El "giligil"

En la noche del pasado 14 de julio se presentaba el equipo de f¨²tbol del Atl¨¦tico de Madrid entre fastos, para adorno de la mayor gloria del se?or Gil y Gil, presidente y due?o a la postre de la sociedad an¨®nima. ?ste, el giligil, tuvo a bien dirigirse (a ladridos de voz pastosa) a la afici¨®n que abarrotaba el estadio Vicente Calder¨®n, y lo hizo de tal y tal manera que uno no pod¨ªa por menos que contemplar c¨®mo su vello cut¨¢neo se erizaba irremediablemente. Hablaba aqu¨¦l de una "raza" y una "sangre especial", la raza y la sangre del ser atl¨¦tico, que, al parecer, distingue y honra al susodicho ser. Por evidentes, creo que no es necesario recordar las escalofriantes connotaciones que semejantes vocablos inspiran.Por fortuna, el giligil no pudo explayarse lo que hubiera deseado, pues los seguidores interrump¨ªan su intervenci¨®n. Esto provocaba la ira de la fiera, que no ten¨ªa otro remedio que esbozar una sonrisa hasta que se le permit¨ªa volver a sus alaridos. En fin, reclamaba que se respetara al club mencionado (exig¨ªa respeto). Y sin duda que su sociedad, como cualquier otra l¨ªcita, merece respeto. Ahora bien, no tanto quien realiza un discurso de esa cala?a. Al menos queda un consuelo: la sangre y la raza del giligil no es ya que sea especial, es que es ¨²nica. Y confiemos que irrepetible.-