El mundo est¨¢ en apuros y Tokio puede echar una mano
El riesgo est¨¢ en que se agrave la crisis en Jap¨®n m¨¢s que en Rusia, seg¨²n el autor
Los norteamericanos estamos actualmente en el verano de nuestra dicha econ¨®mica. Pero una gran parte del resto del mundo econ¨®mico se ha convertido en un sitio peligroso. Algunos pa¨ªses del sureste de Asia se encuentran sumidos en lo que s¨®lo se puede llamar una depresi¨®n. Se dice que es posible que China tenga que devaluar su moneda. Jap¨®n se hunde malamente. Rusia va dando bandazos de una crisis a otra. Y la situaci¨®n en Latinoam¨¦rica parece insegura.Algunos pesimistas se preocupan incluso por Estados Unidos. La Bolsa parece precaria, ahorramos demasiado poco, nuestro d¨¦ficit comercial es alarmante, la Reserva Federal podr¨ªa elevar los tipos de inter¨¦s y el crecimiento se ralentiza. Pero nuestras preocupaciones deber¨ªan orientarse hacia el otro lado del Pac¨ªfico. La ansiedad sobre la econom¨ªa norteamericana es desproporcionada. Aunque la gran m¨¢quina del crecimiento estadounidense ha bajado mucho el ritmo en el ¨²ltimo trimestre, el aparentemente exiguo ¨ªndice de crecimiento del 1,4% fue en gran medida consecuencia de un ajuste de inventario y la huelga de General Motors. Sin esos dos factores, el crecimiento habr¨ªa llegado al 4%, a pesar de la notable r¨¦mora del comercio exterior.
Adem¨¢s, ahora se agradece que haya una peque?a desaceleraci¨®n, en un momento en que hay un peligro real de recalentamiento. La Bolsa se ha ido corrigiendo, hasta ahora con tranquilidad, por motivos que parecen adecuados: empieza a ver las previsiones de ganancias insensatamente optimistas como... insensatas. Y yo a?adir¨ªa que esos horribles d¨¦ficit comerciales son justo lo que el m¨¦dico ha recetado al resto del mundo.
As¨ª que no hay necesidad de que cunda el p¨¢nico en el frente nacional. Y la situaci¨®n en Rusia, que estos d¨ªas acapara todos los titulares sombr¨ªos, tampoco es una preocupaci¨®n econ¨®mica seria para Estados Unidos (aunque es un asunto de pol¨ªtica exterior mortalmente serio). La econom¨ªa rusa es demasiado peque?a y est¨¢ demasiado poco conectada con la del resto del mundo como para que tenga importancia.
Si quieren preocuparse, empiecen por Jap¨®n. Su otrora poderosa econom¨ªa ha tenido dificultades durante la mayor parte de esta d¨¦cada, y ahora parece estar sumida en una grave recesi¨®n. A pesar de unos tipos de inter¨¦s pr¨¢cticamente nulos durante casi tres a?os y de varios paquetes de medidas con grandes incentivos, no se ha conseguido animar la econom¨ªa. Y el sistema pol¨ªtico japon¨¦s se ha mostrado repetidamente incapaz de emprender acciones decisivas.
Puesto que Jap¨®n representa aproximadamente la octava parte de la econom¨ªa mundial, todo eso es ya malo de por s¨ª. Pero a¨²n hay m¨¢s. Gran parte de Asia tiene verdaderos problemas, y la mayor econom¨ªa de la zona est¨¢ demasiado enferma para echar una mano. Un Jap¨®n fuerte podr¨ªa ayudar a sus vecinos m¨¢s peque?os hasta que salieran del l¨ªo, en parte haciendo exportaciones a Jap¨®n, pero la recesi¨®n japonesa ha cerrado esa v¨ªa.
?Puede recuperarse Asia si su mayor econom¨ªa hace aguas? Es una buena pregunta, para la que me temo que la respuesta es no. Es m¨¢s, el mundo entero teme un contagio. Cuando los mercados de Tailandia enfermaron en julio de 1997, les siguieron r¨¢pidamente los de Malaisia y los de Indonesia. Pocos meses despu¨¦s, el hundimiento de la (en comparaci¨®n) diminuta Bolsa de Hong Kong tuvo mucha repercusi¨®n en Nueva York. En junio, la ca¨ªda del yen afect¨® a los mercados emergentes de todo el mundo, y este mes, el hundimiento del rublo ha vuelto a hacer lo mismo. As¨ª pues, imag¨ªnense las posibles repercusiones financieras de un verdadero desplome financiero en Jap¨®n. ?Qu¨¦ hacer? Puede que Estados Unidos sea el l¨ªder mundial indiscutible, pero la mayor¨ªa de las respuestas hay que buscarlas en Jap¨®n. En primer lugar, y antes que nada, Jap¨®n debe poner en orden su l¨ªo bancario y mimar a su sistema financiero hasta que recupere la salud. Desde mi punto de vista, es m¨¢s importante que Jap¨®n lo haga r¨¢pidamente y no que siga lo que se podr¨ªa llamar el m¨¦todo norteamericano: cerrar bancos moribundos, pagar a los depositantes con dinero p¨²blico, echar a la direcci¨®n y liquidar los malos activos. Esta receta me suena bastante bien, pero recuerden que en el caso de la crisis de las cajas de ahorros en Estados Unidos estuvimos dudando a?os antes de tragar por fin la desagradable p¨ªldora. Si el insistir en un planteamiento a la americana retrasa a¨²n m¨¢s el proceso, m¨¢s vale emplear una estrategia menos agresiva, m¨¢s a la japonesa, aunque eso signifique, por ejemplo, mantener vivos a los bancos heridos por medio de fusiones con otros m¨¢s fuertes. El lema deber¨ªa ser: Just do it (hazlo sin m¨¢s, en ingl¨¦s).
En segundo lugar, la pol¨ªtica del Gobierno tiene que seguir siendo muy expansiva. Esto implica mantener los tipos de inter¨¦s extremadamente bajos, decretar reducciones fiscales permanentes y poner todav¨ªa m¨¢s parches con gastos p¨²blicos. Jap¨®n debe recurrir a todas las opciones que tenga a su alcance.
En tercer lugar, tanto Jap¨®n como el resto del mundo tienen que tolerar un tipo de cambio del orden del actual (unos 145 yenes por d¨®lar) o incluso m¨¢s bajo. No olvidemos que Jap¨®n es a¨²n sede de algunas de las mayores empresas del mundo. Un yen m¨¢s barato hace que los productos de estas compa?¨ªas resulten m¨¢s atractivos para los compradores extranjeros.
Lo importante es que no se considere el yen superd¨¦bil como algo permanente. M¨¢s bien se trata de un fen¨®meno temporal y c¨ªclico, como los tipos de inter¨¦s casi nulos y el profundo d¨¦ficit presupuestario. Cuando la econom¨ªa japonesa se recupere, se recuperar¨¢ el yen.
Los que se oponen a este planteamiento aducen que un yen d¨¦bil pone en peligro a otros pa¨ªses asi¨¢ticos, al hacer que sus exportaciones sean menos competitivas. Tienen raz¨®n, pero exageran. Corea del Sur es el ¨²nico pa¨ªs que compite directamente con Jap¨®n en una serie de productos; los dem¨¢s pa¨ªses asi¨¢ticos tienen objetivos m¨¢s modestos en la escala tecnol¨®gica. Recuerden el objetivo de esta maniobra: hacer que Jap¨®n vuelva a crecer. Un Jap¨®n fuerte proporcionar¨¢ mercados a sus vecinos.
?Y qu¨¦ pasa con Estados Unidos? ?Hay algo que deba hacer el Gobierno estadounidense para echar una mano? S¨ª, pero afortunadamente no mucho, aparte de asegurarse de que nuestra gigantesca econom¨ªa siga yendo bien. Desde luego, los mercados financieros mundiales no necesitan ahora que la Reserva Federal [el banco central de EEUU] suba los tipos de inter¨¦s. Afortunadamente, los que toman las decisiones han sido lo suficientemente inteligentes como para no haber hecho nada en casi 18 meses.
Aunque estoy de acuerdo con muchas de las cr¨ªticas que se hacen al Fondo Monetario Internacional (FMI), el Congreso deber¨ªa aprobar r¨¢pidamente la medida que ha solicitado la Administraci¨®n para financiar al Fondo. S¨ª, puede que esto equivalga a soltar dinero bueno a cambio de uno malo. Pero no podemos permitirnos cerrar el cuerpo de bomberos de la econom¨ªa mundial precisamente ahora.
EEUU deber¨ªa seguir acosando a los japoneses, que parece que necesitan mucha presi¨®n del exterior para superar su inercia en pol¨ªtica interna. No obstante, no vendr¨ªa mal un poco menos de arrogancia triunfalista norteamericana.
Por ejemplo, como ya se ha indicado, los japoneses no tienen por qu¨¦ solucionar sus problemas financieros exactamente de la misma forma en que nosotros solucionamos los nuestros. Estados Unidos deber¨ªa comportarse como un compa?ero preocupado que intenta hacer entrar en raz¨®n a un amigo, y no como un gru?¨®n altanero.
Por ¨²ltimo, con la econom¨ªa estadounidense funcionando a plena capacidad (o incluso por encima de ella), mientras Asia est¨¢ estancada y Europa est¨¢ regular de forma, debemos esperar que crezca nuestro ya enorme d¨¦ficit comercial. Ofrecer un mercado a econom¨ªas hermanas y d¨¦biles puede que sea lo m¨¢s constructivo que podamos hacer por la econom¨ªa mundial.
Afortunadamente, nosotros, manirrotos norteamericanos, estamos en excelentes condiciones para hacerlo. Ser¨ªa un error colosal que el cada vez mayor d¨¦ficit comercial llevase a EEUU al proteccionismo. As¨ª no es como se comporta un l¨ªder en un mundo peligroso.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.