Zidane: "S¨®lo soy l¨ªder de m¨ª mismo"
La estrella francesa ha contado con ayuda psicol¨®gica para sobrellevar la presi¨®n
"No soy Platini". Zinedine Zidane reacciona r¨¢pido cuando le mencionan el nombre del hist¨®rico 10. Tan r¨¢pido que no da tiempo a terminar la pregunta. Hay que precisarle que nadie quiere decir que es el nuevo Platini, sino el heredero, el encargado de llevar el 10 de la selecci¨®n francesa. Llevar ese n¨²mero significa mover al equipo, hacer que todo funcione, conducir a 10 compa?eros hacia la victoria. "Es una carga ser el n¨²mero 10", dice. "Es dif¨ªcil de llevar el o¨ªr siempre que soy yo quien debe marcar la diferencia, pero no me preocupa, estoy bien as¨ª, preparado para la tarea". El joven de ra¨ªces argelinas sonr¨ªe. Se iluminan sus ojos incre¨ªblemente claros. En el campo brilla, atrae todas las miradas aunque no tenga el bal¨®n, y oscurece a los dem¨¢s como si un foco le estuviera siguiendo permanentemente. Su cuerpo grandote, cargado de espaldas, despide aura aun sentado ante una mesa de terraza. Es el elegido. "Pero no soy un l¨ªder, s¨®lo soy l¨ªder de uno, de m¨ª mismo".Zidane ha recuperado la sonrisa. El 18 de junio estaba disputando un partido m¨¢gico frente a Arabia Saud¨ª en el mismo Estadio de Francia que ¨¦l hab¨ªa inaugurado con un gol. Conducida por sus impulsos y su imaginaci¨®n, la selecci¨®n tricolor funcionaba como una m¨¢quina hermosa y precisa. Hasta que Zizou, la joya preciosa, perdi¨® el nervio. Se revolvi¨® contra un jugador ¨¢rabe que no hac¨ªa m¨¢s que incordiarle. Le pis¨® en el suelo y vio la tarjeta roja. El mundo se le vino abajo. A los 25 a?os. En su primer Mundial.
La leyenda de oscuro perdedor persigue al mejor, al jugador m¨¢s luminoso. Cuando jugaba en el Burdeos perdi¨® la final de la Copa de la UEFA del 96; con el Juventus ha disputado y perdido dos finales de Liga de Campeones; con la selecci¨®n francesa s¨®lo ha podido ser semifinalista de la Eurocopa 96. No ha ganado nada grande. "Da fastidio eso", declara. "Pero no he perdido siempre, tambi¨¦n he ganado algo". Sigue sonriendo. Lo puede hacer ahora, que ha visto la luz, que ha cumplido su sentencia de dos partidos. Sabe que su Mundial no se ha acabado antes de tiempo. "Tengo prisa porque comience el partido, quiero jugar, empaparme de sensaciones".
Hace dos semanas ve¨ªa tan lejano el d¨ªa de su reaparici¨®n que ni pensaba que podr¨ªa llegar nunca. Estaba tan deprimido, tan cargado de culpa ("he fallado a todo un pa¨ªs", dec¨ªa), que los encargados de la selecci¨®n francesa le sometieron a una cura psicol¨®gica. Ha pasado dos semanas con un programa diferente al de sus compa?eros. En el plano f¨ªsico, para conservar su potencial, en el psicol¨®gico, con asistencia especializada para reforzar su moral y evitar el sentimiento de exclusi¨®n de un grupo cerrado, de los que pod¨ªan jugar. Se le prepar¨® tambi¨¦n un programa de actividades personalizado para evitar que pasara las horas muertas al lado del lesionado Dugarry, ambos cargados de pensamientos pesimistas. S¨®lo se le permiti¨® hablar con la prensa al d¨ªa siguiente al de su expulsi¨®n, para que se vaciara, lo contara todo y no tuviera que estar todos los d¨ªas recordando el suceso.
Aunque Jacquet, el seleccionador, proh¨ªba a los jugadores leer la prensa para descargarles de presi¨®n, el refugio de la selecci¨®n, en medio de un bosque, no est¨¢ tan aislado de la realidad como para que all¨ª no lleguen los ecos de toda una naci¨®n clamando: "Zidane, vuelve, tu equipo te necesita". El sentimiento de culpa no le abandonaba. Sus compa?eros se preocupaban, pero prefer¨ªan dejarle solo, para no atosigarle. La mayor tortura la pasaba en el banquillo de los suplentes, sinti¨¦ndose in¨²til para ayudar a su equipo. "Se me ha hecho dur¨ªsimo, sobre todo en el ¨²ltimo partido. Constantemente me he estado odiando por lo que hab¨ªa hecho". El d¨ªa de Paraguay vivi¨® el encuentro con m¨¢s intensidad que nadie. No ca¨ªan los de Chilavert. Se le esfumaba el Mundial. La culpa no ser¨ªa lavada nunca. Hasta que lleg¨® el gol de Blanc. "Fue uno de los momentos m¨¢s fuertes de mi vida. Explot¨¦ de alegr¨ªa. Hice gestos que nunca hab¨ªa hecho".
Pero gracias al trabajo de sus compa?eros ("han demostrado que hay much¨ªsimas ganas de que la aventura no termine"), Zidane se encuentra en v¨ªsperas de jugar un partido de cuartos de final. Y ante Italia, la madre del f¨²tbol actual. "Creo que es el partido m¨¢s importante de mi vida, nunca he estado en unos cuartos de final". Francia le reclama, Jacquet dice que es fundamental, los italianos le preparan una defensa especial, sus compa?eros le dicen que no se multiplique tanto. Y ¨¦l simplemente aclara: "No me molesta que se espere mucho de m¨ª, lo m¨¢s importante es que podr¨¦ jugar y hacer lo m¨¢ximo. Soy mejor cuando el desaf¨ªo es importante".
Zidane ha recuperado la sonrisa, ha asumido el peso de la carga. Francia respira.
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