Convergencia nominal y divergencia real
Que la econom¨ªa espa?ola est¨¦ creciendo a un ritmo cercano al 4%, tan espectacular, no debe hacer olvidar la letra peque?a de la situaci¨®n. Buena parte de esa letra peque?a, mucha de ella de sentido com¨²n, estaba contenida en el informe del profesor Barea, director de la Oficina del Presupuesto de la Presidencia del Gobierno, conocido durante la pasada semana. Este informe ha sido despreciado, o ninguneado, con la fatal arrogancia que caracteriza con bastante frecuencia a algunos de nuestros principales gobernantes.Una parte del texto de Barea se refer¨ªa a la inversi¨®n p¨²blica con pago atrasado - el llamado modelo alem¨¢n, que permite empezar a pagar las obras p¨²blicas una vez finalizadas, con lo que se retrasa la ejecuci¨®n de pagos- y llegaba a la conclusi¨®n de que la utilizaci¨®n del sistema "puede dar lugar a tensiones expansivas del gasto". Es decir, otro d¨¦ficit p¨²blico potencial, embalsado para el futuro. El ministro de Fomento -el departamento ministerial del gasto por excelencia-, Rafael Arias-Salgado, ha opinado del modelo alem¨¢n lo siguiente: "Creo que una vez que hayamos realizado la segunda fase del modelo alem¨¢n habr¨¢ que redomarlo (sic) porque nosotros somos unos convencidos de la pol¨ªtica del rigor presupuestario, pero el modelo alem¨¢n puede ser una cat¨¢strofe para este pa¨ªs porque, utilizado indiscriminadamente por ayuntamientos, comunidades aut¨®nomas y el Estado, lo ¨²nico que haces es gastarte los presupuestos de los a?os 2001, 2002 y 2003".
Pero el problema de la inversi¨®n p¨²blica no es s¨®lo su financiaci¨®n, sino su cuant¨ªa. La inversi¨®n p¨²blica es una de las partidas sacrificadas en aras a obtener la convergencia nominal que se demandaba en el Tratado de Maastricht para entrar en el euro. Desde mediados de 1992, cuando comenz¨® la ¨²ltima crisis econ¨®mica, esta inversi¨®n dej¨® de suponer el 5% del PIB, en el que estaban de acuerdo todos los partidos pol¨ªticos. Este esfuerzo inversor, superior a la media de la Uni¨®n Europea, era considerado imprescindible para lograr la convergencia real en infraestructuras con los pa¨ªses m¨¢s avanzados de Europa. Entre 1993 y 1995, la inversi¨®n p¨²blica a¨²n se sostuvo en el 4% del PIB, pero desde entonces ha bajado casi un punto del PIB; en 1997 fue del 3,1%. Porcentualmente, la ca¨ªda ha sido de las mayores de la UE.
As¨ª, el buen comportamiento de los ingresos p¨²blicos (muy superiores a los presupuestados para el ¨²ltimo ejercicio) habr¨¢ servido, en una parte peque?a, para reducir el d¨¦ficit p¨²blico, y en un porcentaje muy elevado, para financiar los gastos corrientes de la Administraci¨®n. La opci¨®n pol¨ªtica del Partido Popular ha sido muy n¨ªtida: cumplir la convergencia real aumentando la divergencia real en el terreno de las infraestructuras y, a pesar de ello, diferir hacia adelante la financiaci¨®n de las que se han planificado. En las manifestaciones citadas, Arias-Salgado se mostraba favorable a cerrar la llave del modelo alem¨¢n, una vez cubierta esta fase, donde ha habido que disminuir la inversi¨®n p¨²blica directa, porque "estar¨ªamos endeudando al pa¨ªs, estar¨ªamos gastando los presupuestos futuros".
En su programa electoral, bajo el ep¨ªgrafe La austeridad no reducir¨¢ las inversiones p¨²blicas, el Partido Popular se compromet¨ªa a mantener "la inversi¨®n p¨²blica en niveles suficientes, de manera que el ajuste del Presupuesto no recaiga sobre esta partida, ya significativamente reducida por los Gobiernos socialistas. As¨ª lo requieren tanto la necesidad de seguir acortando diferencias con las naciones m¨¢s desarrolladas de Europa como por los efectos positivos que tiene el gasto de inversi¨®n productiva sobre el crecimiento econ¨®mico, la creaci¨®n de empleo y la productividad de las empresas".
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