Ertzaintza
Cuando la prensa y los partidos pol¨ªticos de ¨¢mbito estatal insisten en el art¨ªculo de fe de que el bloque democr¨¢tico se quiebra por culpa de los nacionalistas, convendr¨ªa tener presentes determinadas campa?as, como la alentada por algunos medios de comunicaci¨®n de Madrid, en relaci¨®n con la Ertzaintza. Desde hace algunos meses, y con mucha intensidad en estas ¨²ltimas semanas, cierta prensa conservadora reitera que la polic¨ªa vasca se ha convertido, no ya en una torva y sospechosa organizaci¨®n directamente dependiente del PNV, sino en el paradigma de la m¨¢s completa ineptitud. Si alguien se molestara en hacer un seguimiento de estas declaraciones con la misma atenci¨®n con que se diseccionan las de Arzalluz, cualquier ciudadano vasco que asumiera el Estatuto y se enorgulleciera de sus propias instituciones se sentir¨ªa directamente agredido. Recientemente, "fuentes del Partido Popular", en alusi¨®n a cargos del PP vasco, parecen haber realizado a la prensa m¨¢s afecta minuciosas consideraciones acerca de su creciente malestar porque sea la Ertzaintza la responsable de su protecci¨®n y han decidido lanzar un ultim¨¢tum. Que se encarguen de su protecci¨®n agentes de la Polic¨ªa Nacional o de la Guardia Civil es condici¨®n indispensable para que ellos contin¨²en en sus puestos. Perfecto: lo que ETA no consigue a la hora de quebrar la firmeza democr¨¢tica lo puede conseguir la biso?ez de la Ertzaintza. Los entrecomillados que ofrece un peri¨®dico conservador, poni¨¦ndolos en boca de "fuentes del PP", se extienden incluso a consideraciones estrictamente personales: "Ellos (por los ertzainas) dicen que por qu¨¦ tienen que estar defendi¨¦ndonos a nosotros, que no se van a mojar por el PP". O esta observaci¨®n sobre psicolog¨ªa y t¨¦cnica policial: "Los escoltas tienen mucho miedo, caminan veinte pasos por detr¨¢s y creen que en cualquier momento puede estallar una moto o una bicicleta". Con independencia de circunstancias de car¨¢cter estrictamente t¨¦cnico, s¨®lo la mala fe puede presuponer el valor, la gallard¨ªa y la competencia en la Guardia Civil, y la cobard¨ªa, la incompetencia y el desprecio hacia el sujeto protegido por parte de la Ertzaintza. Las informaciones, salpicadas de frases textuales de las que ning¨²n pol¨ªtico con nombre y apellidos parece responsabilizarse, ofrecen muchas v¨ªas de soluci¨®n. Si un ertzaina encargado de proteger a un popular vasco dice que "no se va a mojar por ¨¦l" merece un expediente disciplinario o la expulsi¨®n del cuerpo. Si un peri¨®dico atribuye a un partido declaraciones que en realidad no hace suyas, se debe exigir inmediatamente la rectificaci¨®n. Y si, por ¨²ltimo, las declaraciones son ciertas, el PP deber¨ªa expresar con claridad su desconfianza hacia la Ertzaintza, su desacuerdo con determinadas disposiciones del Estatuto y su expl¨ªcito deseo de una rentr¨¦e de la verdosa Guardia Civil en Euskadi a efectos de competencias generales. Ser¨ªa un acto de irresponsabilidad, por otra parte, dejar el pa¨ªs en manos de un cuerpo policial tan absolutamente incompetente como parece ser el auton¨®mico. Si la Ertzaintza es incapaz de proteger, habr¨ªa tambi¨¦n que preguntarse de una vez por qu¨¦ la Polic¨ªa Nacional y la Guardia Civil han sido incapaces en treinta a?os de acabar con ETA, m¨¢xime cuando ¨¦sa es la ¨²nica pol¨ªtica que se admite en la materia desde el partido en el gobierno. Deber¨ªan dimitir uno tras otro los ef¨ªmeros ministros del Interior, ante su probada ineptitud para cumplir la misi¨®n para la que fueron nombrados. El que escribe ignora si todas las consideraciones recogidas por esa prensa forman parte (a lo mejor tambi¨¦n) del esp¨ªritu de Ermua, cuya Alta Interpretaci¨®n parece haberse reservado hace mucho tiempo el ministro de Interior. Pero lo cierto es que a uno, que acudi¨® d¨ªa tras d¨ªa a las movilizaciones democr¨¢ticas de julio de 1997, le desazona que determinada gente siga patrimonializando expresiones colectivas (no s¨®lo el autogobierno o la condici¨®n de vasco) que tambi¨¦n nos pertenecen a todos.
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