Redescubrir N¨¢poles
El objetivo del ciclo Los Siglos de Oro de ahondar en los diversos paisajes musicales que conoci¨® Felipe II requer¨ªa una incursi¨®n m¨¢s decidida en N¨¢poles, uno de los componentes fundamentales de la monarqu¨ªa hisp¨¢nica de la ¨¦poca.La deuda ha quedado saldada con la propuesta bimembre -obras de autores peninsulares en la primera parte, piezas de m¨²sicos napolitanos en la segunda- del grupo italiano Labyrinto, liderado por Paolo Pandolfo, a quien este ciclo confi¨® asimismo el pasado mes de julio una selecci¨®n de las Recercadas de Diego Ortiz, toledano de nacimiento pero napolitano de adopci¨®n.
La huella de Savall
Labyrinto
Obras de Mil¨¢n, Santa Mar¨ªa, V¨¢squez, Cabez¨®n, Flecha, Ortiz, Trabaci, Gesualdo y Valente. Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Madrid, 3 de octubre.
Disc¨ªpulo se?alado de Jordi Savall y sucesor suyo al frente de la c¨¢tedra de viola da gamba en la Schola Cantorum de Basilea, la huella de su maestro se advirti¨® en la sugerente confecci¨®n del programa, en el extraordinario dominio del instrumento (Pandolfo obtiene de su viola soprano un sonido literalmente asombroso), en el empleo de la percusi¨®n para animar y colorear las piezas danzables, e incluso en rasgos puramente extramusicales, como el cambio de orden de las obras respecto al indicado en el programa de mano y sus explicaciones verbales dirigidas al p¨²blico que llenaba el sal¨®n de actos de la Academia.Tambi¨¦n como Savall, Pandolfo se rodea de m¨²sicos de campanillas y resulta dif¨ªcil imaginar un cuarteto de violas da gamba m¨¢s conjuntado, con un sonido m¨¢s terso y di¨¢fano, o provisto de un bagaje t¨¦cnico m¨¢s completo que el que integra junto a tres j¨®venes m¨²sicos formados probablemente en su clase suiza.
La presencia de un grupo instrumental de estas caracter¨ªsticas es tan inusual entre nosotros que bastaron las primeras notas de una Pavana de Luis de Mil¨¢n para cautivar a un p¨²blico deseoso de reencontrarse con una sonoridad ¨²nica, m¨¢s a¨²n si se enriquece con el a?adido de una vihuela o un chitarrone (sobriamente ta?idos por Thomas Boysen).
Esta amalgama de cuerda pulsada y cuerda frotada, que John Dowland llev¨® a la perfecci¨®n expresiva en sus Lachrymae, fue la encargada de traducir obras que habitualmente escuchamos revestidas de otros ropajes t¨ªmbricos, como las canciones de Juan V¨¢squez o las diferencias de Cabez¨®n.
Versiones
Salvadas algunas ocurrencias extempor¨¢neas al comienzo o en los finales de algunas obras (la ortodoxia historicista de d¨¦cadas anteriores est¨¢ dando paso a la asunci¨®n de libertades mucho mayores por parte de determinados int¨¦rpretes), Labyrinto convenci¨® a todos con unas versiones brillantes e idiom¨¢ticas.Destacaron las piezas m¨¢s afines a la plantilla instrumental (el Tenore grande de Valente, las invenciones crom¨¢ticas de Trabaci, las ya citadas diferencias de Cabez¨®n), pero todo el conjunto se benefici¨® de la hondura musical de Pandolfo y sus compa?eros, un modelo de relajaci¨®n y de saber estar en su actitud interpretativa. Y nosotros, por fin, viajamos a N¨¢poles.
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