Trabados por la lengua
JAVIER ELORRIETA El miembro de un sindicato minoritario desaparecido comenz¨® a dar cifras sobre el n¨²mero de afiliados que ten¨ªan en las grandes empresas. Las cifras eran de tan manifiesta debilidad que su mero enunciado certificaba la poca sensatez de intentar sobrevivir org¨¢nicamente. Los inasequibles al desaliento le abucheaban. En cada dato que daba la rechifla y la irritaci¨®n se cern¨ªan sobre el enunciador. Y les dijo: "?Por qu¨¦ me silb¨¢is? Si s¨®lo estoy dando datos". Espero que no me rechiflen si a los que hablan de maniobras orquestales antivasquistas en la judicatura les recuerdo el dato publicado de que los diez jueces vascos de la ¨²ltima promoci¨®n, incluidos los tres que hablaban euskera, no quer¨ªan el Pa¨ªs Vasco como destino. Aunque supongo que no ser¨¢ antivasquismo para algunos las escandalosas actuaciones contra algunos jueces, aunque sean alardes de coacci¨®n e ilegalidad, aut¨¦nticas groser¨ªas que desquician la raz¨®n y el fundamento de una labor que ¨²nica y estrictamente es la de aplicar la ley con imparcialidad. Al profesional de la actividad que sea se le requiere que realice su labor con calidad. Si a nadie se le pide siquiera que sepa bien el idioma con el que se entiende con su interlocutor, mucho menos el idioma con el que no se entiende. Profesionales de la medicina ha habido que ha rentabilizado tan pragm¨¢ticamente bien para ellos el saber euskera para acceder a plazas en centros m¨¦dicos de n¨²cleos urbanos de Vizcaya, donde la utilizaci¨®n del mismo es posteriormente nula. Sin embargo, no han optado por centros en otras comarcas donde ser¨ªa menos discutible la raz¨®n de su conocimiento idiom¨¢tico adicional a su labor de atenci¨®n m¨¦dica como aspecto meritorio. Y digo menos discutible porque, salvo alguna anecdotilla residual, o el producto de una gripe ideol¨®gica m¨¢s que corporal, el ciudadano vasco euskaldun no tiene reparos comunicativos cuando lo que busca es la atenci¨®n, en este caso m¨¦dica. Pero cuando el idioma deja de ser ¨²til de comunicaci¨®n, una herramienta para transmitir y recibir ideas, afectos, estados de ¨¢nimo, informaci¨®n, conocimientos, etc. y se transforma en un instrumento de imposici¨®n sobre el que se quiere hacer pivotar la construcci¨®n identitaria nacionalista, termina pervirtiendo su raz¨®n de ser, convierti¨¦ndose en un arma para el rechazo social, laboral, etc., que genera sentimientos encontrados. ?Qu¨¦ raz¨®n vital, democr¨¢tica, funcional, hist¨®rica hay para imponer la euskaldunizaci¨®n a los vascos que no han tenido, ni usado, ni sabido una lengua que, adem¨¢s, utilitariamente est¨¦ lejos de los caminos idiom¨¢ticos por donde el conocimiento se va abriendo? Por mucho que doctos asesores se re¨²nan en consejo s¨®lo hay una respuesta: la que adivinan los que no tienen prejuicios. Y si adem¨¢s no tienen servidumbres, ni reparos ideol¨®gicos, o miedo al motejamiento de los nuevos inquisidores, lo dicen con libertad: ninguna raz¨®n. Unos reclaman normalizaci¨®n y otros normalidad. Muchos de los que discrepan de intervencionismos de dif¨ªcil justificaci¨®n y apelan a criterios de liberalismo en otras materias y facetas de la vida, en esto son campeones. Pues su intervencionismo va m¨¢s all¨¢ de la demanda social. En el fondo, los consejos emanados para desarrollar ese eufemismo llamado normalizaci¨®n del euskera son tres: ingente dinero p¨²blico, est¨ªmulos por la v¨ªa del obligado cumplimiento y la artificializaci¨®n de la demanda. Se sigue apelando a la voluntad impositiva que est¨¢ haciendo gastar enormes sumas de dinero p¨²blico, crecer las consultas de oftalm¨®logos y ¨®pticas con el biling¨¹ismo oficial mezclado en carteles, cartelitos e impresos oficiales y aumentar el n¨²mero de cabreados, aunque no se sindiquen y se encojan de hombros en silencio resignado, porque les han imbuido un miedo m¨¢s: que el euskera es tab¨², y un intento de complejo: la pataner¨ªa de que no vives en vasco si no vives en euskera. ?Se acabar¨¢ alguna vez la asfixia de las imposiciones? El que fueran normales en vez de normalizadores ayudar¨ªa bastante.
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