A media luz
Estaba toreando El Cid al quinto novillo de la noche. Surg¨ªa la faena, en pases templados con la diestra y largos pectorales. Y, de pronto, se oy¨® algo as¨ª como el estallido de un petardo de verbena y de la plaza madrile?a se fue la luz.
Despu¨¦s de unos segundos de total oscuridad, ambientados por el angustioso griter¨ªo del p¨²blico, se encendieron las luces de emergencia. La plaza de Las Ventas qued¨® envuelta en una tenue penumbra. Y El Cid sigui¨® torendo a media luz, con ambas manos, jaleado por el asombrado p¨²blico. No mat¨® bien El Cid, tal vez porque all¨ª no se ve¨ªa nada, y a pesar de ello, se dio un vuelta al ruedo por propia iniciativa.
La novillada se suspendi¨® durante quince minutos, para remediar el percance lum¨ªnico. Luego, durante la aburrida faena de V¨ªctor Janeiro, volvi¨® a quedar en penumbra la plaza. Tambi¨¦n a media luz actu¨® el hermano de Jesul¨ªn. Su toreo, despegado y lineal, cl¨®nico del de su hermano, se acogi¨® con frialdad. Antes, con el tercero de la noche, estuvo porfi¨®n, con la muleta retrasada y sin cruzarse.
Ojeda / Adrada, Cid, Janeiro
Estados Unidos, 1987 (70 minutos). Director: Peter Markel. Int¨¦rpretes: John Savage, Meg Foster.
Novillos de F
Ojeda (uno devuelto por inv¨¢lido), desiguales, flojos. 3?, manso. 4¡ã, sobrero de A. V¨¢zquez, con trap¨ªo, mansurr¨®n. Ra¨²l Adrada, silencio y oreja protestada. El Cid, petici¨®n y vuelta, y vuelta por su cuenta. V¨ªctor Janeiro, silencio en los dos.
Plaza de Las Ventas
17 de julio. Media entrada.
En el cuarto novillo, cuando todav¨ªa brillaban los focos, le regalaron una oreja al debutante Ra¨²l Adrada. No hab¨ªa toreado mal de capa. Se ve la mano de su mentor Andr¨¦s V¨¢zquez, sobre todo en la belmontina media ver¨®nica. La faena de Ra¨²l fue muy desigual. Junto a alg¨²n buen natural de frente, le vimos medios pases, regateo y un desarme. Tiene su toreo un aroma de talanquera y plaza de carros que le da cierta emoci¨®n. Y un valor ciego e inconsciente que le puede dar disgustos, como se apreci¨® en su primer enemigo. La res ten¨ªa picante y embest¨ªa con aspereza. Adrada no consigui¨® dominarla y, en el trance final, le endilg¨® un bajonazo en la tripa.
Han empezado las novilladas nocturnas de promoci¨®n con fallos en el alumbrado y orejistas en los tendidos y en el palco presidencial. Mal asunto.
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