Historia de una cabeza
FERNANDO QUI?ONES Aparte los soberanos sarc¨®fagos de hombre y mujer ("el matrimonio", como graciosamente empieza el pueblo a llamarlos) y de otras piezas ilustres, una gran parte del contingente arqueol¨®gico fenicio y romano que enriquece el Museo de C¨¢diz procede de su Caleta, esa ensenadita en pleno casco antiguo gaditano, cerrada por un faro y dos castillos. De La Caleta misma y sus inmediaciones han salido objetos y figuras de tan alto inter¨¦s arqueol¨®gico como la cabeza con barba de taco, aquella con rasgos negroides y otras de estirpe igualmente milenaria pero acaso menos llamativas. Menos desde luego que la cabeza reci¨¦n aparecida en esas mismas arenas, no acostumbradas a entregar la efigie en bronce de un contempor¨¢neo con nombre y apellidos: Carlos Mar¨ªa Rodr¨ªguez de Valc¨¢rcel y Nebreda. Gobernador de C¨¢diz hace medio siglo y, por ende, falangista, Valc¨¢rcel fue hombre pol¨ªticamente contradictorio, de muy vivas inquietudes sociales y culturales como otros "raros" del r¨¦gimen entonces vigente, los La¨ªn, los P¨¦rez Villanueva, los Ridruejo. Mucho C¨¢diz lo recuerda a¨²n como a una de sus contad¨ªsimas autoridades rescatables en aquel largo tiempo de sombr¨ªas opresi¨®n y represi¨®n. Valc¨¢rcel luch¨® en firme por la ciudad, libr¨® personales y ganadas batallas a favor de los Astilleros y sus trabajadores, promovi¨® publicaciones de ambici¨®n: La Voz del Sur, que junto a su car¨¢cter oficial fue tambi¨¦n semanal palestra gaditana de firmas como las de Cela o D"Ors, Gonz¨¢lez Ruano o Delibes, y la revista independiente Platero, que el Gobierno Civil pagaba y en la que colaboraron ins¨®lita y repetidamente tab¨²es en el exilio como Rafael Alberti, Pedro Salinas o Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, no sin alg¨²n percance censor. La aparici¨®n caletera de su cabeza en bronce reviste un car¨¢cter un tanto rocambolesco y, sin duda alguna, bastante literario y aleccionador. Popularmente movilizada por la tradici¨®n su procedencia arqueol¨®gica, pero descartada enseguida por los expertos, se pens¨® y difundi¨® primero que la cabeza correspond¨ªa a don Jos¨¦ Mar¨ªa Pem¨¢n. La familia del escritor acudi¨® a examinarla y deshizo el error. No tardar¨ªa en aclararse todo: la pieza hab¨ªa sido arrancada y robada de la Fundaci¨®n Valc¨¢rcel inmediata a La Caleta, antiguo palacio dieciochesco, luego Hospicio y despu¨¦s de mucho abandono, Fundaci¨®n con el nombre de Valc¨¢rcel, respetado hasta hace muy poco por los gobiernos previos y posteriores a la democracia, coincidentes quiz¨¢, respecto a este caso, en la m¨¢s democr¨¢tica, abierta y noble de las actitudes: aquella que, por encima de cualquier camisa o color pol¨ªticos, pone y recuerda los esfuerzos hechos y los beneficios deparados no importa cu¨¢ndo ni por qui¨¦n. Desde los cl¨¢sicos griegos y latinos a Jorge Manrique han cantado lo ef¨ªmero de las acciones y los honores humanos, la final derrota de todo. La cabeza hallada en la milenaria Caleta gaditana es una prueba m¨¢s del inextinguible Sic transit gloria mundi: as¨ª pasa la gloria del mundo, mire usted.
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