socios fundadores de la comunidad".
Pero adem¨¢s, la quinta potencia mundial no ignora sus debilidades: monopolios encubiertos, una burocracia de proporciones descomunales, un gremialismo que ya no se encuentra, por ejemplo, en pa¨ªses "inferiores" como Espa?a, s¨ªntomas todos de una par¨¢lisis que proyecta una imagen muy diferente a la que se "vende" normalmente del flexible y emprendedor pa¨ªs.
No es casual que el ingreso en el euro viniera a desplazar de las primeras p¨¢ginas de los diarios la del pen¨²ltimo accidente ferroviario: el n¨²mero 26 en 14 meses, y eso pese a las monta?as de millones de liras que los gobiernos han inyectado en la obsoleta red de ferocarriles en 15 a?os, algo as¨ª como 20 billones de pesetas, equivalente al producto interior bruto e Finlandia.
Justo coincidiendo con el aprobado de Bruselas, los empresarios italianos hicieron p¨²blico un asombroso informe en el que calculan el peso del lastre burocr¨¢tico que atormenta la vida de las peque?as y medianas empresas. El informe de la Confindustria lamenta el n¨²mero de leyes -entre 100.000 y 150.000; nadie conoce la cifra exacta-, en contraposici¨®n con las 7.000 de Francia, las 5.000 de Alemania, y las 3.000 del Reino Unido. En suma, una jungla legislativa que obliga a las empresas a gastar tiempo y dinero -unos 200.000 millones de liras al a?o, unos 17.000 millones de pesetas- s¨®lo en asuntos burocr¨¢ticos. De cuerdo con los datos aportados or la Confindustria, las empresas italianas deben mantener unos 250 millones de contactos con la admistraci¨®n p¨²blica y pasar globalmente seis millones de controles.
La Administraci¨®n p¨²blica expide unos 100 millones de certificados de todo tipo al a?o. Los intentos de modenizarla y suprimir las dificultades se estrellan a menudo con el sentido de prolijidad de los italianos. Los empresarios se quejan de los vaivenes parlamentarios. De junio de 1996 a hoy se han aprobado 500 leyes para reducir el peso de la burocracia y otras 1.000 que lo aumentan. El Gobierno se da cuenta de lo que se le viene encima, pero seg¨²n los empresarios, con retraso.
En estas circunstancias, un pu?ado de italianos parecen haber descubierto de pronto los peligros que representa la invasi¨®n del pa¨ªs por parte de empresas extranjeras m¨¢s competitivas y modernas. En el diario La Repubblica, muy pr¨®ximo a la coalici¨®n de Gobierno El Olivo, Federico Rampini se preguntaba el s¨¢bado qu¨¦ va a pasar con el pa¨ªs.
"El sistema bancario, el primero en sufrir la competencia en el euro, est¨¢ lejos de la eficacia alemana. Durante 40 largu¨ªsimos a?os, a todos nuestros problemas hemos respondido de una sola forma: devaluando. La proximidad de una competencia europea m¨¢s ¨¢spera ayuda a comprender el nerviosismo de Confindustria".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.