Avances en Kosovo: s¨®lo si se mantiene la presi¨®n
Obligar a Slobodan Milosevic a que cumpla lo acordado por el Grupo de Contacto es esencial, seg¨²n la jefa de la diplomacia de EE UU, para evitar el desastre en Kosovo
Desde que comenz¨® la ¨²ltima guerra de los Balcanes no nos hab¨ªamos enfrentado a una situaci¨®n tan peligrosa como la de Kosovo. Mi mayor temor ha sido que cometi¨¦ramos lo mismos errores en Kosovo que cometimos en Bosnia hace siete a?os. Mi preocupaci¨®n, que el presidente Slobodan Milosevic hiciera lo menos posible para satisfacer nuestras demandas, a no ser que se le presionara, y a¨²n as¨ª, que lo hiciera en el ¨²ltimo minuto.En nuestra ¨²ltima reuni¨®n del Grupo de Contacto, todos acordamos pasar a la acci¨®n antes de que fuera demasiado tarde, poner fin a la matanza y animar a ambas partes a emprender un di¨¢logo pol¨ªtico significativo.
Con ese fin, acordamos imponer medidas sancionadoras contra los responsables de la violencia. Dejamos muy claro que ¨¦stas se levantar¨ªan s¨®lo en el caso de que el presidente Milosevic tomara una serie de medidas concretas para resolver la crisis. La presi¨®n que hemos comenzado a ejercer ha empezado a dar frutos. Se ha firmado un acuerdo para desarrollar el convenio sobre educaci¨®n. Hemos advertido un cambio de tono en Belgrado.
Pero la primera pregunta a la que debemos responder es si el presidente Milosevic ha cumplido las exigencias concretas del Grupo de Contacto. No creo que ninguno de nosotros est¨¦ en situaci¨®n de afirmar de modo cre¨ªble que lo haya hecho.
Instamos a que se retiraran de Kosoyo las unidades especiales de polic¨ªa. En un primer momento las autoridades serbias afirmaron que esas unidades ya se hab¨ªan marchado. Luego, en su reuni¨®n con el vicecanciller alem¨¢n Klaus Kinkel y el ministro franc¨¦s de Asuntos Exteriores, Hubert V¨¦drine, el presidente Milosevic prometi¨® que se ir¨ªan. Pero actualmente, en lugar de hacer las maletas, se est¨¢n atrincherando.
Como hemos visto claramente, se est¨¢n estableciendo nuevos puestos de polic¨ªa, con sacos de arena y chimeneas, en lugares donde no exist¨ªan hace s¨®lo algunos d¨ªas. Tambi¨¦n conminamos al presidente Misolevic a permitir el acceso a Kosovo a las organizaciones humanitarias y a los representantes del Grupo de Contacto. Y, sin embargo, los diplom¨¢ticos y los voluntarios de estas asociaciones han seguido siendo acosados, amenazados, detenidos e incluso golpeados por la polic¨ªa serbia. Los norteamericanos han sido el blanco especial de esta campa?a, pero el objetivo es, sin lugar a dudas, intimidarnos a todos.
Tambi¨¦n solicitamos en Londres que el presidente Milosevic se comprometiera p¨²blicamente a aceptar un di¨¢logo sin condiciones previas. Desde entonces, el presidente Slobodan Milos¨¦vic ha nombrado un representante para las posibles conversaciones. Pero s¨®lo el presidente serbio Milan Milutinovic se ha comprometido a algo en p¨²blico. Y ha insistido en condiciones previas que prejuzgan el resultado del di¨¢logo, justo lo que nosotros dijimos que ser¨ªa inaceptable. Es una propuesta que se ha hecho para que sea rechazada.
?C¨®mo deber¨ªamos reaccionar ante este tejemaneje? Es posible que a lo largo de las dos ¨²ltimas semanas hayamos sido testigos de los primeros pasos vacilantes y a rega?adientes de la RFY (Rep¨²blica Federal de Yugoslavia) para encontrar una soluci¨®n pol¨ªtica a la crisis. Tambi¨¦n es posible que no hayamos presenciado m¨¢s que medidas a medias llenas de cinismo encaminadas a dividirnos o a ganar tiempo hasta que perdamos inter¨¦s.
En cualquiera de los dos casos, tenemos que recordar que s¨®lo se han conseguido avances a base de mantener la presi¨®n. Porque si proporcionamos al presidente Milosevic la m¨¢s m¨ªnima indicaci¨®n de que ha hecho lo suficiente, con toda seguridad se abstendr¨¢ de hacer nada m¨¢s. Si nos conformamos con medidas a medias, s¨®lo conseguiremos medidas a medias.
Tenemos que obligar al presidente Milosevic a que cumpla lo acordado en Londres, y mantener la l¨ªnea de firmeza que adoptamos all¨ª.
Debemos apoyar la adopci¨®n inmediata de la resoluci¨®n de embargo de armas de Naciones Unidas dictada por el Consejo de Seguridad. Eso es lo que hay que hacer y eso es lo que todos prometimos cuando nos reunimos. Debemos seguir insistiendo tambi¨¦n en la misi¨®n de Felipe Gonz¨¢lez. Todo esto es esencial para mantener la credibilidad y la unidad del Grupo de Contacto. Tambi¨¦n estamos todos de acuerdo en que la ¨²nica forma de evitar el desastre en Kosovo es poner en marcha un di¨¢logo serio. Todos estuvimos de acuerdo en Londres en que para que este di¨¢logo tenga alguna posibilidad de ¨¦xito tras nueve a?os de implacable represi¨®n en Kosovo, ambas partes tienen que iniciarlo sin condiciones previas.
En Bonn, nuestros l¨ªderes pol¨ªticos acordaron que deber¨ªamos centrar todos nuestros esfuerzos en esta meta. El presidente Milosevic debe comenzar el proceso de di¨¢logo ahora mismo; debe aceptar la participaci¨®n externa: y le consideraremos responsable de cualquier retraso por parte de la RFY o de las autoridades serbias. Acordamos imponer medidas punitivas suplementarias en un plazo de cuatro semanas si no lo hace as¨ª. A este respecto, perm¨ªtanme proponer que establezcamos una comisi¨®n de trabajo para que estudie de qu¨¦ manera se puede llevar a cabo una congelaci¨®n de activos y una prohibici¨®n de la inversi¨®n extranjera directa, si llegara a ser necesario. S¨¦ que a nadie le gusta la perspectiva de nuevas sanciones. S¨¦ que es tentador decir que la presi¨®n "positiva" va a ser m¨¢s eficaz. Pero la experiencia nos ense?a a no dejarnos enga?ar por las esperanzas. Piensen en todos los planes de paz que se propusieron a lo largo de la guerra. ?Cu¨¢ntas veces pensamos que una u otra de las partes aceptaba nuestras propuestas, para luego darse media vuelta? Ya vimos entonces que en la ex-Yugoslavia las promesas significan muy poco hasta que se ven reforzadas por garant¨ªas. Los incentivos se los suelen guardar en el bolsillo y las advertencias no se las suelen creer. Los dirigentes no responden a la amenaza lejana de sanciones, sino a sanciones reales.
Ahora podemos demostrar que hemos aprendido esas lecciones. Reflexionemos tambi¨¦n seriamente sobre la manera en que los albaneses de Kosovo van a percibir nuestras acciones. La mayor¨ªa de ellos ha optado por la no violencia. Los dirigentes responsables de Kosovo s¨®lo podr¨¢n perseverar en tanto en cuanto nosotros les apoyemos con nuestra presi¨®n contra Belgrado. Debemos ser firmes para que ellos puedan ser flexibles.
El tiempo no es aliado de la moderaci¨®n. Cada instante de retraso por parte del presidente Milosevic incrementa la probabilidad de violencia. Cada instante de duda por nuestra parte aumenta la probabilidad de que ¨¦l se retrase.
El 9 de marzo acordamos una postura com¨²n para obligarle a seguir adelante. Espero que emprendamos una discusi¨®n plena y abierta sobre c¨®mo llevarlo a cabo. Pero me preocupa m¨¢s la efectividad de los resultados que la armon¨ªa del proceso. Debemos respetar lo que hemos acordado. Puedo asegurarles que Estados Unidos har¨¢ lo que sea preciso.
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