Los retos macroecon¨®micos
Una vez ratificada por el Consejo de Europa la entrada de Espa?a en la uni¨®n monetaria en el grupo de cabeza, hay que empezar a plantearse qu¨¦ problemas macroecon¨®micos pueden surgir en los pr¨®ximos tres o cuatro a?os, es decir, hasta que desaparezcan definitivamente las monedas nacionales y se sustituyan por el euro en julio del 2002. El principal reto es el de la inflaci¨®n. En este momento la econom¨ªa espa?ola est¨¢ creciendo a tasas cercanas al 4%; la Bolsa est¨¢ muy recalentada; los activos inmobiliarios, en plena recuperaci¨®n, y los salarios, creciendo al 4%, como resultado todo ello del impulso expansivo que la reducci¨®n de los tipos de inter¨¦s nominales y reales ha tenido sobre la demanda de consumo e inversi¨®n. Actualmente, el tipo de inter¨¦s real a un a?o se sit¨²a justo por debajo del 2%, nivel que no se conoc¨ªa en nuestro pa¨ªs desde hace varias d¨¦cadas. El problema surge porque, de aqu¨ª al 1 de enero de 1999, el Banco de Espa?a tendr¨¢ que reducir a¨²n m¨¢s sus tipos (4,25% ahora) de intervenci¨®n para converger con los de los pa¨ªses centrales. Si Alemania no sube los tipos (3,30%) despu¨¦s de las elecciones a¨²n queda casi un punto de recorrido para Espa?a. Un punto de bajada del inter¨¦s real contribuye con 0,5% al crecimiento del PIB a medio plazo.Esta pol¨ªtica monetaria expansiva en un momento de recuperaci¨®n r¨¢pida del crecimiento tendr¨¢ un efecto proc¨ªclico que va a traer consigo presiones inflacionistas en 1999.
Ante este dilema caben tres soluciones, todas complementarias. La primera es que el Banco de Espa?a intente retrasar al m¨¢ximo la bajada. Lo ¨®ptimo ser¨ªa hacer la reducci¨®n que queda el ¨²ltimo d¨ªa del a?o. Al d¨ªa siguiente, el Banco Central Europeo tomar¨ªa el relevo y, en la primera subasta de repos bisemanales, podr¨ªa subir los tipos, con lo que el efecto proc¨ªclico de la pol¨ªtica monetaria ser¨ªa menor. La segunda consiste en compensar la prociclicidad de la pol¨ªtica monetaria con una pol¨ªtica fiscal m¨¢s restrictiva. Es decir, dado que la pol¨ªtica monetaria expansiva va a tener un efecto alcista sobre los precios, hay que tratar de reducir en mayor medida el d¨¦ficit presupuestario, tanto en 1998 como en 1999, para que la demanda interna sea menos expansiva. La pol¨ªtica fiscal va a ser, a partir de ahora, la ¨²nica pol¨ªtica estabilizadora posible que queda en manos nacionales, aunque tenga el cors¨¦ del Pacto de Estabilidad. Aspecto ¨¦ste al que aludir¨¦ m¨¢s adelante. La tercera consiste en mantener la moderaci¨®n salarial y evitar una presi¨®n al alza por el lado de los costes.
Los principales retos a medio plazo van a ser dos: el problema de la inflaci¨®n y el de la sostenibilidad fiscal.
?Por qu¨¦ la inflaci¨®n? La respuesta viene dada por la necesidad de convergencia real debido a las disparidades estructurales y de renta que existen entre unos pa¨ªses y otros. Mientras que en Estados Unidos s¨®lo dos estados (Misisip¨ª y West Virginia), con el 2% de la poblaci¨®n, tienen una renta per capita inferior al 75% de la media, en Europa el 25% de los ciudadanos viven en regiones objetivo 1 con menos del 75% de la renta per capita media europea, que oscila entre un 65% de Grecia y un 163% de Luxemburgo. Igual pasa con el crecimiento, que var¨ªa entre el 5,8% de Irlanda y el 1,6% de Austria, y con el desempleo, que oscila entre el 3% y el 4,3% de Luxemburgo y Austria y el 19,6% de Espa?a.
Esta falta de convergencia real significa que los pa¨ªses, como Espa?a, con menor renta per capita y mayor desempleo, deber¨¢n crecer m¨¢s r¨¢pido que los dem¨¢s pa¨ªses miembros para conseguir mejorarla en el futuro. L¨®gicamente, al crecer m¨¢s r¨¢pido que otros pa¨ªses, su tipo de cambio real tender¨¢ a apreciarse no mediante una apreciaci¨®n del tipo nominal, que ya no existir¨¢ por haber desaparecido la peseta, sino mediante un aumento de los precios espa?oles frente a los del resto de los pa¨ªses miembros.
Dicha mayor tasa de inflaci¨®n afectar¨¢, fundamentalmente, a los precios de los bienes y servicios no comerciables y a los activos financieros e inmobiliarios, ya que los comerciables estar¨¢n expuestos a una creciente competencia. Al aumentar los precios de los no comerciables se incrementar¨¢ la demanda de trabajo en dicho sector y, en consecuencia, los salarios tender¨¢n a aumentar. Al final, dicho aumento terminar¨¢ por trasladarse a los bienes y servicios comerciables, dada la estructura, poco descentralizada, de negociaci¨®n salarial en Espa?a, con lo que se perder¨¢ competitividad, empleo y renta.
Mientras tanto, la pol¨ªtica monetaria del Banco Central Europeo no podr¨¢ actuar restrictivamente para reducir la inflaci¨®n mayor en los pa¨ªses que crecen m¨¢s r¨¢pido, ya que tiene que tener como objetivo fundamental la inflaci¨®n media ponderada de los pa¨ªses miembros de la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria (UEM) y, por tanto, tender¨¢ a ser poco restrictiva para los pa¨ªses que tienen mayor tasa de inflaci¨®n y poco expansiva para los pa¨ªses que tienen una inflaci¨®n inferior a la media. Es decir, actuar¨¢ proc¨ªclicamente y expansivamente en el caso de que Espa?a crezca m¨¢s r¨¢pidamente que la media y tenga una mayor tasa de inflaci¨®n, con lo que, finalmente, no podr¨¢ ayudar a corregirla y Espa?a tender¨¢ a perder m¨¢s competitividad y a reducir su crecimiento e inflaci¨®n. Si los precios y los salarios son muy r¨ªgidos a la baja, como ocurre en Espa?a, al final, el ajuste tendr¨¢ que venir a trav¨¦s de un desplome de los precios de los activos y del empleo. Para evitar esta situaci¨®n no hay m¨¢s salida que como he indicado anteriormente, hacer una pol¨ªtica fiscal antic¨ªclica que evite la excesiva volatilidad en el crecimiento y en la inflaci¨®n.
El segundo problema macroecon¨®mico que se va a plantear a Espa?a a medio plazo es el de la sostenibilidad fiscal, que est¨¢ tambi¨¦n relacionado con la necesidad de hacer una pol¨ªtica fiscal estabilizadora. En estos ¨²ltimos a?os, la prioridad de todos los Gobiernos ha sido la de cumplir el objetivo de d¨¦ficit p¨²blico en t¨¦rminos del PIB y se ha logrado, en todos los casos, gracias a una combinaci¨®n de reducciones de gasto, de aumentos de impuestos y de medidas puntuales de ingreso que s¨®lo se pueden hacer una sola vez, como las privatizaciones, el recorte de la inversi¨®n p¨²blica y algunas ingenier¨ªas financieras que han adelantado ingresos y han centrifugado gastos. Los dos casos m¨¢s espectaculares han sido los de Italia y Espa?a. El primero ha reducido en 4,1 puntos porcentuales el d¨¦ficit en dos a?os, y el segundo, en 3,6 puntos porcentuales en el mismo periodo.
Esto no significa que con ello, se haya conseguido autom¨¢ticamente la sostenibilidad fiscal y presupuestaria. En los dos ¨²ltimos a?os, Italia ha logrado reducir su deuda sobre PIB en 2,6 puntos porcentuales y se sit¨²a hoy en 122,3%, y Espa?a la ha aumentado en 1,4 puntos (aunque la redujo 0,7 puntos en 1997), debido fundamentalmente a las privatizaciones.
Ante esta situaci¨®n se plantean dos inc¨®gnitas. La primera es saber hasta qu¨¦ punto las medidas no recurrentes, o ?por una sola vez?, han sido importantes y si, sin ellas, se va a poder lograr mantener el d¨¦ficit p¨²blico por debajo del 3% del PIB en los pr¨®ximos a?os. La segunda es saber si el super¨¢vit primario en el presupuesto va a ser lo suficientemente elevado para permitir que la deuda en t¨¦rminos de PIB contin¨²e su marcha descendente.
En principio, la relaci¨®n deuda p¨²blica-PIB puede reducirse por dos v¨ªas. La primera es consiguiendo que la tasa de crecimiento real sea superior al tipo de inter¨¦s real impl¨ªcito de la deuda p¨²blica. En este momento, el crecimiento espa?ol se sit¨²a en el 4%, y el tipo de inter¨¦s medio de la deuda p¨²blica se sit¨²a (tomando una media entre los tres meses y el a?o y los 10 a?os), en un 6% aproximadamente. De no poder hacerlo por esta v¨ªa, la segunda es consiguiendo un super¨¢vit primario presupuestario (es decir, descontando del d¨¦ficit p¨²blico el volumen anual de pagos por los intereses de la deuda), lo suficientemente elevado. En principio, dado que el super¨¢vit primario actual espa?ol es del 2,3% del PIB, ser¨ªa suficiente para conseguir que la deuda se redujese lentamente, en los pr¨®ximos dos o tres a?os, salvo que la ca¨ªda de la recaudaci¨®n por la introducci¨®n del IRPF fuese mayor de la prevista.
Dado que la deuda p¨²blica tiene una duraci¨®n media de cuatro a?os, ¨¦sta a¨²n no ha recogido en su totalidad la bajada de tipos de inter¨¦s de estos dos ¨²ltimos a?os, con lo que el servicio de la deuda ser¨¢ menor en 1999 y en el 2000 y se pod¨ªa conseguir un mayor super¨¢vit primario. Pero, la manera de asegurarlo es que se haga mayor esfuerzo en el recorte de los gastos p¨²blicos, lo que necesitar¨¢ que se lleven a cabo, con decisi¨®n, importantes reformas en las administraciones p¨²blicas y en todas las transferencias tanto de pensiones de jubilaci¨®n e incapacidad como de desempleo.
La prueba de fuego vendr¨¢ en los pa¨ªses como Espa?a con la pr¨®xima recesi¨®n. Si no se ha logrado mantener el super¨¢vit primario en el nivel actual o mantenerlo, el d¨¦ficit superar¨¢ de nuevo el 3% establecido por el Pacto de Estabilidad y se nos aplicar¨¢n sanciones, que har¨¢n m¨¢s dif¨ªcil la sostenibilidad fiscal y forzar¨¢n a hacer reformas estructurales del gasto a¨²n m¨¢s duras, en momentos adem¨¢s, de contiendas electorales.
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