Las primarias y Caperucita Roja
El a?o pasado se celebr¨® el tercer centenario de la publicaci¨®n de Historias y cuentos del tiempo pasado de Perrault. Esos cuentos, a los que todos los ni?os y adultos debemos el habernos abierto la puerta a un universo m¨¢gico, proceden de un pasado lejano y fueron transmitidos por tradici¨®n oral. Los cuentos de Perrault han proporcionado un gran placer al hombre, sobre todo en la infancia, y le han servido de apoyo moral. Caperucita roja, La bella durmiente, La cenicienta, Pulgarcito, El gato con botas, Barba Azul, han sido el paisaje emocional de nuestra infancia. De todos ellos el m¨¢s original es Caperucita roja por su brevedad y por su desenlace nada feliz. Pocas veces la literatura ha sabido plasmar tal intensidad, dramatismo y ambig¨¹edad en tan s¨®lo tres p¨¢ginas. El tr¨¢gico y r¨¢pido desenlace en el que el lobo devora a Caperucita deja al lector realmente sobrecogido. Todav¨ªa veo en las caras de mis alumnos de hace a?os la expresi¨®n de asombro, perplejidad y aun de irritaci¨®n, como si les hubieran estafado en la infancia, al conocer la versi¨®n de Perrault. Pues ¨¦ste escribi¨® un cuento de advertencia con una moraleja en verso sobre los riesgos y peligros que acechan a las jovencitas que hablan con desconocidos. La protagonista del cuento comete el error de apartarse del camino m¨¢s corto y movida por la curiosidad, esa fatal consejera, se entretiene en coger avellanas, perseguir mariposas y cortar flores silvestres; en resumen, disfruta de la vida adentr¨¢ndose en senderos poco trillados, algo que para la sociedad de finales del siglo XVII no era pol¨ªticamente correcto. Con el romanticismo, coincidiendo con el auge de los nacionalismos, se produce la recuperaci¨®n de la literatura oral popular y los hermanos Grimm recopilan el patrimonio cultural alem¨¢n transmitido por tradici¨®n oral en sus Cuentos infantiles y del hogar. Su versi¨®n de Caperucita Roja, mucho m¨¢s tranquilizante y con un final feliz, es la universalmente conocida: devoradas la abuela y Caperucita aparece un cazador que les salva abriendo la barriga del lobo. En esta versi¨®n, menos concisa que la de Perrault, la madre de Caperucita le da dos consejos: que no se aparte del camino y que no fisgonee. Cuando se encuentra con el lobo ¨¦ste le tienta con el placer de corretear por el bosque frente al tedio escolar. Como la mejor manera de vencer las tentaciones es caer en ellas (Oscar Wilde) nuestra hero¨ªna se aparta del camino y se interna cada vez m¨¢s en el bosque.Tambi¨¦n en esta versi¨®n la curiosidad se paga, pero, una vez a salvo, Caperucita se compromete a no volver a apartarse del camino. La mayor¨ªa de los seres humanos hemos crecido con estos cuentos. Cu¨¢ntas veces y cu¨¢ntos cuentos de advertencia hemos tenido que o¨ªr -en el hogar, en la escuela, en las organizaciones pol¨ªticas, sociales y religiosas- con la misma recomendaci¨®n: no te apartes del camino prefijado. ?rase una vez un pa¨ªs cuyos partidos pol¨ªticos estaban sumidos en un gran letargo hasta que una peque?a sacudida despert¨® a la ciudadan¨ªa: el secretario del PSOE, en un gesto que nunca le agradeceremos bastante, convoc¨® unas elecciones primarias para elegir candidato a la presidencia del Gobierno. Del letargo se pas¨® a la expectaci¨®n y entusiasmo de los ciudadanos. Algo comenzaba a moverse en una sociedad aburrida de tanta mediocridad. Una puerta, de consecuencias tan impredecibles como la caja de Pandora, se hab¨ªa abierto. El padre, la figura tranquilizadora y carism¨¢tica que hab¨ªa renunciado a la secretar¨ªa general, marc¨® el camino de su sucesi¨®n. Y as¨ª result¨® elegido secretario general Joaqu¨ªn Almunia tras unos d¨ªas de insoportable orfandad. Pero, de repente, abierta la puerta, por el camino de las primarias aparece no el cazador, sino el hijo del panadero que, con osad¨ªa y coraje, como todos los h¨¦roes de los cuentos, se presenta como candidato con la ¨²nica compa?¨ªa de su soledad, sin familia, sin barones y notables, sin hada madrina.
Su entrada en escena produce las convulsiones y dudas propias de todo proceso de cambio en el que lo viejo no ha muerto y lo nuevo no acaba de germinar: que si los ¨®rganos colegiados del partido deben o no pronunciarse por uno de los candidatos, que si el secretario general debe dimitir si no es elegido o que la elecci¨®n de Borrell crear¨ªa una gran inestabilidad en el partido, como reflejo actualizado de nuevos cuentos de advertencia. La semana pasada, en un peri¨®dico publicado en Andaluc¨ªa, A. Rodr¨ªguez Almod¨®var, que ha recopilado nuestros cuentos populares en Cuentos al amor de la lumbre, despu¨¦s de explicar que algunos socialistas con los que hab¨ªa hablado y que piensan votar a Almunia reconoc¨ªan que Borrell es mejor competidor frente a Aznar, se hac¨ªa la siguiente e inquietante pregunta: ?cu¨¢l es el objetivo mayor, ganarle a la derecha o garantizar la estabilidad del aparato? Entre los dos protagonistas que compiten en estas primarias el que asume el riesgo de apartarse del camino trillado es Borrell. Si yo pudiera recurrir a mi hada madrina le pedir¨ªa que tocara con su varita m¨¢gica el coraz¨®n y la cabeza de los militantes socialistas el d¨ªa 24 para que, apart¨¢ndose del camino trazado por la direcci¨®n del partido, emprendieran la hermosa aventura de facilitar con su voto que el hijo del panadero pueda llegar a ser presidente del Gobierno. Y color¨ªn colorado, este cuento se ha acabado. Lucila Est¨¦vez es profesora de literatura de la Universidad P¨²blica de Navarra.
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