El apoyo espa?ol

Antonio y Domingo no se cansan de alabar a la que llaman "su familia". Algunos de los pocos espa?oles que residen en Gambia han formado una pi?a alrededor de los dos marineros retenidos. Juan Go?alons y su esposa Silvie invitan todas las noches a una copa a "sus amigos". Hablan de banalidades e intentan recoger los despojos an¨ªmicos de los dos pescadores. Tambi¨¦n viene a acompa?arles Alfonso Rodr¨ªguez, el gerente de la empresa m¨¢s grande de todo el pa¨ªs, la cementera Gacem.A Antonio le gusta llamarles "t¨ªos" a estos extra?os compa?eros de viaje. Y t¨ªo ¨¦ste y t¨ªo el otro les han ayudado a sobrevivir en un ambiente extra?o. Y no es s¨®lo Gambia. Son trabajadores del mar, acostumbrados a largos meses fuera de casa, trabajo sordo y duro y vida sencilla. Un hotel lleno de belgas, alemanes, suecos, con juegos en top-less en la piscina es extra?o y alienante para ellos. El cielo y el infierno depende del cliente que los consuma.

Los espa?oles residentes o de paso por Gambia han facilitado a estas personas sobrepasar el trago de la distancia y la desolaci¨®n sin perder la raz¨®n. Estos son espa?oles de a pie movidos por cuestiones personales. Los marineros echan en falta un apoyo mayor de la diplomacia espa?ola, sobre todo sabiendo que no son los primeros en vivir una situaci¨®n as¨ª en ?frica, ni ser¨¢n los ¨²ltimos.