El cuero

Poco a poco, como se hace con la mahonesa, ha ido hil¨¢ndose la fe de que esta vez podemos llegar a ser campeones del mundo. Nunca, en toda la historia nacional, se ha sentido tan a mano la oportunidad de ganar el trofeo de los trofeos, el galard¨®n que engloba simb¨®licamente la cima deportiva de todos los deportes en un territorio intoxicado de cuero.Antes, ganar en el extranjero, o m¨¢s all¨¢ de Portugal, parec¨ªa una proeza, pero tambi¨¦n los extranjeros parec¨ªan por entonces tan raros que los cre¨ªamos temibles y, en nuestros tiempos de subdesarrollo, los ve¨ªamos tan elegantes o finos como invencibles.

Ahora, sin embargo, a m¨¢s de diez a?os de pertenecer a la UE y tras diez lustros de Maracan¨¢, el extranjero se pasea por nuestros solares a raz¨®n de 60 millones de visitantes al a?o y, por lo que concierne al f¨²tbol, atestan los vestuarios de todos los clubes. Por si faltaba poco, las Ligas de las Estrellas vienen siendo tan deslucidas que las figuras del exterior han perdido mucho del fulgor que se les atribu¨ªa al calcularlas desde lejos. Ahora, jugadores eminentes se han medido con los del barrio y, al cabo, el Athletic de Bilbao ha demostrado la alta calidad de la cosecha espa?ola.

?Espa?a? Ning¨²n acto solidario de los ¨²ltimos a?os -ni las manifestaciones antiterroristas, ni las huelgas generales- logr¨® unir tanto al pueblo vasco como la reciente clasificaci¨®n del Athletic para la Liga de Campeones. Igualmente, es improbable que otro suceso pueda lograr una mayor fusi¨®n entre espa?oles como la eventual conquista de la Copa del Mundo.

Esta tarde empieza Espa?a su carrera por los campos franceses, y nunca se esper¨® llegar tan lejos. ?Iremos incluso m¨¢s all¨¢ de la minipol¨ªtica, lo lugare?o, lo centr¨ªfugo y la murga de lo diferencial?