Pinto destroza el plan espa?ol
Exhibici¨®n del portugu¨¦s en 10.000, que deja a Toledo quinto, y a Molina, sexto
Antonio Pinto, un veterano fondista portugu¨¦s que hac¨ªa lo mejor de su carrera en el marat¨®n, acab¨® de un plumazo con los planes de los espa?oles. Bruno Toledo (quinto) y Enrique Molina (sexto) malvivieron en una final que se ajust¨® a la l¨®gica. Pinto puso el poder¨ªo; Baumann, la experiencia, y Franke, la tenacidad. Por este orden se llevaron las medallas, aunque sin demasiada historia. Desde el sexto kil¨®metro, la prueba fue dirigida por el peque?o portugu¨¦s, que ha decidido seguir un camino inverso al habitual. Con 32 a?os, y despu¨¦s de ganar por dos veces el marat¨®n de Londres, ha regresado a las carreras de pista con resultados sorprendentes. En Z¨²rich bati¨® el r¨¦cord portugu¨¦s de 5.000 metros (13.04 minutos) y en Budapest ha ganado el 10.000. Probablemente, el ¨²nico rival europeo de Pinto es el espa?ol Fabi¨¢n Roncero, otro maratoniano que ha encontrado fortuna en los 10.000 metros. Roncero le venci¨® en la Challenge europea y consigui¨® la tercera mejor marca mundial del a?o (27.14.44). Pero el atleta madrile?o no ha podido acudir a los Campeonatos de Europa por una fractura en un dedo del pie. El camino se hab¨ªa despejado para Antonio Pinto.
Hab¨ªa un plan para Bruno Toledo, un joven fondista (24 a?os) que comienza a ver la luz despu¨¦s de varias temporadas afectado por lesiones. "Mi carrera natural es el 5.000, pero estoy satisfecho con los resultados que he obtenido en 10.000", se?al¨® tras la final. Si la prueba discurr¨ªa con un car¨¢cter lineal, Toledo tendr¨ªa la posibilidad de aprovechar su rapidez en la ¨²ltima vuelta, donde quiz¨¢ deber¨ªa medirse con Baumann, un ex del 1.500, con una victoriosa incursi¨®n en el 5.000 (campe¨®n ol¨ªmpico en Barcelona) y confiado en sacar partido a su velocidad punta en los 10.000. Para Europa se supone que valen esas cualidades. Pero siempre que no est¨¦ Pinto por medio.
Pinto es un fondista sacrificado, endurecido en el marat¨®n, poco adepto a correr linealmente. Lo suyo es quebrar las carreras y hacerlas agobiantes para sus rivales. Es lo que hizo a partir del quinto kil¨®metro. Hasta entonces, tampoco se hab¨ªan producido buenas noticias para los espa?oles. El dan¨¦s Jorgensen sac¨® a todos del trote de los tres primeros kil¨®metros y provoc¨® los primeros da?os. Julio Rey sufri¨® el revent¨®n, perdi¨® posiciones y se vio obligado a retirarse. No pod¨ªa m¨¢s.
A Jorgensen le sucedi¨® Franke, un atleta estimable que est¨¢ en el declive de su carrera deportiva. Siempre ha sido un tipo valiente. Subi¨® el ritmo y puso al personal en fila. Bruno Toledo segu¨ªa su plan, pendiente de Baumann. Era un marcaje al hombre. Pero lo peor para los espa?oles estaba por llegar. A Pinto no le gustaba ese ritmo falso. No es un fondista capaz de competir con Baumann en la ¨²ltima vuelta, pero s¨ª dispone de una energ¨ªa que de ninguna manera le alcanza al alem¨¢n.
As¨ª que comenz¨® a subir las revoluciones. Firme, sin mirar atr¨¢s, puso el ritmo que le conven¨ªa a ¨¦l y s¨®lo a ¨¦l: 1.03 minutos por vuelta. Le siguieron Franke y Baumann, pero desistieron. Toledo se qued¨® junto al brit¨¢nico Brown. Y Molina transit¨® en solitario en busca de alguien. No hubo m¨¢s historia. Cada uno estaba en su sitio. En el sitio en el que les puso Antonio Pinto, que dio una lecci¨®n y destroz¨® la estrategia espa?ola.
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