"No entiendo la actitud del PP; menos "El lago de los cisnes", todo est¨¢ politizado"
JOS? MANUEL CABALLERO BONALDESCRITOR Contra todo pron¨®stico, Jos¨¦ Manuel Caballero Bonald ha emprendido el segundo volumen de sus memorias. El joven estudiante que se pasea por Sevilla y C¨¢diz en el primer tomo, Tiempo de guerras perdidas, viaja ahora a Par¨ªs, Bogot¨¢ y La Habana. El escritor jerezano, con calle y casa en Sanl¨²car, no regresar¨¢ a Madrid hasta que aparezcan los ponientes largos.Pregunta. ?Sigue creyendo en las bondades de la manzanilla? Respuesta. Soy creyente y practicante. Es una bebida terap¨¦utica. Yo ten¨ªa gota y pr¨¢cticamente me la cur¨¦ con manzanilla. He encontrado el texto de un ingl¨¦s no traducido al espa?ol, un bodeguero y en¨®logo que anduvo por aqu¨ª, en el que dice que la manzanilla era ant¨ªdoto perfecto para contrarrestar la acci¨®n del ¨¢cido ¨²rico. P. Hay quien insin¨²a que su vuelta a la poes¨ªa con Diario de Arg¨®nida es como una prolongaci¨®n de sus memorias... R. Eso no es verdad. Volver a la poes¨ªa 12 a?os despu¨¦s me ha rejuvenecido. La poes¨ªa es un g¨¦nero de j¨®venes y en mi caso me ha dado m¨¢s energ¨ªa. Pero ahora estoy en el segundo volumen de las memorias. P. ?Eso es regresar de la juventud a la madurez de quien recuerda lo vivido? R. Tambi¨¦n un poema tiene algo de ¨²ltima voluntad. En las memorias hay un elemento testamentario. La sensaci¨®n de que uno ha vivido mucho y le va quedando menos horas. Todas hieren, la ¨²ltima mata. Lo escribi¨® Quevedo. P. Despu¨¦s de su primer volumen, Tiempo de guerras perdidas, un libro que transcurre casi ¨ªntegramente en Andaluc¨ªa, ahora hace las Am¨¦ricas para volver a ninguna parte, es decir, a la c¨¢rcel de Carabanchel. ?Es su vida una novela? R. No, pero pretendo contarla como si lo fuera. Las memorias es sentido estricto son bastante co?azo. En este segundo volumen, los recuerdos son m¨¢s pr¨®ximos y tienen menos aliciente literario para m¨ª. Cuando yo evoco al ni?o que fui, me invento un personaje presunto y veros¨ªmil. Dice Castilla del Pino que toda autobiograf¨ªa es un autoenga?o P. ?D¨®nde transcurre esta segunda entrega? R. En Par¨ªs, Bogot¨¢ y La Habana. P. ?En Par¨ªs vuelve a sus ra¨ªces maternas? R. A la cultura francesa no le tengo el menor apego, todo lo contrario que a la sangre cubana, criolla, por parte de mi padre, natural de Camag¨¹ey. A Par¨ªs llegu¨¦ con la excusa de estudiar en la biblioteca del club de los Jacobinos la figura del duque de Montpensier, personaje curios¨ªsimo que mand¨® construir el palacio de san Telmo en Sevilla o el de Orleans en Sanl¨²car. En Par¨ªs viv¨ª una experiencia muy literaria. Llegu¨¦ en 1957 solo, aturdido y apocado, a la estaci¨®n de Saint-Nazar¨¦. Nadie sab¨ªa que estaba en Par¨ªs. Me aloj¨¦ en un hotel econ¨®mico; de pronto, son¨® el tel¨¦fono, descuelgo y una voz lejana dice: "?Monsieur Caballero Bonald?". Cuarenta a?os despu¨¦s, no desvel¨¦ el misterio. P. ?En Colombia conoci¨® el boom literario? R. Llegu¨¦ antes de que irrumpieran a la fama. A Garc¨ªa M¨¢rquez lo conoc¨ª en 1960; ¨¦l trabajaba en el peri¨®dico El Espectador, donde yo colaboraba. ?ramos muy amigos de su director, Guillermo Cano, asesinado por el narcotr¨¢fico. Cuando se habla del boom, yo siempre hablo de los que se quedaron fuera. Colombianos como G¨®mez Valderrama o Cepeda Zamudio. P. ?Conoci¨® La Habana en pleno apogeo revolucionario? R. La revoluci¨®n ayud¨® a la explosi¨®n de los novelistas latinoamericanos. En La Habana, aparte de Carpentier, que junto a Rulfo y Onetti es uno de mis tres grandes maestros literarios, hab¨ªa un auge, una efervescencia literaria extraordinaria. P. ?Se sinti¨® extranjero en alguna de esas tres ciudades? R. Donde m¨¢s extranjero me he sentido es la primera vez que fui a Barcelona. P. Algo parecido le pas¨® a Belmonte, sorprendido de que los catalanes nunca daban tabaco... R. Me contaba Bergam¨ªn que Valle Incl¨¢n fue a Barcelona de visita y a su regreso, al preguntarle su impresi¨®n, el gran don Ram¨®n le respondi¨®: "?Barcelona? Una ciudad llamada a desaparecer". P. ?Gana alguna guerra en las pr¨®ximas memorias? R. Hay aspectos de mi biograf¨ªa complejos, moralmente hablando. Me va a costar trabajo contar cosas que no debo silenciar; ser¨ªa una cobard¨ªa. P. ?Comprende los apuros de Clinton? R. Es un disparate. Si hay cosas en Espa?a atractivas, una es que a nadie le importa, incluso le hace gracia lo que ocurre, desde las altas esferas al pueblo llano. Estados Unidos es un pa¨ªs llamado a desaparecer. P. En un poema titulado Contrahistoria andaluza, usted sent¨ªa por esta tierra "una at¨¢vica mezcla de estupor y bochorno". ?Mantiene ese binomio? R. Un poema muy cernudiano, por cierto, y una sensaci¨®n que a veces vuelvo a experimentar. Siempre he detestado el andalucismo de profesi¨®n, esa falsificaci¨®n deliberada de Andaluc¨ªa que le ha hecho tanto da?o a nuestra historia y a nuestro reflejo en el mundo. P. ?Qu¨¦ le parece el Foro Andaluc¨ªa Nuevo Siglo? R. Lo primero que tengo que decir es que si hubiera visto cualquier atisbo de manipulaci¨®n de mi independencia y mi libertad, no habr¨ªa aceptado. No entiendo la actitud del PP, que imagino que intenta desprestigiar al adversario pol¨ªtico. Menos El lago de los cisnes, todo est¨¢ politizado. Estoy encantado de compartir mesa con personas a las que respeto y admiro como Paco Ayala, Dom¨ªnguez Ortiz, Manuel Alvar, Ian Gibson o Isidoro Moreno. P. ?C¨®mo ve desde Sanl¨²car la realidad cultural andaluza? R. No creo que exista una cultura andaluza. Eso es una entelequia. No s¨¦ qu¨¦ tiene qu¨¦ ver Sevilla con Almer¨ªa o C¨¢diz con Ja¨¦n. Prefiero hablar de las Andaluc¨ªas aplicando el concepto de transculturaci¨®n que acu?¨® el gran antrop¨®logo cubano Fernando Ortiz. Creo m¨¢s interesante que ese foro sirva para que seamos m¨¢s solidarios, m¨¢s tolerantes frente a lo que se avecina: la inmigraci¨®n, el paro, la injusticia en el reparto de la riqueza; todas esas cosas que parecen muy antiguas, pero que est¨¢n en el candelero. Yo es que soy muy antiguo. P. ?Lo de Do?ana es una negligencia del hombre o una venganza de la naturaleza? R. Es una torpeza delictiva de la miner¨ªa. Cuando se produjo el desastre, yo estaba en Bajo Gu¨ªa y Bonanza. La amenaza est¨¢ muy cerca, estamos inmersos en una cadena de toxicidad inacabable. Han prohibido mariscar y pescar coquinas.
"No me sent¨ª extranjero en La Habana ni en Bogot¨¢; s¨ª en Barcelona la primera vez"
Naci¨® en Jerez. 71 ¨¢?os. Diario de Arg¨®nida supuso su regreso a la poes¨ªa 12 a?os despu¨¦s. Tiene una Fundaci¨®n en Jerez y una calle en Sanl¨²car, en Bajo Gu¨ªa. Prepara el segundo volumen de sus memorias despu¨¦s de Tiempo de guerras perdidas.
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