La Sala rompe el criterio de la prescripci¨®n
La Sala Segunda del Tribunal Supremo ha aprovechado la sentencia del caso Marey para romper su anterior l¨ªnea jurisprudencial sobre la prescripci¨®n e iniciar una nueva, en la que una simple querella gen¨¦rica servir¨¢ para interrumpir el plazo de la prescripci¨®n.
El plazo de prescripci¨®n se interrumpe desde el momento en que el procedimiento "se dirija contra el culpable". A partir de 1992, la jurisprudencia exige que "el culpable" aparezca "de alg¨²n modo determinado", bien por su nombre o apellidos, bien de otro modo a trav¨¦s del cual pudiera llegar a conocerse su identidad.
La sentencia del caso Marey ha descubierto ahora que esta anterior doctrina debe aplicarse "s¨®lo en los supuestos delictivos ordinarios, cuando el delito haya sido cometido por una persona o por unas pocas" .
En cambio, cuando se trata de delitos atribuidos a una colectividad de sujetos con "una organizaci¨®n m¨¢s o menos jerarquizada", en la que los miembros m¨¢s bajos de la escala ejecutan el delito y los jefes act¨²an en la sombra "dirigiendo o planificando lo que ha de hacerse", el procedimiento se dirige contra el culpable cuando "la querella o denuncia admitida a tr¨¢mite o un procedimiento iniciado de oficio se dirige contra esa colectividad".
El argumento ha sido buscado para retrasar el plazo de prescripci¨®n al momento en que la acci¨®n popular del caso GAL present¨® una querella contra "las personas que en el curso de la investigaci¨®n aparezcan vinculadas a los GAL".
Esa querella, admitida el 13 de mayo de 1988, interrumpi¨® la prescripci¨®n contra todos los que luego fueron apareciendo en el procedimiento como part¨ªcipes, lo que ha servido al tribunal para rechazar todas las solicitudes de prescripci¨®n.
Esta interpretaci¨®n ha sido criticada duramente por los cuatro magistrados disidentes y, en particular, por Enrique Bacigalupo, que asegura que esa excepci¨®n vulnera los principios de legalidad y culpabilidad.
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